El CADISMO es sufrimiento, tanto es así que Word corrige “CADISMO” por “sadismo”, pero también persistencia, ilusión y superación. Es por tanto sufrimiento que las alegrías, que no son muchas, son especialmente celerbadas, por pequeñas que sean.
El aficionado cadista es un priviliegiado de sensaciones, emociones e ilusión (y la ilusión es gradualmente proporcional a la FELICIDAD); a diferencia de los «pobres» aficionados de los grandes clubs, como Real Madrid o FC Barcelona, por ejemplo. Mientras ellos se ilusionan con EL PASADO (ganar títulos para agrandar su palmarés histórico, pues hagan lo que hagan su futuro será el mismo); los cadistas se ilusionan con EL FUTURO (jugar al año siguiente en una categoría superior o evitar caer a una inferior).
Para el CADISTA (aquí Word también pone su dosis de sapientia al corregir “cadista” por “cajista”, posiblemente como entronque carnavalero) su CÁDIZ CF no es su equipo de fútbol, su equipo puede ser cualquier otro, su CÁDIZ CF es algo más, forma parte de él, forma parte de su vida, es como un miembro más de su familia. Y, además, uno débil que necesita de su continuo apoyo y cariño. Lo quiere no por ser cómo es, sino por SER.
El CÁDIZ CF tiene más de 100 años de historia (en 2010 celebro su Centenario) y tiene cientos, miles de historias interesantes. Para el buen CADISTA, es importante no sólo estar ahí, sino también saber de dónde venimos, qué hemos hechos y quiénes han sido los protagonistas de esta evolución histórica, por lo que el conocimiento de su historia resulta obligado; pero también debe resultar interesante para cualquiera que quiera recrearse con la lectura de estos relatos. Y quién sabe, igual tiene la dicha de contagiarse de esta bendita mutación genética y avanzar un paso en su propia evolución.