En Cádiz hay que mamar
En Cádiz resulta muy popular el grito de “¡Esto es Cadi, y en Cádi hay que mamar!”, generalmente cantado a coro. Se utiliza como un gesto de reivindicación del gaditano frente a todo aquel que intenta ofender o usurpar algo propio de la gaditanía. Evidentemente el grito ha tenido su máxima expresión en los ambientes futbolísticos, ya sea en Carranza o en cualquier otro campo donde juegue el equipo cadista. La circunstancia más oportuna para su canto puede ser, por ejemplo, cuando el Cádiz CF remonta (o aspira a remontar) un partido ante un rival que partía como favorito, que llega con cierta prepotencia o que tiene mayor potencial.
La popularización de la frase
Aunque la expresión “hay que mamar” está muy arraigada en la cultura popular andaluza, su particular adaptación del gaditano la hace única. El origen de este grito de reivindicación está en el pregón de Carnaval de 1984, dado por el periodista y presentador de radio y televisión Jesús Quintero, “el Loco de la Colina”, que escribió su histórico pregón en colaboración con el periodista y escritor Antonio Burgos, que sería pregonero en 1988 junto al cantautor Carlos Cano.
Aquella noche del viernes 2 de marzo de 1984, el “Loco” llegaba a la plaza San Antonio en una ambulancia, con camisa de fuerza y custodiado por dos insignes “loqueros”, el humorista “Josele” y el genial cantaor gaditano “Beni de Cádiz”, pregonero en 1991. Ataviado con larga levita, sombrero de copa y bastón de puño de plata, como los petimetres del siglo XIX, el “Siglo de las Luces” y de las Cortes de Cádiz, el “Loco” comenzó su pregón, de forma apoteósica, con estas palabras:
“Perdón. No todos los hombres han tenido la suerte de nacer en Cádiz,
pero ya que los gaditanos me habéis concedido el más alto honor de mi vida,
hacer el Pregón del Carnaval,
he de decir que he venido por tres razones:
primera: porque en Cádiz hay que mamar;
segunda: porque en Cádiz hay que mamar;
tercera: porque en Cádiz hay que mamar”.
El tercer “porque en Cádiz hay que mamar” fue ya coreado por las miles de personas que se concentraban en tan popular plaza. Durante el pregón hubo más oportunidades para ello, afianzándose como el grito de “guerra” de aquel Carnaval.
En la noche de aquel mismo viernes y, sobre todo, en la madrugada del sábado, el gaditano, aficionado por excelencia al cante y al cachondeo, y más aún en Carnaval, no tardó en hacerla propia, pero haciendo algunos matices: se prescindió de la conjunción de causalidad “porque” (no se trataba de dar argumentación ni justificación alguna), para matizar la localización de «Cádiz» con el demostrativo “esto”, lo que permitía prescindir de «Cádiz» en la segunda parte de la frase, sustituyéndola por el adverbio «aquí» y culminar la gaditanización suprimiendo la «z» de «Cádiz» y la «r» de «mamar», de tal manera que quedaba tal que así: “Esto es Cadi, y aquí hay que mamá”, lo cual se repetía una y otra vez en un tono cada vez más alto y de forma más multitudinaria.
Como curiosidad, en el Concurso de Carnaval de Cádiz (COAC) de 2004 participó una chirigota de Cádiz con el nombre de «Esto es Cádiz y akí hay que mamá» de Enrique García Rosado (Kike Remolino).
El origen de la frase
Aunque Jesús Quintero fue el pregonero, la autoria de la frase, y de otras muchas del pregón, parten de la pluma de Antonio Burgos, como él mismo reivindica en varios medios, como en un artículo publicado en “El Mundo” el 14 de febrero de 1998.
En este artículo, Burgos profundiza más en el origen de la frase y reconoce que la inspiración le llegó del estribillo de la comparsa “Los Guanches” (1981) de Joaquín Quiñones, que decía así:
El Carnaval de las islas
tiene luz, color y samba,
pero al ver este de aquí
con su gracia extraordinaria
no puedo más que decir:
Máma aquí…
papá en Canarias…
Profundiza Burgos en su idea argumentando:
“(…) A Cádiz no le llamaban Cádiz, que le llamaban Tacita de Plata, y Cuna de la Libertad, pero faltaba esa frase popular y redonda de circulación universal. Así fue como vino ‘en Cádiz hay que mamar’. Frase que no consideré nunca en absoluto ordinaria y mucho menos erótica, sino por el contrario entroncada en la cultura romana del Gades de la Bética. (…) El gaditano, con esa frase, proclama a su ciudad Loba Capitolina de la cultura andaluza, modelo de sabiduría, crisol de civilizaciones. ‘Aquí hay que mamar’ es frase popular andaluza, que los gaditanos siempre dijeron, y especialmente sus artistas flamencos. Para mí que saltó del flamenco al Carnaval, en esos dos hemisferios absolutamente independientes en que está dividido el mundo del gadirense arte popular. El ‘aquí’ fue sustituido por ‘en Cádiz’. (…) Y acordándome del estribillo de la comparsa de Quiñones, le eché el cable de las tres razones por las que tenía Quintero que decir que había aceptado ser pregonero: primero, porque en Cádiz hay que mamar; segundo, porque en Cádiz hay que mamar, y tercero (y ya estaba seguro que lo coreaba la plaza entera), porque en Cádiz hay que mamar… Quintero no hacía más que devolver a Cádiz lo que de Cádiz era, codificado anteriormente por Quiñones y conmigo de intermediario. En cuanto a que lo vendió como suyo y dijo que se le había ocurrido a él, es la mejor demostración de que, en efecto, en Cádiz hay que mamar… (…)”.
Del Carnaval al Carranza
Que el Cádiz CF es algo más que un equipo de fútbol es una evidencia. Incluso es algo más que un sentimiento. Es algo con identidad propia, tan arraigado en la ciudad, y en el gaditano, que forma parte del patrimonio cultural de aquella y del sentimental de éste. De ahí que ese sentimiento de orgullo de gaditanismo, hecho grito a partir del pregón quinteriano, no tardase en manifestarse en el coliseo cadista.
Aquella temporada de 1983/84 el Cádiz CF disfrutaba de su tercera experiencia en primera división, pero su trayectoria hacía preveer que, al igual que las dos anteriores, tampoco podría salvar la categoría, como efectivamente así ocurrió. Después de seis derrotas consecutivas, el equipo se hundía en la última posición de la clasificación, pareciendo prácticamente imposible la salvación. Sin embargo, el equipo no arroja la toalla y menos aún la afición, que se resiste a asumir su destino. La recuperación y la esperanza parece llegar con cuatro empates y una apoteósica victoria en Zaragoza, lo que reactiva el sueño de la salvación. El siguiente partido, a seis del final, el Cádiz CF recibe en Carranza a la UD Salamanca, que también lucha por la permanencia, y a la que se puede superar en la clasificación en caso de ganarle.
El esperado acontecimiento se celebra el domingo 25 de marzo, justo dos semanas después del Domingo de Piñata. El juego es tremendamente igualado y, pese a que cualquiera puede marcar, el partido avanza al final con el empate a cero. El aficionado cadista no ceja en su empeño de animar a su equipo para que mantenga la lucha. Ese aliente surte efecto y, a falta de algo más de veinte minutos para el final, Salvador Mejías consigue adelantar a los amarillos. El gol es cantado a coro por todo Carranza y segundos después, de forma improvisada surge el cántico que se había hecho tan popular durante las fechas carnavalescas: “¡Esto es Cadi y aquí hay que mamá!”. El menor de los Mejías redondeaba el marcador con otro gol a falta de cinco minutos para el final.
Desde entonces el grito se ha ido popularizando hasta convertirse en una seña de identidad de la idiosincrasia gaditana y, por supuesto, cadista. Y como señalaba Burgos, en absoluto debe considerarse en un sentido peyorativo, insultante o grosero, sino como un reforzamiento del gaditanismo y de la fuerza de la ciudad, bien hacía sí misma, bien frente a quien pretenda, lícita o ilícitamente, restarle potencial.
Por cierto, aquella temporada el Cádiz CF terminaría descendiendo.
Más intimidatorio que aliento
Curiosamente, el susodicho grito no va directamente dirigido al equipo cadista; sino que su receptor directo es el equipo rival. Por ello, más que un grito de ánimo y aliento (que lo es, pero de forma indirecta); se trata de un grito intimidatorio, de desánimo, de debilitamiento al rival. Se le viene a decir que han ido a “tocar en hueso”, que “lo tienen crudo”, que no están en cualquier sitio, que están en Cádiz, y que Cádiz…
Perdone Ud, pero aquella famosa chirigota de Enrique Garcia Rosado o Kike remolino como se le dice por estos lares «Esto es Cái y aquí hay que mamá», es del año 2004 y no 2008 como aqui se comentá, en el 2008 con nuevo grupo gana por primera vez el primer premio de chirigotas con «Las Pitorrisas», aclarado queda…, Un saludo.
Cierto, Manolo. Se agradece la corrección.