La “obstrucción” en fútbol, considerada como obstaculización del movimiento de un adversario, es falta, sancionada con tiro libre directo o indirecto, según haya contacto físico o no, como así se recoge en la Regla 12 (“Faltas y Conducta Incorrecta”) de las Reglas de Juego de la IFAB (International Board) de aplicación FIFA.
La nueva redacción de las Reglas del Juego 2016-17 establece un cambio importante al respecto. Hasta ahora, la “obstrucción” se trataba sólo en el apartado 2 de la Regla 12 (“Faltas e Incorrecciones”), relativo al “Tiro Libre Indirecto”; pero ahora se introduce también en el apartado 1 relativo al “Tiro Libre Directo”, considerando la “obstrucción” que conlleve contacto físico. Por otro lado, la nueva redacción también introduce algunos matices destacables y clarificadores.
Regla 12 de la IFAB sobre “Faltas y Conducta Incorrecta”
Tras la revisión de las Reglas del Juego realizada por la IFAB, con entrada en vigor a partir del 1 de junio de 2016, se contemplan algunas cosideraciones interesantes respecto a la acción de la “obstrucción”.
Dicha acción viene recogida en la Regla 12, sobre “Faltas y Conducta Incorrecta” (antes llamada “Faltas e Incorrecciones”), recogiendo la “obstrucción” en sus apartados 1 y 2; el 1 relativo al “Tiro Libre Directo” y el 2 al “Tiro Libre Indirecto”.
Así, el texto dice lo siguiente:
Regla 12. Apartado 1:
“Se concederá un Tiro Libre Directo si un jugador obstaculiza a un adversario mediante un contacto físico”.
Hasta ahora no se contemplaba la sanción de la “obstrucción” como “Tiro Libre Directo”.
El atacante sin balón obstruye la acción del defensor para facilitar la acción de su compañero. ¡Falta!
Regla 12. Apartado 2:
“Se concederá un Tiro Libre Indirecto si un jugador obstaculiza el movimiento de un adversario sin que exista un contacto físico”.
Se hacen unas matizaciones a la redacción del texto ahora ahora existente, donde venía redactado de la siguiente manera.
“Se concederá un tiro libre indirecto si un jugador obstaculiza el avance de un adversario”.
Modificaciones a la Regla 12
Con todo ello, las principales modificaciones van en un doble sentido:
La posibilidad de sancionar la “obstrucción” con “Tiro Libre Directo” cuando en la acción se produzca contacto físico.
Las matizaciones al texto.
La obstrucción como “Tiro Libre Directo”
Como se ha comentado, hasta esta temporada 2016-17, la señalada Regla 12 no consideraba en ningún caso la “obstrucción” como “Tiro Libre Directo” (apartado 1), de manera que cualquier “obstaculización del avance de un adversario”, hubiera o no contacto físico, era sancionable como “Tiro Libre Indirecto” (apartado 2).
Ahora, se incluye esta sanción en el apartado 1 de la Regla 12 relativo al “Tiro Libre Directo”.
Esta consideración adquiere una repercusión especial cuando la acción se comete dentro del área, por lo que debería sancionarse como “penalti”. Así pues, a partir de ahora, cualquier “obstrucción” con contacto físico dentro del área deberá ser sancionada con “penalti”, incluyendo la acción del “bloqueo”, como se verá más adelante.
La obstrucción como “Tiro Libre Indirecto”
La otra modificación de la Regla al respecto de la “obstrucción” es referente a algunas pequeñas matizaciones al texto existente en el apartado 2 referente al “Tiro Libre Indirecto”.
Hasta ahora el texto decía:
“Se concederá un tiro libre indirecto si un jugador obstaculiza el avance de un adversario”.
Con la revisión realizada, el texto pasa a ser el siguiente:
“Se concederá un tiro libre indirecto si un jugador obstaculiza el movimiento de un adversario sin que exista un contacto físico”.
Como se comprueba, hay una doble variación:
Se cambia la palabra “avance” por “movimiento”. Así, la “obstrucción” es aplicable a cualquier movimiento del adversario y no necesariamente para evitar un avance.
Se añade “sin que exista un contacto físico”, cosa que antes no se consideraba, pues como se ha dicho, lo hubiera o no, se sancionaba con “Tiro Libre Indirecto”. Ahora es necesario el matiz para diferenciar cuando se sanciona con “Directo” o con “Indirecto”
La “obstrucción” es falta
Al margen de lo establecido en la Regla 12, la propia IFAB explica la consideración de “obstrucción”, entendida como la obstaculización a un contrario.
La explicación textual es la siguiente:
“Obstaculizar el avance de un adversario supone colocarse en el camino del adversario para obstruir, bloquear, ralentizar o forzar a cambiar de dirección a dicho adversario cuando el balón no está a distancia de juego de los jugadores involucrados”.
La explicación resulta bastante clara.
El “bloqueo” es “obstrucción”
El texto sigue aclarando lo siguiente:
“Todos los jugadores tienen derecho a su posición en el terreno de juego; encontrarse en el camino de un adversario no es lo mismo que moverse hacia el camino de un adversario”.
Así pues, si un jugador obstruye a un contrario por su posición natural en el campo, no debe ser sancionado, salvo que se haya movido con la intención de obstruir. Este matiz es importante para aplicar a una de las acciones cada vez más repetidas en el juego: el “bloqueo”, sobre todo en los lanzamientos de córneres.
En aplicación de la regla, parece claro que el “bloqueo” es una acción sancionable, a diferencia de lo que sucede en Baloncesto, donde sí está permitido. En ellas, ya sea el defensor o el atacante, se mueve con la clara intención de “obstaculizar” (bloquear) el movimiento de un adversario, anulándolo de la jugada, con lo que puede facilitar la acción de un compañero, ya sea defensiva o atacante.
En fútbol, no es válido el “bloqueo”. Es sancionable. Y si es en defensa, con penalti.
En cualquier caso, parece que esta consideración es la que deja una grieta abierta a la interpretación, pues queda a criterio del árbitro considerar si la “obstrucción” se produce por “encontrarse en el camino del adversario” o si hay un “movimiento hacia el camino del adversario”.
La “obstrucción” para proteger el balón no es falta
La misma aclaración de la IFAB prosigue para hacer una excepción a la regla general:
“Un jugador que se coloca entre un adversario y el balón por motivos tácticos no cometerá una infracción mientras el balón se halle a distancia de juego y el jugador no retenga a su adversario con los brazos o el cuerpo. Si el balón se hallara a distancia de juego, el adversario puede cargar contra el jugador”.
El jugador obstruye a su adversario, pero para proteger la posesión del balón. ¡Correcto!
Así pues, cuando la “obstrucción” se realiza para proteger la posesión del balón, no debe considerarse como acción sancionable.
La aplicación de la Regla
Pese a la claridad de la regla, ahora más si cabe, es bastante frecuente ver cómo evidentes acciones de “obstrucción” no son sancionadas por los árbitros, posiblemente por considerar que no había intención de ello.
La interpretación de los medios de comunicación
Posiblemente por el desconocimiento de las Reglas del Juego, son muchos los medios de comunicación, afortunadamente no todos, porque en ocasiones suelen asesorarse de entendidos en la materia, que no sólo no consideran como falta una clara acción de “obstrucción”, sino que hasta la avalan. En ocasiones se ha escuchado a algún comentarista deportivo aplaudir una acción de bloqueo en un córner, por considerarla no sólo eficiente, sino absolutamente legal.
https://elfutbolymasalla.com/wp-content/uploads/2016/08/2-obstrucción-balón.jpg545512Manuel Granado Palmahttps://elfutbolymasalla.com/wp-content/uploads/2021/10/logo-efyma.pngManuel Granado Palma2016-08-31 17:45:292016-08-31 20:32:30Falsos Mitos del Fútbol: V La Obstrucción
En este artículo se repasa, con cierta nostalgia, algunos recuerdos del “Fútbol Clásico”, (último tercio del pasado siglo). Cosas del fútbol que se han perdido o han cambiado con la llegada del “Fútbol Moderno” del siglo XXI. Algunos cambios han mejorado el juego, la seguridad o lo medios; pero también se ha perdido algo de la esencia genuina y natural del fútbol de toda la vida. Los más veteranos (y veteranas) seguro que podrán recordar muchas más cosas de las que aquí se exponen; y a ellos (y ellas) invito a aportar su comentario al respecto.
“Odio eterno al Fútbol Moderno. O no”.
¡¡¡¡Qué grandes la FRAC!!!!
En este primer capítulo se recuerdan las siguientes cosas del fútbol que se han perdido.
Cuando el portero era un patoso con los pies.
Cuando se jugaba en campos enfangados.
Cuando las camisetas no llevaban el nombre del jugador, ni tenían un número fijo.
Cuando el portero iba vestido de portero.
Cuando el aficionado no llevaba camiseta del equipo.
Cuando las calzonas marcaban «paquete».
Cuando había «gorditos» y «canijos».
Cuando había que ir temprano para coger sitio.
Cuando la victoria era de dos puntos.
Cuando se marcaban goles en «plancha».
1. Cuando el portero era un patoso con los pies
Fútbol Clásico: Los porteros sólo usaban los pies para pegar un patadón en una situación crítica. Muchos de ellos eran tan «patosos» que ni siquiera sacaban de puerta con el pie y solía bajar un defensa para pegar el patadón, lo que era un riesgo, pues ese defensa imposibilitaba el fuera de juego. Las reglas del juego permitía entonces que el portero cogiera el balón con las manos tras la cesión de un compañero, lo cual era utilizado por los defensas ante la presión de un contrario o para perder tiempo.
Fútbol Moderno: Las modificaciones de las Reglas del Juego hacen que los porteros deban ser muy hábiles en el juego de pies, convirtiéndose, en ocasiones, en un jugador más en el juego de pases, y algunos hasta son hábiles en el regate.
Fútbol Clásico: La calidad del césped dejaba mucho que desear, y los sistemas de riego y drenaje eran bastante obsoletos. Un mismo césped podía durar durante décadas. Esto hacía que a poco que cayeran cuatro gotas, el campo se encharcara, enfangara y embarrara. Pero ya tenía que estar mal para que esto fuese motivo para suspender un partido, prácticamente tenía que hundirse medio cuerpo en el fango. Los partidos jugados en estas condiciones tenían una épica muy especial. Se igualaban las fuerzas entre los equipos grandes, más técnicos, y los pequeños, y se disfrutaba de un espectáculo de fuerza, choque y espectacularidad. Balones que se frenaban o, todo lo contrario, que salían disparados al derrapar sobre un charco de agua. Evidentemente no había jugadas de pase, ni “tiki-taka” ni nada de esto, pero el fútbol es mucho más que eso. En el lado negativo de jugar en estas condiciones estaba las mayor posibilidad de lesiones.
https://www.youtube.com/watch?v=_qbMGqrhWh0
Fútbol Moderno: Actualmente la calidad del césped es mucho mayor. Las condiciones y cuidados del mismo se llevan por empresas profesionales dedicadas exclusivamente a este fin, lo que no impide que en ocasiones también sufran deterioro, aunque no es normal. Y si sufre algún deterioro, enseguida se toman medidas para replantarlo. Mucho tiene que llover para que un campo actual presente un estado de charcos y fango. Y a poco que los haya, lo más normal es que se acuerde la suspensión del partido.
3. Cuando las camisetas no llevaban el nombre del jugador, ni tenían un número fijo y, a veces, ni siquiera escudo
Fútbol Clásico: Los jugadores se equipaban con camisetas sólo con el número (del 1 al 11) y el escudo. No más. Y eso como mucho, pues a veces no llevaban ni escudo.
Fútbol Moderno: Las camisetas, además del número (fijo para cada jugador) y, por supuesto, el escudo, llevan el nombre del jugador (cada vez más completo), el logo de la marca deportiva, todo tipo de publicidad y patrocinios, logos o escudos de las instituciones deportivas organizadoras de la competición y hasta isotipos representativos de títulos.
Reseña histórica: En las primeras décadas del fútbol los jugadores no llevaban absolutamente nada impreso en las camisetas, si acaso el escudo del club bordado. La primera vez que un equipo identificó a cada jugador con un número en la camiseta (espalda) fue en Estados Unidos. Lo hizo en 1924 el Fall River Marksmen durante la disputa de la National Challenge Cup.
No obstante, esta práctica no pasó de anecdótica, pues se considera que el primer equipo que utilizó camisetas numeradas como práctica habitual fue el Arsenal. Lo hizo, a propuesta de su entrenador Herbert Chapman, el 25 de agosto de 1928 visitando Hillsborough para enfrentarse al Wednesday (hoy Sheffield Wednesday) en un partido de la Liga. La idea enseguida fue seguida por otros muchos equipos ingleses, como el propio Wednesday o el Chelsea. Hubo partidos en que los jugadores de un equipo se numeraban del 1 al 11 y el otro del 12 al 22, como en la Final de la FA Cup de 1933 entre el Everton y el Manchester City. Cada número no sólo identificaba a un jugador, sino también su posición en el terreno de juego. A veces el portero no llevaba número, algo que se mantuvo durante muchos años.
Cruyff con la camiseta del Ajax (Campeón de Europa) sin escudo.
La indumentaria deportiva es posiblemente una de las cuestiones que más han evolucionado en el fútbol y que continuamente están cambiando por sometimiento de la comercialización y las modas. Las asignaciones de un número fijo para jugador se estableció por la FIFA a partir del Mundial de 1958, pero en las Ligas nacionales se impuso algo más tarde. No sería hasta la final de la Football League Cup (Copa de la Liga de Inglaterra) de 1992/93 cuando se asignó un número fijo para jugador. A la temporada siguiente, en la temporada 1993/94, se estableció, también en Inglaterra, la numeración fija para la disputa de la Premier League, inlcuyéndose también el apellido del jugador encima del número. En España, la numeración fija y el nombre del jugador en las camisetas se aprobó por la Liga de Fútbol Profesional para la temporada 1995/96. Las consecuencias de esta medida fueron mucho más allá de lo deportivo, pues su principal repercusión fue el impulso a la comercialización de camisetas.
También nos cuesta pensar que los equipos ni siquiera llevaran en las camisetas el escudo. Desde la década de los cuarenta y cincuenta esta costumbre se fue imponiendo, pero tampoco era habitual en todos los equipos, sólo en los más importantes. Era normal que se contase con una equipación, la de «gala», con el escudo, pero no el resto, por lo que cuando no se podía jugar con la equipación de gala, por ejemplo porque estaban en lavandería, pues se jugaba con una camiseta sin escudo. Esto fue habitual hasta la década de los ochenta, pues a partir de entonces el escudo se fue convirtiendo en un elemento habitual en todas las camisetas.
4. Cuando el portero iba vestido de «portero»
Fútbol Clásico: En el “fútbol clásico” el portero llevaba una equipación claramente diferenciada del resto de compañeros, no sólo por el color de la camiseta, que solía ser negro, sino también por el tejido de ésta (a veces un jersey, por todos los complementos adicionales, como guantes (uso relativamente reciente, a partir de los años setenta), rodilleras, musleras y hasta gorra para evitar el deslumbramiento del sol. En los años ochenta y noventa fue bastante habitual en los porteros el uso de pantalón de chandal.
Fútbol Moderno: El portero sólo se diferencia del resto de compañeros por el color de la camiseta. El resto de complementos se han perdido, salvo los guantes.
Reseña histórica: Hasta 1909 la indumentaria del portero no era diferente a la del resto de jugadores, pero entonces la IFAB consideró la necesidad de diferenciarlo, optando por uniformarlo con una camiseta de otro color, imponiéndose el verde desde 1912. Posteriormente el más frecuente fue el negro y actualmente vale todo con tal de diferenciarse del resto de jugadores.
5. Cuando el aficionado no llevaba camiseta del equipo
Macarti y Manolo el del bombo
Fútbol Clásico: Consecuencia de la no comercialización “salvaje” de las camisetas y otros productos del equipo, el ambiente en las gradas era completamente distinto al actual. De entrada, era bastante inusual ver a aficionados vestidos con la camiseta del equipo, entre otras cosas, porque no era normal que se vendiesen. En ocasiones, había aficionados especialmente carismáticos y extrovertidos, que llevaban la camiseta del equipo, lo que era considerado como una excentricidad propia de los “locos” del fútbol. Esos maravillosos «locos», como Manolo «el del Bombo» o el inolvidable cadista «Macarti».
Fútbol Moderno: Actualmente es bastante normal que cualquier aficionado tenga, al menos, una camiseta del equipo, bien sea oficial, gastándose una pasta, o “pirata”, mucho más baratita y prácticamente igual. En partidos especialmente importantes, resulta bastante normal que el aficionado acude a animar a su equipo con la camiseta del mismo, lo que confiere a las gradas un colorido muy especial que antes no existía.
6. Cuando las calzonas “marcaban paquete”
Fútbol Clásico: Las calzonas eran cortas, a veces, muy cortas, y ajustadas, especialmente durante la década de los ochenta. Las medias quedaban a un tramo de las rodillas, después de la vuelta. Muchos jugadores incluso las llevaban bajadas, dejando al aire las espinilleras. Con todo ello, el jugador mostraba prácticamente la totalidad de sus piernas. Y, a veces, más.
Fútbol Moderno: Las calzonas actuales son enormes, tanto en el largo, por las rodillas e incluso por debajo de éstas, como en el ancho de pernera. En ocasiones parecen faldones. Ahora las calzonas también suelen estar cargadas de publicidad. Y las medias ya no es que lleguen a las rodillas, sino que la sobrepasan claramente y no se suele poner la vuelta. Si a esto se suma la utilización de “calentadores”, los jugadores ocultan prácticamente la totalidad de sus piernas.
7. Cuando había “gorditos” y “canijos”
Fútbol Clásico: Los jugadores era eso, jugadores de fútbol, ¡futbolistas! Y se preparaban y entrenaban para jugar al fútbol. No había nutricionistas ni exhaustivos controles de alimentación, ni nada de eso. Entre los jugadores había todo tipo de constituciones físicas, los había entraditos en carnes, gordito, y los había canijos. Las condiciones físicas tampoco tenían nada que ver a las actuales, produciéndose un significativo agotamiento de los jugadores durante los segundos tiempos.
Fútbol Moderno: Ahora los fútbolistas son, ante todo, atletas. No sólo se entrenan y preparan para jugar al fútbol, sino que trabajan muchas horas de gimnasio. Esto hace que, además de fútbolistas, sean grandes atletas con cuerpos esculturales, de los que les gusta presumir a la más minima ocasión que se les presenta. Otro añadido del futbol moderno es la “moda” de los tatuajes en los jugadores, que en ocasiones cubren completamente brazos y piernas, y de los que, claro, también tienen que hacer ostentación.
8. Cuando había que ir temprano para coger sitio
Fútbol Clásico: Las entradas, salvo en las gradas más caras, como Tribuna o similar, no eran numeradas. Y tampoco había asientos, sino que eran gradas de cemento corrido que, como mucho tenían pintado las limitaciones de cada asiento. No más. Así que cada cual se sentaba como y donde podía. Tampoco había control del número de personas, por lo que había partidos donde el aforo estaba sobradamente sobrepasado. Ni que decir tiene que no había tornos de entrada, sino que se entraba al “apretujón”, para desesperación de los porteros. En estas situaciones estaba claro que el número de colados era de consideración.
Evidentemente el ambiente era claramente mayor que el actual. Este ambiente queda actualmente reducido a las gradas donde se concentran los aficionados más bullangueros de cada club.
Para coger un sitio bueno, “centraíto”, había que ir temprano al campo. Y en partidos especialmente interesante ese “temprano” podía suponer llegar hasta dos horas antes de comenzar el partido. Ni se te ocurriese llegar tarde, porque además del tiempo ya perdido, tenías que perder otro buen rato en encontrar algún hueco, y seguro que esquinado. Este simple hecho hacía que la ambientación comenzase con mucho tiempo de antelación, los aficionados se entretenían como podían, se veía a los jugadores y trío arbitral paseando y comprobando el césped, haciendo los calentamientos previos, etc. En toda esta espera ayudaba mucho que se pudiera introducir en el campo tranquilamente cualquier tipo de sustento alimenticio, ya fuese sólido, líquido (con preferencia a los espirituosos) o “gaseoso”. Recordar que por entonces no había ningún tipo de control ni limitación a la venta y consumo de bebidas alcohólicas.
Fútbol Moderno: Actualmente tanto FIFA como UEFA obligan a que todos los estadios tengan grandes medidas de seguridad, en cuanto al control de la entrada (tornos de entrada), en los registros, en la colocación de los espectadores, en cuanto al aforo, etc. Y tampoco está permitida la venta ni el consumo de bebidas alcohólicas. Ni siquera se permite la entrada a alguien con claros síntomas de embriaguez. Todos los aficionados tienen su localidad reservada, por lo que se ha perdido la costumbre de “irse tempranito para coger un buen sitio”, pues con el sitio asegurado basta llegar un poco antes del pitido inicial, y si se llega un poco más tarde, tampoco pasa nada. Estos mismo estadios, con las mismas gradas, tienen tenían en el “fútbol clásico” una capacidad mucho mayor, en torno al 20% más.
En el “fútbol moderno” todo es mucho más controlado, pero tamién mucho más aburrido. Parece que se ha ganado en seguridad, pero se ha perdido buena parte de la “esencia” del ambiente de las gradas.
9. Cuando la victoria era de dos puntos
Fútbol Clásico: En todas las competiciones ligueras se sumaban dos puntos por victoria y uno por empate.
Fútbol Moderno: La victoria se premia con tres puntos.
Reseña histórica: En la temporada 1995/96 la Liga española se suma a la idea de conceder tres puntos por victoria, en lugar de los dos que había hasta entonces. Esta medida se inició en la Liga inglesa en 1981, siendo adptada por FIFA y UEFA en 1994.
10. Cuando se marcaban goles en “plancha”
Fútbol Clásico: Un recurso técnico propio del delantero centro clásico, casi siempre con grandes dotes cabeceadoras, era lanzarse en “plancha” para rematar de cabeza. Era una acción en la que el balón le llegaba a media altura, entre rodilla y cintura, y el delantero, que venía corriendo desde atrás, se lanzaba en horizontal al suelo para impactar con el balón.
Fútbol Moderno: Es muy raro ver un cabezazo en “plancha”, de hecho, especialmente en España, cada vez hay menos juego aéreo en el área debido a la práctica desaparición de los extremos clásicos y la falta de centros.
Reseña histórica: Uno de los goles en plancha más relevantes de la historia es el conseguido en 1960 por el brasileño Evaristo a favor del FC Barcelona frente al Real Madrid, en partido de octavos de final de la Copa de Europa.
https://elfutbolymasalla.com/wp-content/uploads/2016/04/Macarti-y-Manolo-el-del-bombo.jpg462350Manuel Granado Palmahttps://elfutbolymasalla.com/wp-content/uploads/2021/10/logo-efyma.pngManuel Granado Palma2016-04-07 19:05:132021-10-12 21:34:16Cosas del Fútbol que se han perdido. Capítulo I
Desde mediados del S. XIX, el juego del foot-ball (Fútbol), que había evolucionado durante siglos, se fue extendiendo por las universidades y colegios británicos, haciéndose necesaria la redacción de unas Reglas del Fútbol para la disputa de partidos. Hubo muchos intentos, pero no terminaron de generalizarse, hasta 1863. Desde entonces a la actualidad, las Reglas del Fútbol han ido sufriendo algunos cambios e incorporando figuras, pero siempre manteniendo la esencia original del juego.
Antecedentes del Fútbol
En el artículo sobre los Antecedentes del Fútbol nos quedamos en el desarrollo del Calcio Florentino a mediados del S. XVI. Pues bien, los códigos del Calcio Fiorentino, reglado y mucho más organizado que el Fútbol de Carnaval británico (Shrovetide Football), terminan alcanzando a los colegios y universidades inglesas, que lo adaptan a sus particulares juegos de pelota, aplicando diferentes códigos y reglas de funcionamiento.
Es en estos momentos, y en tierras británicas, donde el juego alcanza su mayor dimensión popular. Pero en cada universidad, colegio o lugar, el juego se rige de una manera diferente, por lo que prácticamente resulta imposible poder competir entre ellos.
Las Reglas de Rugby (1845) y Eton (1847)
Las primeras iniciativas para formalizar y redactar unas reglas del juego parten del Colegio de Rugby, con gran tradición desde 1823 (William Webb Ellis). En 1845, tres estudiantes de Rugby, William Delafield Arnold, W. W. Shirley y Frederick Hutchins redactan las que serán las primeras reglas escritas de cualquier tipo de Fútbol, el Football-Rugby, pues su juego era mucho más parecido al actual Rugby.
En contraposición a Rugby, se va desarrollando otra variante del juego comandada por el Colegio de Eton, en la que la dinámica del juego es mucho menos agresiva.
Partiendo de estas dos versiones del juego, cada colegio se va adhiriendo a unas u otras. Algunos de los colegios seguidores de Rugby son Marlborough, Rossall y Cheltenham; mientras que la variante de Eton es seguida por colegios como Harrow, Westminster o Charterhouse. Para que el juego pudiera prosperar era necesaria la unificación de las reglas para que todos jugaran bajo el mismo reglamento. Los partidos se solían jugar en las explanadas del Campus o en los patios de los Colegios, utilizando las arcadas como «porterías», de ahí que posteriormente a las porterías se le llamase «arco» y a los porteros, «arqueros», expresiones que se siguen utilizando en muchos países de Sudamérica.
Las Reglas de Cambridge (1848)
Reglas de Cambridge (1848)
En 1848, dos estudiantes de la Universidad de Cambridge, Henry Winton y John C. Thring, organizan una reunión en el Trinity College de su universidad con miembros de otros colegios y universidades británicas (Eton, Harrow, Winchester, Shrewsbury y Rugby) para concretar unas reglas generales del juego. Hay referencias de un intento anterior en 1846. De estas reuniones surge la que se considera primera redacción unificada de las Reglas del Fútbol, las Reglas de Cambridge.
Las reglas son clavadas en los árboles de parques y campus para que todos tengan claro cuáles son los condicionates que rigen la práctica del Fútbol. El primer partido de Fútbol como tal, con las Reglas de Cambridge, se juega en Parker’s Piece, un parque de la propia ciudad de Cambridge, siendo considerado el primer partido reglado de Fútbol de la historia. Y así queda registrado en una placa situada en el mismo parque:
«Aquí, en Parker’s Piece, en los 1800s, los estudiantes establecieron un conjunto de simples reglas de Fútbol enfatizando habilidad sobre fuerza, que prohibieron atrapar la pelota y zancadillear. Estas reglas de Cambridge fueron la influencia definitoria de las reglas de 1863 de la Fútbol Association».
Para algunos, las Reglas de Cambridge, de las que no existen documentos originales, podrían considerarse las primeras y originales reglas del Fútbol como tal, pero la realidad es que, aunque fueron admitidas y utilizadas en muchos partidos y competiciones universitarias, no tuvieron la oficialidad ni el carácter global para ser consideradas auténticas reglas del Fútbol.
Las Reglas de Cambridge sentaron las bases normativas, pero aún así tuvieron muchas interpretaciones, de forma que cada colegio las aplicaba a su manera. Entre estas particulares interpretaciones destacan las de Shrewsbury y las de Sheffield.
Fútbol y Rugby
Las principales discrepancias vienen del Colegio de Rugby, que no admite algunas limitaciones para coger el balón con las manos (lo hacían desde 1823 por iniciativa de William Webb Ellis) o cierto control de acciones consideradas violentas.
Desde entonces Fútbol y Rugby toman caminos distintos, tomando Rugby el camino emprendido en 1823 y que determinaría finalemente el Rugby como variante del Fútbol, aunque siendo rigurosos con la historia, sería al revés: el Rugby siguó la línea evolutiva natural y el Fútbol se creó como una variante donde se limitaba el uso de las manos y el juego agresivo de contacto. Hay un viejo dicho británico que dice: “el Rugby es un deporte villano jugado por caballeros; y el Fútbol es un deporte de caballeros jugado por villanos”.
Las Reglas de Shrewsbury (1856)
Las Reglas de Shrewsbury son el documento reglado más antiguo del Fútbol que existe. Se conserva una copia en la biblioteca de Shrewsbury School, uno de los colegios participantes en la redacción de las Reglas de Cambridge, y que fue de los más insistentes en la eliminación del uso de las manos. No son unas reglas nuevas como tal, sino que son las Reglas de Cambridge con algunas aclaraciones y matizaciones puntuales realizadas desde Shrewsbury.
En ellas se constata las limitaciones del uso de las manos, se regulan los saques de banda y puerta, el reinicio del juego tras cada gol, la sanción de faltas con golpes de castigo y aclaraciones sobre el fuera de juego.
Las Reglas de Sheffield (1857)
Youdan Cup
Sheffield no participó directamente de los acuerdos de Cambridge, pero también era uno de los principales precursores del Fútbol. En la ciudad de Sheffield había un popular club de Cricket, cuyos miembros ocasionalmente también se entretenían dando patadas a un balón, aunque sin ningún rigor normativo. El 24 de octubre de 1857, dos de sus miembros, Nathaniel Creswick y William Prest (estudiantes del Harrow School de Londres), se aventuran a fundar un club de Fútbol, el Sheffield Football Club, que actualmente sigue activo, siendo considerado por FIFA como el club de Fútbol más antiguo del mundo. Es un club amateur que juega en la Octava categoría de Inglaterra. Fruto de su creación se juega la Tommy Youdan Cup, considerada la primera competición de Fútbol de la historia. En los años siguientes comienzan a fundarse clubes de Fútbol por todo el país.
Sheffield Football Club (1857)
Las reglas de Sheffield introducían aspectos como la utilización del larguero en las porterías, el saque de esquina, el saque de falta, o los sistemas de desempate de los partidos a través de la disputa de una prórroga resuelta con lo que hoy conocemos como “Gol de Oro”, ya en desuso..
El Football Association (1863)
Con la popularización del Fútbol en los colegios y universidades y la proliferación de clubes de Fútbol, se hace necesaria la concreción de unas mismas reglas del juego para todos; y así poder organizar partidos entre ellos e ir universalizando el juego. Finalmente, tras varios intentos fallidos, la reunión se concreta el lunes 26 de octubre de 1863 en la Freemason’s Tavernde Londres, donde se citan representantes de once clubes ingleses: Barnes, Charterhouse, Perceval House, Keningston School, War Office, Crystal Palace, Blackheath Propietary School, The Crusaders, Forest, No Name’s Club y Blackheath. Como curiosidad, el War Office sigue existiendo en la actualidad con el nombre de Civil Service FC.
La FA no tenía una intención globalizadora del fútbol, más bien todo lo contrario. Era una sociedad muy restringida, egocéntrica y limitada para aquellos clubes y sociedades de la alta burguesía inglesa, equipos de universidades, equipos de militares de alta graduación, de jóvenes empresarios, banqueros, etc. El futbol era un deporte elitista, un «juego de caballeros». Evidentemente, la cosa se le fue de las manos…
La primera decisión fue constituirse en sociedad, fundando la Football Association, nombre que, por analogía, también se aplicó al nombre genérico del juego. El nombre oficial del juego (deporte) no es «football» (fútbol) sino «football association». De hecho, una derivación de la palabra, “Association”, es “Soccer”, que se sigue usando en EE.UU. para el Fútbol.
La segunda decisión es utilizar las Reglas de Cambridge como base para la elaboración de unas reglas universales para el juego del Football Association, del Fútbol. Y la tercera hacerlo con el propósito de formalizarlo desde los principios de la “igualdad, la seguridad y la diversión”.
Se celebran seis reuniones hasta que el martes 8 de diciembre de 1863, ya con diez miembros, pues Blackheath se había retirado por no haberse permitido las patadas por debajo de las rodillas, se llega a un acuerdo definitivo de 14 reglas. El Blackheath Club constituiría en 1871, junto a otros 22 clubes, la Rugby Football Union.
La redacción de las reglas del Football Association corre a cargo de Ebenezer Cobb Morley, representante del Barnes Club. Ese mismo día se ponen en práctica las nuevas reglas del juego con un partido entre el Barnes Club y el Richmond Club.
Pese a todo, siguen habiendo algunas divergencias, sobre todo con Sheffield.
En algunos estudios se habla de “13 reglas”, pero la propia FIFA reconoce en su web que fueron 14. Realmente es lo mismo, pues se trata de la división de una regla en dos.
Las 14 Reglas del Football Association de 1863 sentaron la base normativa del juego y desde entonces se han mantenido como la esencia reguladora del mismo, aunque, evidentemente, se han tenido que ir acomodando y adaptando a las exigencias de los tiempos.
Las 14 Reglas del Football Association
De forma resumida, estas primeras 14 reglas, que mantienen muchas similitudes con su “hermano” el Rugby, son las siguientes:
Medidas: el terreno de juego debe tener un máximo de 200 yardas (183 m.) de largo y 100 de ancho (91,5 m.); y las porterías: ocho yardas (7,3 m.) entre dos postes verticales (no hay larguero).
Comentario: actualmente los campos son mucho más pequeño (máximo de 120×90 m.), pero la distancia entre los postes se mantiene exactamente igual, con la salvedad de la colocación del larguero a una altura de 2,44 mm.
Sorteo inicial: el ganador elige campo y el perdedor saca con una chut adelante.
Comentario: ha seguido exactamente igual como Regla 8, hasta la temporada 2019/20 en la que el ganador del sorteo puede elegir campo o saque.
Saque tras gol: tras conseguirse un gol, se cambia de campo y saca de centro el equipo que lo haya recibido.
Comentario: actualmente no hay cambio de campo tras un gol.
Gol: se consigue al pasar el balón entre los postes (o su espacio), pero sin ser lanzado.
Comentario: parece que el gol se conseguía conduciendo el balón entre palos (como el ensayo en Rugby), por lo que no hacía falta larguero. Los goles se contabilizaban haciendo una marca en los postes, de ahí la expresión «marcar un gol», que se ha mantenido con el paso del tiempo.
Saque de banda: cuando el balón sale de banda, saca el primero que coja el balón y lo lanza al campo en línea recta, no estando en juego hasta que toque el suelo.
Comentario: seguía habiendo mucha similitud con el Rugby, posteriormente evolucionaría al Fútbol actual, donde saca el equipo contrario al que lanzó el balón fuera y hacía donde quiera.
Fuera de juego: incurre aquel jugador atacante que esté más adelantado que el balón en el momento de producirse un pase avanzado.
Comentario: sigue recordando al Rugby, con ataques escalonados.
Saque de fondo: cuando el balón sale por detrás de las porterías, se pondrá en juego con un “golpe franco” por el equipo que lo lanzó. En caso del atacante será a una distancia de 15 yardas (13,7 m.) de la portería en línea recta del lugar por donde salió.
Comentario: no existían los córneres.
Fair-Catch: si un jugador coge el balón con las manos directamente en el aire y lo reclama clavando el talón en tierra, tiene derecho a un tiro libre.
Comentario: había situaciones en las que aún se permitía tocar o coger el balón con las las manos. Otro recuerdo al Rugby.
Manos: no se puede avanzar con el balón en las manos.
Irregularidades: no se puede zancadillear, dar patadas o sujetar a un contrario.
Manos II: no se puede lanzar ni pasar el balón con las manos.
Manos III: no se puede coger el balón del suelo con las manos.
Manos IV: tras botar el balón en el suelo se puede coger con las manos y pasarlo.
Comentario: evolucionaría hasta la supresión total de las manos, salvo las “involuntarias” y el portero dentro del área.
Borceguíes: no se permiten clavos salientes, placas de hierro o gutaperchas (refuerzo de goma) en las suelas o tacones.
Comentario: las botas actuales no tienen nada que ver con las antiguos borceguís.
El Larguero (1866)
En 1866 se coloca una cinta entre postes a una altura de 2,44 m., de forma que el gol se consigue al introducir el balón entre los postes y cinta. Es uno de los cambios más importantes en las Reglas del Juego, pues se puede conseguir “Gol” de un disparo, no sieno necesario pasar entre los palos con el balón controlado (a modo de ensayo de Rugby) como era hasta entonces.
Cambio de la regla del Fuera de Juego (1866)
En las 14 Reglas, un atacante incurría en posición irregular de fuera de juego si estaba por delante del balón en un pase adelantado. Esto provocaba que se jugará con hasta ocho delanteros alineados en diagonal, y el avance sólo era posible con la internada individual con regates y carreras o con avances en líneas con pase atrás, exactamente como es en el Rugby para la consecución del “ensayo”.
En 1866 se cambia y un jugador atacante deja de estar en posición irregular en un pase adelantado si hay, al menos, tres defensores por delante de él (posteriormente, en 1925, pasarían a ser dos jugadores defensores por delante). Este cambio de la regla del Fuera de Juego resulta, posiblemente, la mayor “revolución” del juego, ya que propicia el juego de pases y el sistema táctico pasa a ser de 2 – 3 – 5 (sistema clásico o piramidal).
En los siguientes años se fueron puliendo las 14 Reglas, con matices, clarificaciones y añadiendo nuevas figuras.
En 1869 se introduce el Saque de Puerta.
En 1870 la FA regula que el número de jugadores por equipo debe ser reglamentariamente de once. Posiblemente se establece este número por ser el reglamentario en el Cricket, el juego de equipo más popular en Inglaterra en esa época. Hasta entonces el número de jugadores por equipo se acordaba entre los equipos contendientes.
En 1870 también se habla por primera vez en los textos reglamentarios de la figura del Portero, aunque existía como tal desde el principio.
En 1872 se habla por primera vez de la figura del Árbitro, pero fuera del terreno de juego.
En 1873 se habla por primera vez del Córner.
En 1875 se introduce el larguero, en sustitución de la cinta, a la misma altura de 2,44 m.
En 1882 se introduce el Saque de Banda con las dos manos.
La Footbal Association Challenge Cup FA Cup (1871)
En 1870, la Football Association ya cuenta con 39 clubes; y en 1871 organiza un Campeonato con eliminaciones directas, la “Footbal Association Challenge Cup” (FA Cup), cuya primera final, jugada en el Kennington Oval de Londres es ganada por el Wanderesr al Royal Engineers. En sus primeros años, la competición no tenía demasiado seguimiento ni interés, pues el verdadero interés estaba en los «desafíos» entre clubes en partidos amistosos, peroc argadas de pasión e intensidad.
La FA Cup es la competición más antigua de Fútbol. Pero lo más importante es que las normas comienzan a extenderse y se crean tres asociaciones alternativas al Football Association, la Esocesa, la Galesa y la Irlandesa.
Inicios del profesionalismo
Desde 1978 se comienza a notar que hay equipos del norte, equipos de trabajadores, que pagan a algunos jugadores por sus servicios. Destacan los casos de James Love y Fergus Suter, dos escoceses que habían llegado a Darwen y de los que la FA tenía sospechas de que estaban cobrando. Las normas al respecto estbalcía explicitamente la prohibición de jugar por jugar al fútbol. Las sospechas se convirtieron en evidencia con el paso de Suter al Blackburn Rovers en 1880. Los clubes elitistas ven amenazada su hegemonía; y en 1883, el Blackbur Olympic se convierte en el primer equipo de trabajadores en ganar la FA Cup. El fútbol se populariza y extiende por toda Inglaterra y por todo el mundo. En 1985 la FA autoriza el cobro de jugadores por prestar sus servicios a un equipo. Es el primer paso del profesionalismo.
Primer partido internacional (1872)
En marzo de 1871 ya se había celebrado un partido internacional de Rugby en Edimburgo entre una selección de Escocia y una de Inglaterra; y un año después, en noviembre de 1872, tras muchos debates y discusiones para su organización se termina disputando el que es reconocido por FIFA como el primer partido internacional de Fútbol, enfrentando también a Escocia e Inglaterra.
Antes de este partido ya se habían producido algunos encuentros entre equipo o selecciones inglesas y escocesas, pero sólo de jugadores que jugaban en clubes ingleses. Especial mención tuvo uno jugado en el Kennington Oval de Londres el 5 de marzo de 1870 entre jugadores ingleses y escoceses afincados en Inglaterra.
Las mayores dificultades volvían a radicar en la utilización de las mismas reglas del juego, ya que en Escocia no se termina de aceptar las 14 Reglas del Football Association. Finalmente se consigue organizar el partido internacional el 30 de noviembre de 1872 en Glasgow, en un campo de Cricket, el Hamilton Crescent, finalizando con empate a cero. Todos los jugadores escoceses pertenecían al Queen’s Park Club de Glasgow.
Unificación entre Football Association y Reglas de Shefflied (1878)
En el siglo XIX Inglaterra tenía muchas colonias, así como una extensa red industrial, siderometalúrgica, y mnaval que alcanzaba prácticamente todos los rincones del mundo. Esto hizo que los trabajadores, empresarios y ejecutivos ingleses, muchos de ellos estudiantes pioneros del Fútbol, fueran extendiendo el juego especialmente por Centroeuropa (Bélgica, Francia o Dinamarca) y América (Argentina, Uruguay o Perú). Muchos de estos clubes de Fútbol se constituyen primero clomo de Cricket o Tennis, como el Lima Cricket & Football Club peruano, fundado en 1859 y que aún existe.
Con todo ello, y porque todavía muchos clubes británicos siguen jugando con las Reglas de Sheffield sin reconocer la autoridad del Football Association, se hace imprescindible una nueva reunión global para volver a consensuar las Reglas del Juego. En 1878 se llega a un acuerdo para que todos los clubes se intengren a la Football Association, abandonándose definitivamente las Reglas de Sheffield (el “Neandertal” de la rama histórica del Fútbol)
La British Home Championship (1883-1984)
En 1883 comienza a disputarse la British Home Championship, un campeonato internacional entre las cuatro asociaciones británicas de fútbol, estando vigente hasta 1984. Aunque había bastante uniformidad en las Reglas del Juego, cada asociación las aplicaba con ligreros matices, de tal manera, que en los partidos se imponía las interpretaciones de la selección que jugaba como local.
La International Football Association Board, IFAB (1886)
Desde 1882 las cuatro asociaciones británicas de Fútbol, la inglesa (Football Association), la escocesa, la irlandesa y la galesa, mantienen reuniones con el fin de establecer una unificación absoluta de las reglas y la creación de un organismo común que las regule. Estas reuniones concluyen en Londres el 2 de junio de 1886, dando como resultado la creación de la International Football Association Board, estableciéndose como el único organismo legitimado para regular, cambiar y ejecutar las reglas del Fútbol, no sólo para el Reino Unido, sino para todo el mundo, cosa que se sigue manteniendo en la actualidad, aunque con la incorporación de la FIFA como quinto miembro.
Una de sus primeros debates fue la defición del calzado de losjugadores, los borceguís, para evitar cualquier elemento de peligrosidad, aunque se acepta el uso de tacos en las suelas.
El primer Campeonato Nacional de Liga, The Football League (1888)
Por iniciativa del empresario William McGregor, asociado al Aston Villa y Charlie Fossey, director del Aston Villa, se organiza en Inglaterra el primer campeonato regular de Fútbol, llamada Football League, participando doce clubes en su primera edición de 1888. Este campeonato es el precedente de la actual Premier League.
La figura del Árbitro (1891)
En 1872 se habla por primera vez de la figura del Árbitro, aunque fuera del terreno de juego; y dentro desde 1881. El silbato se introduce en 1878. Pero el árbitro es un agente consultor, pues las dudas reglamentarias se discutían en primera instancia entre los capitanes de cada equipo y en una época posterior por el delegado arbitral de cada equipo (Umpires). Debido al incremento de la intensidad en el juego y a la mayor competitividad, las discusiones eran cada vez mayores y se perdía demasiado tiempo. Para solucionarlo, en 1891, la IFAB decide que el árbitro tuviera la capacidad primera de decisión y que los delegados arbitrales de cada equipo se convirtieran en asistentes del árbitro, pasando de agentes dependientes de los clubes a dependientes del árbitro, resultando así la figura de los “Jueces de Líneas” (actualmente llamados “Árbitros Asistentes”).
El Penalty (1891)
En ese mismo año de 1891, la IFAB, a propuesta de la Federación Irlandesa, decide diferenciar entre tiro libre directo e indirecto, resultando el Penalty como sanción ante una infracción de tiro libre directo cometida en clara situación de gol. Para ello se hizo necesaria la señalización de la “Línea de penalty”, dentro de la cual la falta se castigaba con penalty. Esta línea se marcaba a doce yardas (once metros) paralela a la línea de fondo. El lanzamiento de penalty se podía ejecutar desde cualquier punto de esta línea y el portero podía adelantar su posición hasta en 5,5 metros marcado con una línea semicircular.
Curiosamente para poder sancionar una acción con Penalty debería ser por solicitud expresa del atacante, pues el árbitro no la podía sancionar de motu propio. Esto tiene sentido porque no era aceptado plenamente, pues algunos consideraban que era un acción antideportiva, razón por la cual en algunas ocasiones se lanzaban fuera o el portero se quedaba quieto.
En 1902 se hizo una revisión de la norma, y se estableció el lanzamiento de Penalty desde un punto fijo, igualmente a once metros, en perpendicular al centtro de la portería. Por ello desapareció la línea de once metros y se creó el “Área de Penalty” (Área Grande), tal como es actualmente, aunque todavía sin el “Área de Meta” (Área Pequqeña) y la media luna central.
En 1891 también se aprueba el uso de redes en las porterías.
En 1897 se anula el Fuera de Juego cuando el atacante sale desde su propio campo.
La Fédération Internationale de Football Association, FIFA (1904)
Desde finales del siglo XIX y, sobre todo, principios del XX los clubes y sociedades de Fútbol comienzan a extenderse por todo el mundo, hasta en Nueva Zelanda, y se hace necesaria la creación de un organismo internacional que integre a las asociaciones de fútbol de todos los países, actuando como institución que regule las competiciones a nivel mundial. Esta idea no resulta del agrado de las asociaciones británicas, especialmente de la Football Association.
Finalmente, el 21 de mayo de 1904, a propuesta de Robert Guérin, secretario de la Union Française des Sports Athlétiques, se convoca a todas las asociaciones de Fútbol a una reunión en la sede de dicha sociedad en París, acudiendo, además del representante francés, los de Francia, Bélgica, Suecia, Suiza, Dinamarca, Países Bajos y España. Alemania no envía representante, pero se adhiere a través de un telegrama. De esta convocatoria surge la fundación de la Fédération Internationale de Football Association (FIFA) como organización representante del Fútbol internacional, nombrándose a Robert Guérin como presidente y acordándose unos Estatutos provisionales.
En los Estatutos se determina básicamente el reconocimiento mutuo y exclusivo de las asociaciones nacionales presentes y representadas; la prohibición de que clubes y jugadores jueguen al mismo tiempo para diferentes asociaciones nacionales; el reconocimiento mutuo de las expulsiones dictadas por otras asociaciones y la organización de partidos en base a las Reglas de Juego de la Football Association.
Aunque las cuatro asociaciones británicas no ven con buenos ojos la creación de un organismo internacional, pues pudiera restar legitimidad a la IFAB, al año siguiente (1905) se integra la Football Association de Inglaterra.
Aceptación en FIFA de Escocia, Gales e Irlanda del Norte (1910-1911)
Aunque la FIFA es una organización que integra a las asociaciones de Fútbol de estados independientes, se hace una excepción con las asociaciones británicas por su consideración de socios fundadores de la IFAB, por lo que en 1910 se integran Escocia y Gales y en 1911 Irlanda del Norte.¡
Inclusión de FIFA en IFAB (1913)
La FIFA cada vez tiene más miembros asociaciados y va concentrando mayor legitimidad y poder en la regulación del Football Association. Esto hace que la dualidad entre la FIFA y la IFAB se vayan haciendo cada vez más confusa y complicada. Antes de que lleguen los inevitables conflictos de competencias, en 1913 se toma la decisión de integrar a FIFA en la IFAB como quinto miembro. En 1958 se determina la autoridad jerárquica de la FIFA en las decisiones de la IFAB. Actualmente cada una de las cuatro asociaciones británicas tiene un voto y la FIFA tiene cuatro, pero para poder sacar una propuesta adelante es necesario el voto de FIFA (cuatro votos inseperables) y el de, al menos, dos asociaciones, por lo que la FIFA tiene derecho de veto.
La IFAB se considera guardiana de la esencia original del Football Association, por lo que es bastante reacia a la modificación o alteración de las Reglas del juego.
En 1916 se constituye la Confederación Sudamericana de Fútbol (CONMEBOL) a partir de la organización de un Campeonato Sudamericano de Selecciones jugado en Argentina en conmemoración de la independencia de este país.
En 1930, la FIFA organiza el I Campeonato Mundial de Fútbol en Uruguay.
Periodicamente la FIFA publica actualizaciones de las Reglas del Juego aprobadas y autorizadas por la IFAB.
The Rules of de Games: ampliación de 14 a 17 Reglas del Juego (1938)
Iniciada la tercera década del siglo XX, el Fútbol ya se ha popularizado prácticamente por todos los rincones del mundo. Y aunque mantiene la esencia original, han ido surgiendo nuevas y más complejas situaciones, que obligan a una profunda revisión de las “14 Reglas”. El mayor inconveniente es de interpretación, pues las Reglas originales fueron redactadas en un lenguaje clásico de la Inglaterra victoriano y las diferentes traducciones resultaban confusas. La IFAB toma conciencia de la situación y desde 1936 inicia reuniones para la actualización de las Reglas del Juego, encargando la redacción al inglés Stanley Rous (posteriormente presidente de la FIFA desde 1961 a 1974).
En 1938 finaliza la revisión, que se concreta en una ampliación de 14 a 17 reglas. En realidad, en la práctica, ya venían siendo 17 reglas efectivas. En lo sustancial no hay grandes modificaciones, pues los cambios son, fundamentalemte, de redacción y estructurales, siendo el añadido más relevante la incusión de la media luna en la frontal del “Área de Penalty” para igualar la distancia de los jugadores en el lanzamiento de un penalty.
Las 17 Reglas, que siguen siendo las actuales, se concretan en las siguientes:
El terreno de juego.
El balón.
El número de jugadores.
El equipamiento de los jugadores.
El árbitro.
Los árbitros asistentes.
La duración del partido.
El inicio y la reanudación del juego.
El balón en juego o fuera de juego.
El gol.
El fuera de juego.
Faltas e incorrecciones.
Tiros libres.
El tiro penal.
El saque de banda.
El saque de meta.
El saque de esquina.
Puntualizaciones destacadas (1938-1997)
En 1954 se constituye la Union of European Football Association (UEFA) en Basilea (Suiza),
integrando a las diferentes Asociaciones de Fútbol de paises europeos.
En 1965 se permite realizar un cambio por lesión.
En 1970 se permite hacer dos cambios de jugadores durante el partido.
En 1976 se crean las Tarjetas para las sanciones disciplinarias, “Amarilla” como apercibimiento y “Roja” por expulsión.
En 1990 deja de ser Fuera de Juego si el atacante está en línea con defensor; y se sanciona con Tarjeta Roja (expulsión) al jugador que comete falta evitando una ocasión manifiesta de gol.
En 1992 se sanciona si el portero coge el balón con las manos tras pase de compañero (exepto cabeza). Posiblemente sea la introducción reglamentaria contemporánea que más ha influido en la dinámica del juego. La dinámica de las tácticas hacen que el juego sea cada vez más defensivo y, por ende, menos atractivo. Con la introducción de esta infracción se pretende evitar este exceso de juego defensivo. La nueva Regla ha tenido su efecto y ha provocado no sólo cambios en el juego, potenciando el juego de pase desde la defensa, sino que los porteros también sepan jugar con los pies para poder actuar ante los pases de sus compañeros.
En 1995 aumenta el número de cambios de dos a tres.
Actualización de las Reglas del Juego (1997)
En 1997 se dio el siguiente cambio importante de Reglas, donde el texto de las mismas fue aumentado en un 30%. Se mantiene la estructura y 17 Reglas, pero se trata, fundamentalmente, de incluir explicaciones y esquemas gráficos, todo con un carácter mucho más didáctico.
Al respecto de esta edición, el entonces presidente de la FIFA, João Havelange, quien sucedió a Rous en 1974 declaraba: «Incluso si en la actualidad el texto de Sir Stanley Rous puede llegar a considerarse hasta cierto punto obsoleto, el espíritu de su obra mantendrá su validez. El mayor tributo a este logro es precisamente el hecho de que su obra haya resistido el paso del tiempo. Sin embargo, estoy convencido de que como hombre de gran visión, Sir Rous habría aceptado que ha llegado el momento de actualizar su obra«.
Las últimas novedades destacadas
En 1998 se sanciona con Tarjeta Roja las entradas por detrás.
En 2008 se crean las figuras de los Árbitros Asistentes para las líneas de fondo y gol.
Esquema de la evolución de las Reglas del Juego del Fútbol:
1845 Reglas del Rugby.
1847 Reglas de Eton.
1848 Reglas de Cambridge.
1856 Reglas de
1857 Reglas de Shefflied.
1863 Reglas del Football Association.
1866 Cambio de las Reglas del Fuera de Juego.
1866 Colocación de una cinta entre postes como larguero.
1869 Libres Directos/Indirectos y Saque de Puerta.
1870 Se regula que cada equipo juega con once jugadores.
1870 Mención al Portero.
1871 Challenger Cup.
1873 Corner.
1874 Mención al Árbitro.
1875 Larguero.
1878 Unificación entre Football Association y Reglas de Shefflied.
1882 Saque de Banda con manos.
1883 British Home Championship.
1886 International Football Association Board (IFAB).
1888 Footbal League.
1891 Árbitro en campo y Jueces de Líneas, Penalty y Redes de Portería.
1897 No Fuera de Juego en campo propio.
1898 Las Reglas pasan de 14 a 17.
1904 Fedération Internationale de Football Association (FIFA).
1905 Aceptación en FIFA de Inglaterra.
1910 Aceptación en FIFA de Escocia y Gales.
1911 Aceptación en FIFA de irlanda.
1913 Inclusión de FIFA en IFAB.
1916 Fundación de la Confederación Sudamericana de Fútbol (CONMEBOL).
1920 No Fuera de Juego en Saques de Banda.
1925 No Fuera de Juego con dos defensores por delante del atacante en pase adelantado.
1930 I Campeonato Mundial de Fútbol.
1938 The Rules of the Games.
1954 Fundación de la Union of European Football Association (UEFA).
1965 Se permite un cambio por lesión.
1970 Se permite hacer dos cambios de jugadores durante el partido.
1976 Se crean las Tarjetas para las sanciones disciplinarias.
1990 No Fuera de Juego si el atacante está en línea con penúltimo defensor; y Tarjeta Roja por falta evitando ocasión manifiesta de gol.
1992 Infracción si el portero coge el balón con las manos tras pase de compañero (exepto cabeza).
1995 Aumenta el número de cambios de dos a tres.
1997 Desarrollo de las Reglas del Juego.
1998 Tarjeta Roja a las entradas por detrás.
2008 Árbitro Asistente para las líneas de fondo y gol.
Más Información en:
RELAÑO, A. (2010). 366 historias del Fútbol mundial. Ed. Martínez Roca.
YOGUI, R. (2008). El fútbol del fututo. Ed. Libros en la Red.
MARTÍNEZ DE LA FUENTE, V. y CASTELLANO, J. (2008). En “Fútbol e Innovación” de Castellano J. (editor). Wanceulen Editorial Deportiva.
BUENO, J.A. y MATEO, M.A. (2012). Historia del Fútbol. Ed. EDAF.
GALEANO, E. (1995): El fútbol a sol y sombra. Ed. Siglo XXI.
https://elfutbolymasalla.com/wp-content/uploads/2016/03/larguero-de-cinta.jpg540960Manuel Granado Palmahttps://elfutbolymasalla.com/wp-content/uploads/2021/10/logo-efyma.pngManuel Granado Palma2016-03-13 11:57:132020-04-09 23:19:53Historia de las Reglas del Fútbol
Las tarjetas en el fútbol (amarillas o rojas), mostradas por el árbitro a un jugador como señal visual de sanción disciplinaria, forma parte de la escenografía del fútbol. Pero su presencia es relativamente reciente.
Cuando no había tarjetas
Las tarjetas no aparecen en el fútbol hasta 1970. Esto no quiere decir que antes no hubieran expulsiones, porque sí que las había, aunque eran bastante infrecuentes. Hasta entonces las sanciones disciplinarias durante el transcurso de un partido eran notificadas a los jugadores por el árbitro de forma verbal. Así, el árbitro podía advertir a un jugador de una actitud antideportiva con riesgo de expulsión, o directamente notificarle su expulsión.
El inconveniente de que estas sanciones fueran sólo verbales es que reultaban poco claras y daban lugar a malas interpretaciones y confusiones, no sólo entre el público asistente, sino incluso entre los propios jugadores implicados.
El primer expulsado en un Mundial
El peruano Galindo, el primer expulsado en un Mundial.
Muchos fueron los jugadores expulsados en las diferentes competiciones nacionales, pero el primer jugador expulsado en un Campeonato Mundial ocurrió en el primero, en el de Uruguay de 1930, durante el partido de fase de grupo que enfrentaba a Perú y Rumanía el 14 de julio en el estadio Pocitos de Montevideo. El árbitro chileno Alberto Warnken ordenó abandonar el campo al zaguero peruano Plácido Galindo por una dura entrada sobre un rival, según se registra en los archivos de FIFA, aunque en muchos medios se informa de que el jugador expulsado fue Mario de las Casas.
A este respecto se exponen dos ejemplos en los que se puso claramente de manifiesto la necesidad de establecer algún sistema para hacer claras y visibles las sanciones disciplinarias, y una de ellas ocurrió en Cádiz, nuevamente avanzadilla de los aconteceres futbolísticos.
La expusión de Campanal el el IV Trofeo Carranza
Un ejemplo claro sobre la necesidad de crear un sistema visual de las sanciones se produce en la final del IV Trofeo Carranza de Cádiz, jugada el domingo 31 de agosto de 1958 entre el Real Madrid y el Sevilla CF.
Cuando faltan un par de minutos para la finalización del primer tiempo, el defensor sevillista Marcelo Campanal hace una fuerte entrada sobre el madridista Santisteban, que queda lesionado sobre el césped. Algunos madridistas se echan sobre Campanal recriminando su acción, formándose una gran trifulca. Entonces el árbitro, Blanco Pérez, se dirige a Campanal y le ordena “que se marche”. Y ahí viene el lío. Desde el cuadro madrileño se entiende que le ha expulsado, pero desde el sevillano se interpreta que le ha pedido que se aleje del lugar para no aumentar el estado de crispación.
De haber existido las tarjetas, todo hubiese sido claro. El caso es que desde el Real Madrid, con su presidente Bernabéu a la cabeza, se exige la retirada de Campanal, mientras que desde el Sevilla CF se niegan a aceptar la imposición “merengue” por considerar que esa no había sido la intención del árbitro. Cómo sería la tangana que el árbitro adelanta la llegada del descanso; y el segundo tiempo tardá más de media hora en reanudarse. Para ello se llegó a un acuerdo consistente en no expulsar a Campanal, pero que fuera sustituido por otro jugador. La afición cadista se posicionó del bando madridista, que terminaría ganando por 2 a 0 ante el júbilo de las gradas y el desencanto sevillista.
Hasta entonces la relación entre Cádiz, Cádiz CF y Sevilla CF había sido muy cordial y de estrecha colaboración, pues no hay que olvidar que el alcalde de Cádiz, José León de Carranza, era hermano del presidente sevillista, Ramón de Carranza.
El alcalde de Cádiz José León de Carranza y el presidente del Sevilla CF, su hermano Ramón.
Tanto debió doler esta actitud en el club hispalense, que pese al mencionado parentesco, desde el Sevilla CF se establece no volver a acudir nunca más al Trofeo Carranza (volvería en 1981, 23 años después) y, además, se retiraba la invitación al Cádiz CF para jugar el partido de inauguración del nuevo estadio Sánchez Pizjuán. ¡Y todo por no tener tarjetas!
La expulsión de Rattín en el Mundial de 1966
El 23 de julio de 1966 se juega en Wembley el partido de cuartos de final del Campeonato Mundial de fútbol que enfrentaba a Inglaterra y Argentina. El desarrollo mundialista ya venía marcado por una sospecha de parcialidad hacía los anfitriones, pero en este partido las sospechas terminaron de confirmarse.
Pasada la media hora de juego, el capitán argentino Antonio Rattín se dirige al árbitro, el alemán Rudolf Kreitlein, mostrando su brazalete de capitán para hacerle una protesta por una falta pitada en contra, posiblemente como estrategia para ralentizar el alto ritmo impuesto por los ingleses. Apenas hay palabras, pero los gestos del colegiado alemán indican la “retirada” del jugador. La situación se complica, pues por los gestos del árbitro, su decisión es expulsar al Rattín, que perplejo se niega a dar crédito a lo que parece estar sucediendo. Ni Rattín habla alemán, ni inglés, ni el ínclito Rudolf tiene idea de español, por lo que no hay forma de ponerse de acuerdo. Tal es el esperpento, que los argentinos exigen la presencia de un intérprete, que efectivamente aparece para explicar a los argentinos la decisión arbitral: Rattín ha sido expulsado.
Expulsión verbal de Rattín.
Tras más de diez minutos de discusión gestual y cacofónica, se confirma la inexplicable, nunca mejor dicho, expulsión de Rattín. Los argentinos no terminan de dar crédito a los sucedido, pues la actitud de Rattín no había sido en ningún caso provocadora, ni ofensiva, sencillamente quería hablar con el árbitro, “avalado” por su condición de capitán.
En la retirada de Rattín del terreno de juego suceden unos detalles que traspasarán el plano puramente futbolístico, pues el capitán argentino, al que el público grita «animals, animals», al pasar por uno de los banderines de córner, con la bandera inglesa, agarra con rabia el paño, estrujándolo en su mano; y después se sienta sobre la alfombra roja destinada a la reina, teniendo que ser desalojado por dos policías. Todo esto sería considerado por algunos medios como un desafío y ofensa al pueblo inglés.
Inglaterra ganaría el partido por 1 a 0 y también terminaría ganando “su” Mundial. Años después, el árbitro alemán justificaría su inexplicable decisión aduciendo que la mirada de Rattín “era malintencionada”, lo que interpretó “que me había insultado”. Para echarlo…
Después del partido también se conocería que el árbitro había amonestado a los jugadores ingleses Jack Charlton y Bobby Charlton, sin que nadie, ni los propios jugadores, ni entrenador, ni por supuesto público, hubiesen tenido constancias de ello. El propio director técnico inglés Alf Ramsay solicitó explicaciones a FIFA. ¡Y todo por no tener tarjetas!
La invención de las tarjetas
Ken Aston.
Debido a la propiferación de situaciones como las narradas, se hacía necesaria la búsqueda de algún sistema que clarificara las sanciones disciplinarias dentro del terreno de juego. La idea de hacerlo mediante tarjetas de colores surge de un colegiado inglés ya retirado, Keneth George Aston, al parecer en los días siguientes al comentado partido entre Inglaterra y Argentina.
Aston había vivido de primera mano aquella final del 1966 con la expusión de Rattín, pues era “responsable de arbitraje” y tuvo que mediar para que la situación no fuera a mayores y se suspendiese el partido. También había tenido una experiencia directa como árbitro en un partido de la fase de grupos del Mundial de Chile de 1962 entre Chile e Italia, donde hubo infinidad de patadas y agresiones y que pasaría a ser recordado como la “Batalla de Santiago”.
https://www.youtube.com/watch?v=hfc8fY3VFQk
Aston, que antes que árbitro había sido docente, circulaba con su coche por la londinense calle Kensington High, cuando se le puso un semáforo en amarillo advirtiendo precaución y poco después se tornó en rojo en inequívoca señal de que debía parar. Y en aquella parada se le iluminaron las ideas y se le ocurrió utilizar un sistema similar de señales cromáticas para comunicar las sanciones disciplinarias durante un partido. Así, para indicar que un jugador había sido advertido de expulsión, el árbitro le mostraría una tarjeta de color amarillo, y cuando hubiera decidido su expulsión le mostraría una tarjeta roja. Así todo quedaría claro, todo el mundo se enteraría y no habría dudas de lo ocurrido. ¡Eureka!
A Ken Aston se le considera el primer árbitro en vestir de negro con ribete blanco (lo que dio lugar al sobrenombre de “trencilla”), pues hasta entonces se uniformaban con camisa blanca y chaqueta. También se le considera el ideólogo del “cuarto árbitro” y de la incorporación de banderines a los “jueces de líneas” para señalar sus decisiones. Una frase suya sobre el fútbol quedó marcada para la posteridad: “en el fútbol no existe guión, nunca se sabe como terminará, pero lo más importante es divertirse y divertir”.
Desde hace unos años, la FIFA ha dado marcha atrás en las sanciones con tarjeta cuando se trata de amonestar a miembros del banquillo, en cuyo caso se retoma la amonestación de forma verbal directa a la persona sancionada. Se hizo con la intención de discreción y evitar complicaciones de protestas o reacciones del público ante la sanción, pero la realidad es que conlleva las mismas confusiones que cuando no había tarjeta. Un ejemplo de ello es el caso oocurrido el 21 de febrero de 2016 en el partido de la Bundesliga entre el Bayer Leverkusen y el Borusia Dortmun. El árbitro Felix Zwayer señaló la expulsón del entrenador del Bayer Leverkusen, Roger Schmidt, pero éste no se daba por tal y exigía explicaciones del árbitro, a lo que éste se nego; y ante la persistencia del entrenador de abandonar el partido, el árbitro mandó a todos a los vestuarios para aclarar la situación, cosa que se prolongó durante más de diez minutos.
La utilización de las tarjetas
Aston era miembro del Comité de Árbitros de la FIFA, donde presentó oficialmente su idea, que terminó siendo aprobada. El árbitro mostraría una tarjeta amarilla para notificar la amonestación de un jugador; y una tarjeta roja para notificar su expulsión, que podía llegar por una actitud o acción muy grave por sí misma, o por haberse hecho acreedor a una segunda amonestación (cartulina amarilla). Posteriormente Aston fue designado Presidente del Comité de Árbitros de la FIFA y las tarjetas se utilizan por primera vez durante el Campeonato Mundial de México en 1970. No fue la única novedad reglamentaria, ni siquiera la más importante, pues en este evento futbolístico también se autorizaron por primera vez la sustitución de jugadores en competición de FIFA. La primera sustitución fue en el equipo de la URSS, saliendo del terreno de juego Serebrjanikov y entrando en su lugar Punzach.
La tarjeta blanca en España
En España se introduce el uso de las tarjetas desde la temporada 1970/71, pero aunque la normativa oficial de FIFA establecía la utilización de tarjeta amarilla para apercibimiento de expulsión y roja para expulsión, la RFEF hace su particular interpretación y cambia la tarjeta amarilla por ¡¡¡blanca!!! Los aficionados españoles más veteranos las recordarán. En España la tarjeta blanca estuvo presente durante seis temporadas, pues en la temporada 1976/77 ya se adaptaron al formato FIFA y pasaron a ser amarillas, como en el resto de paises.
Este cambio de color vino justificado para facilita la identificación del color en los partidos televisados. Al inicio de los setenta, TVE comenzaba a televisar todas las jornadas un partido, pero todavía no había llegado el color a los televisores españoles. Para evitar confusión en las imágenes en blanco y negro de los colores amarillo y rojo, potenciado por la mala calidad del material de las tarjetas y la falta de uniformidad, se acordó desde la RFEF sustituir la tarjeta amarilla por una blanca, lo que hacía que se pudiera distinguir claramente de la roja.
Luis Miguel González en su libro “Las mejores anécdotas de los árbitros” (La Esfera de los Libros, 2013), recoge el testimonio del secretario general de la RFEF en los años setenta, Andrés Ramírez, esgrimiendo este argumento de la confusión del amarillo y el rojo en las imágenes en blanco y negro de la televisión.
La primera tarjeta
Aunque en algunos campeonatos nacionales y competiciones internacionales de clubs, ya se comenzaron a utilizar las tarjetas, la primera tarjeta de referencia se constata en el Campeonato Mundial de México en 1970. Fue el 31 de mayo, en el partido inaugural entre México y URSS. A los 37 minutos de partido, el árbitro alemán Kurt Tschenscher mostraba tarjeta amarilla al defensor soviético Kakhi Asatiani (algunos medios se la dan erróneamente a Evgeny Lovchev, que la recibió cuatro minutos después) por una dura entrada.
La primera tarjeta roja
En el Mundial de México de 1970 se mostraron muchas tarjetas amarillas, pero no se llegó a mostrar ninguna roja. Hubo que esperar al siguiente Campeonato del Mundo, en Alemania 1974, para que se mostrara la primera tarjeta roja mundialista. Esto no quiere decir que en otras competiciones nacionales e internacionales ya se hubiesen mostrado.
De hecho, en el partido de ida de las Semifinales de la Copa de Europa que enfrentaba al Celtic de Glasgow y Atlético de Madrid el 10 de abril de 1974 en el Celtic Park de Glasgow, el árbitro turco Dogan Babacan mostró la tarjeta roja a tres jugadores rojiblancos: Ayala y Quique por doble amarilla y Panadero Díaz por roja directa.
Casualmente este mismo “trencilla” otomano tendría el protagonismo de mostrar la primera tarjeta roja en un Mundial (Alemania Federal 1974). Fue durante el partido de fase de grupos entre Alemania Federal y Chile jugado en el Olympiastadium de Berlín el 14 de junio. La tarjeta roja se produjo en el minuto 67 de partido, recayendo sobre el chileno Carlos Caszely por agredir al defensor germano Berti Vogts. Desde algunos medios se dijo que Caszely provocó aquella expulsión para no jugar más con la selección de un país gobernado por el golpista y dictador Pinochet.
El concepto iconográfico de “tarjeta roja” ha trascendido al ámbito futbolístico para convertirse en una referencia habitual en del lenguaje para referirse a una situación de rechazo, y siendo utilizada en diferentes campañas de sensibilización, tales como “tarjeta roja al racismo”, “tarjeta roja al machismo”, “tarjeta roja al trabajo infantil”, etc.
La nueva tarjeta blanca
El presidente de la UEFA, Michel Platini, presentó en 2014 una propuesta a FIFA para la creación de una tercera tarjeta (además de la roja y amarilla). Sería la “tarjeta blanca”, cuyo objetivo sería “reducir la tensión entre la tarjeta amarilla y roja”, de forma que supondría una amonestación que conllevaría una expulsión temporal de diez minutos. La FIFA ya rechazó la propuesta en octubre de 2014, pero desde UEFA se sigue insistiendo en su implantación.
La tarjeta verde
Otra propuesta actual de tarjeta es la “tarjeta verde”, que a diferencia de las otras, no sería sancionadora, sino que supondría un reconocimiento al jugador de conducta especialmente deportiva. Este concepto se utiliza en relación al fútbol desde algunos sectores, pero nunca dentro del fútbol, como se pretende en este proyecto. Todavía no hay una propuesta formal, aunque en Italia hay una proyecto avanzado para incluirlo de forma experimental en la Serie B.
https://elfutbolymasalla.com/wp-content/uploads/2016/02/amarilla-a-cruyff.jpg474634Manuel Granado Palmahttps://elfutbolymasalla.com/wp-content/uploads/2021/10/logo-efyma.pngManuel Granado Palma2016-02-22 20:46:222017-03-20 20:16:21Las tarjetas en el fútbol
A base de repetírnoslo miles de veces, han hecho creer a muchos aficionados, incluso periodistas deportivos, que el portero dentro del área pequeña (área de meta) es intocable, que tiene un privilegio especial por el cual no puede ser tocado, en cuyo caso se cometería falta contra él. Es totalmente FALSO. En un balón en juego, el portero es un jugador más y no tiene ningún tipo de privilegio especial sobre el resto de jugadores, salvo el poder tocar el balón con las manos y todo lo que de ello se deriva.
Las Reglas del Juego de la FIFA
En ninguna parte de las Reglas de Juego de la FIFA se dice nada al respecto. En dichas Reglas, sólo se destaca como falta especial sobre el portero la recogida en su regla 12 sobre “Faltas e Incorrecciones” (pág. 39), que dice:
“Se concederá tiro libre indirecto si un jugador, en opinión del árbitro, impide que el guardameta pueda sacar el balón con las manos”.
Esta es la única infracción diferencial que refleja las Reglas del Juego sobre el portero, es decir, que una vez que el portero se ha hecho con la posesión del balón con las manos, se le debe dejar sacar libremente y sin obstaculizarle ni presionarle.
Posteriormente, en la “Interpretación de las Reglas de Juego y Directrices para Árbitros” sobre esta regla (págs. 123 y 124), se aclara cuándo se considera que el portero está en posesión del balón:
“El guardameta estará en posesión del balón:
Mientras el balón se halle en sus manos o entre su mano y cualquier superficie (p.ej., el suelo, su propio cuerpo).
Mientras sujete el balón en su mano abierta extendida.
Mientras bote el balón en el suelo o lo lance al aire.
Y seguidamente se señala lo siguiente:
«Cuando el guardameta controle el balón con sus manos, ningún adversario podrá atacarlo”.
Portero en posesión del balón. Ahora es falta atacarle.
Falta al portero por interferir en su saque una vez se ha hecho con la posesión del balón.
Posiblemente es de la “interpretación de esta interpretación de las Reglas del Juego” de donde se deriva la confusión. Lo que se dice no es que no se pueda entrar al portero como a cualquier otro jugador, sino que esa situación de privilegio respecto a los demás se produce cuando el portero, utilizando sus manos, se hace con la posesión del balón.
En este mismo apartado se explicita e interpreta la falta sobre el portero recogida en la regla 12 anteriormente citada:
“Infracciones contra el guardameta:
El hecho de impedir que el guardameta saque el balón con las manos constituye una infracción.
Se deberá sancionar a un jugador por jugar de manera peligrosa si patea o intenta patear el balón cuando el guardameta intente sacar el balón.
El hecho de restringir el radio de acción del guardameta intentando impedir sus movimientos, por ejemplo, durante un saque de esquina”.
Destacar también la última apreciación, pues supone un añadido a lo establecido en las “Reglas del Juego”, señalando que no se puede restringir el radio de acción del portero en sus movimientos, siendo una variante más rigurosa de la infracción sancionada con tiro libre indirecto por “obstaculizar el avance de un adversario” (regla 12 sobre “Faltas e Incorrecciones” (pág. 39).
«Comulgar con ruedas de molino»
La RAE define la locución verbal “comulgar con ruedas de molino” como “creer lo más inverosímil o los mayores disparates”. El potencial mediático de los mass media hace que en muchas ocasiones (más de las que debería) se creen tendencias de opinión e incluso conceptualizaciones falsas a costa de repetirlas infinidad de veces. Se va formando un imaginario falso, pero que se tiene como cierto e incuestionable. Se ha dicho y repetido tantas veces, que ni siquiera se plantea una reflexión analítica y crítica que responda a un razonamiento lógico.
«El elefante encadenado»
Jorge Bucay, en su cuento “el elafante encadenado” plasma una bonita metáfora que ilustra esta paradójica situación: El elefante del circo, un animal salvaje que hace gala de una gran fuerza, permanece atado con una minúscula cadena sobre un palo clavado en el suelo, ¿qué lo sujeta?, ¿por qué no huye? Desde que era muy pequeño, el elefantito ya estuvo atado con una cadena parecida, y aunque lo intento miles de veces, no pudo escapar, llegando al convencimiento de que realmente nunca podría hacerlo, por lo que un día dejó de seguir intentándolo.
En muchas ocasiones actuamos como el elefantito, llegamos a convencernos irracionalmente de falsas conceptualizaciones a fuerza de que que nos la repitan mil y una veces.
Ciertamente este “lavado de cerebro” se genera desde los mass media, pero tiene en la política, en los políticos, a sus más experimentados generadores.
Pero el mundo del fútbol tampoco es es ajeno a esta aberración mediática y son muchas las conceptualizaciones erróneas que terminan siendo asumidas como verdades irrefutables: los falsos mitos del fútbol. En este bloque se van a ir exponiendo algunos de estos falsos mitos. El primero que se va a tratar es el siguiente: “En el área pequeña el portero es intocable”, «el portero es intocable en su área», «es falta al portero, porque dentro del área pequeña no se le puede tocar»…
Conclusión:
Cuando el balón está en juego, el portero dentro del área pequeña es un jugador más, salvo que puede tocar el balón con las manos. Y si el portero está en posesión del balón con las manos, no se le puede restringir su radio de acción y no se le puede atacar. Por lo tanto no existe la falta al portero por tocarle, presionarle, saltarle, disputarle, etc. dentro del área pequeña.
https://elfutbolymasalla.com/wp-content/uploads/2015/10/mitos-del-fútbol-I-2-e1474138741377.jpg6281024Manuel Granado Palmahttps://elfutbolymasalla.com/wp-content/uploads/2021/10/logo-efyma.pngManuel Granado Palma2015-10-28 19:26:192021-10-12 21:28:25Falsos Mitos del fútbol: I El portero es intocable en su área
La acción de echar un balón fuera para que atiendan a un jugador contrario “lesionado” es considerado por muchos como un gesto de deportividad, respeto y solidaridad. Sin embargo, es todo lo contrario. Es más, yo diría que, en la mayoría de los casos, no sólo no implica deportividad, sino que demuestra falta de profesionalidad e incluso imbecilidad. Para parar o dar continuidad al juego está el árbitro.
El fútbol es competición. Se trata de ganar.
El reglamento
Las Reglas del Juego de la FIFA recogen esta situación en la Regla nº 5 relativa al árbitro. En el apartado de “Autoridad del árbitro” le concede entre sus “poderes” la posibilidad de “interrumpir el juego si juzga que algún jugador ha sufrido una lesión grave y se asegura de que sea transportado fuera del terreno de juego”; y especifica que “permitirá que el juego continúe hasta que el balón salga del juego si juzga que un jugador está levemente lesionado”. La situación está claramente reglamentada y no parece dejar lugar a dudas, salvo la interpretación para diferenciar una “lesión grave” de una “lesión leve”.
Aunque el reglamento otorga sólo al árbitro, y en ningún caso a los jugadores, toda la responsabilidad de detener el juego, parece obvio deducir que cuando un jugador interpreta a su criterio que un compañero sufre una lesión grave y, por las razones que sea el árbitro no se ha dado cuenta, debe avisar de ello y detener el juego lanzando el balón fuera del terreno de juego.
Lesión grave y lesión leve
Atendiendo al Reglamento, la decisión del árbitro para detener el juego por la lesión de un jugador, dependerá de si considera que la lesión es grave o leve. Este es el quid de la cuestión. Conste que estamos hablando de una lesión real del jugador, en ningún caso de una lesión fingida, cosa que se tratará más adelante. En principio, pudiera parecer que para diferenciar entre lesión grave y leve es necesaria una cierta cualificación médica, pero lo cierto es que sobre el terreno de juego es muy evidente para cualquiera determinar si la lesión en cuestión es lo suficientemente grave como para necesitar su tratamiento inmediato.
De hecho, cuando sucede una lesión realmente grave, la reacción de alarma de los propios jugadores, compañeros y rivales del lesionado, dejan patente la evidencia de la gravedad y la necesidad de su atención inmediata. Tanto la acción propiciatoria de la lesión, como la reacción del jugador lesionado, suelen ser muy evidentes de su gravedad. No hay lugar a las dudas y todos priorizan la atención al compañero a la continuidad del juego. Lo que sucede es que en la gran mayoría de los casos, la lesión del jugador no precisa de una atención inmediata para evitar su empeoramiento. Y repito que estamos tratando sólo casos de una lesión real del jugador.
No obstante, al margen de las evidencias al alcance de cualquiera, el responsable único de tomar tal decisión, el árbitro, sin ser un especialista médico, sí debe tener los conocimientos básicos para tomar con criterio dicha decisión, pues entre los contenidos de los “Cursos de Entrenadores” trabajan temas como “Bases Anatómicas y Fisiológicas del Deporte”, “Primeros Auxilios e Higiene en el Deporte”, “Fisiología del Esfuerzo y Biomecánica Deportiva” o “Preparación Física del Alto Rendimiento del Fútbol”.
La propia FIFA también hace una catalogación de las lesiones más frecuentes, destacando las ligamentosas, como esguinces, torceduras, distensiones, etc. sobre todo en hombros, tobillos y rodillas; las musculares, sobre todo en las piernas; las óseas, destacando las fracturas; y los golpes y contusiones, con especial atención a los sufridos en la cabeza.
La gravedad de la lesión es un factor determinante respecto a la necesidad de su atención inmediata para evitar daños mayores. Hay lesiones que pueden agravarse si no se atienden de inmediato; mientras que otras lesiones, incluso graves, no necesariamente pueden verse agravadas sin ser atendidas de inmediato. No pasa absolutamente nada si el lesionado es atendido unos segundos antes o después.
La mayoría de las lesiones, salvo las de gravedad (o previsión de gravedad), como pudieran ser los golpes en la cabeza, las roturas óseas abiertas o esguinces de grado III, no necesariamente requieren una atención inmediata; pues el lesionado puede aguantar perfectamente sin ni siquiera ser atendido. Por ejemplo, un golpe, que puede ser doloroso, no necesita un tratamiento inmediato, puede esperar unos segundos y no pasa nada. Algunos podrán alegar entonces que debido a ello un equipo queda mermado en el número de jugadores y juega en inferioridad, por lo que lo “deportivo” es esperar su incorporación y jugar en equilibrio; pero esto es un absurdo, pues se trata de una lance más del juego. De hecho esto también está contemplado por el Reglamento, pues en el caso de lesión del portero, sea cual sea, el árbitro sí debe detener el juego para su atención, por considerarse una situación anómala de desequilibrio.
Por otro lado, y esto es muy importante, la mayoría de las lesiones no impiden al lesionado salir por su propio pie del campo para, si así lo considera, ser atendido. Resulta ridículo ver a un jugador con una lesión mínima como un golpe, incluso en una zona del cuerpo ajena a las piernas, que permanece tendido en espera de atención, cuando no hay nada que le impida levantarse y salirse del campo si quiere ser atendido. De hecho, en la mayoría de los casos, cuando ya se ha detenido el juego y salen las asistencias médicas, el jugador sale por su propio pie del terreno de juego. Y en la mayoría de los casos, también se incorpora brioso al juego casi inmediatamente después.
La necesidad real de tirar el balón fuera
Atendiendo a las lesiones catalogadas por FIFA, merece una especial atención las relativas a los golpes en la cabeza, las roturas óseas abiertas y los esguinces de grado 3. Son los casos evidentes en los que es necesario detener el juego para su atención. Especial considerción requieren la atención inmediata de los golpes en la cabeza, pues incluso las fracturas abiertas o los esguinces graves, por dolorosos y dramáticos que pueden resultar, tampoco requieren de una atención médica inmediata. Los golpes en la cabeza sí. Cualquier golpe en la cabeza puede tener unas consecuencias graves para la salud del afectado y, ante la duda de su gravedad, siempre debe ser preceptivo detener el juego para atender al jugador.
Éstas, y solamente éstas, son la situaciones reales en la que es preceptivo y lógico detener el juego para atender a un jugador. Lo lógico y esperado es que se haga por indicación del árbitro; pero si, por las razones que sea, el árbitro no se percata de la gravedad de la situación, lo lógico (por humanidad) es que cualquier jugador lance el balón fuera para que el jugador gravemente lesionados sea atendido lo antes posible.
Con la reanudación del juego, lo normal y deportivo es que el equipo que tenía posesión del balón, la mantenga, ya sea no disputándole el balón en el “bote neutral”, si fue el árbitro quien detuvo el juego; o cediéndole el balón al equipo cuyo jugador lo lanzó fuera.
La pillería de tirar el balón fuera
Al margen de las situaciones reales en las que es preceptivo y deportivo detener el juego para atender a un jugador con una lesión grave, en los partidos se producen, cada vez con mayor frecuencia, el aprovechamiento de esta normativa para “perder tiempo” (ver “pérdida de tiempo”). Son frecuentas los casos en que un jugador simula una lesión para que, bien un compañero haga de cómplice y lance el balón fuera; bien engañando al árbitro para que detenga el juego; o burlarse de un inocente jugador rival, que cayendo en el engaño, lance el balón fuera.
Con todo ello se pierde un tiempo que va en claro beneficio del jugador supuestamente lesionado. De hecho, estas lesiones siempre se producen en los últimos minutos del partido y en jugadores del equipo al que favorece el resultado. La “pérdida de tiempo” tiene sentido a sabiendas que el árbitro no va a compensar en justa medida la prolongación del partido. Las situaciones resultan grotescas, de jugadores aparentemente lesionados de gravedad y que, una vez perdido el tiempo para su supuesta atención, inmediatamente después están corriendo de nuevo.
Reproches de antideportividad
Pongamos una situación gráfica de ejemplificación:
“Minuto 85 de juego. El equipo A gana al B. Un jugador del equipo A queda tendido supuestamente lesionado. El árbitro no detiene el juego. El balón está en posesión del equipo B, que sigue el juego. Los jugadores del equipo A, piden a los del equipo B que tiren el balón fuera para que el compañero sea atendido. Los jugadores del equipo B no hacen caso y siguen el juego de su ataque, cosa que también hacen los del equipo A en defensa, aunque sin dejar de exigir la detención del juego. El jugador del equipo A lesionado se termina levantando y se incorpora al juego”.
Esta situación no es excepcional, sino que cualquier aficionado la ha podido vivir en muchas ocasiones.
Analizando el supuesto, comprobamos situaciones paradójicas: Los jugadores del equipo A reclaman a los del equipo B que hagan lo que ellos no hacen. Los jugadores del equipo A consideran que hay un compañero gravemente lesionado y que necesita atención médica inmediata, pero como el árbitro no detiene el juego, reclaman al equipo B que lo hagan ellos tirando el balón fuera. Consideran que es una actitud “antideportiva” por priorizan el juego a la salud de un compañero. Lo paradójico es que ellos actúan de la misma manera, pues ellos también siguen el juego en detrimento de la supuesta gravedad de su compañero. Si realmente consideran que la salud de su compañero es tan grave y que necesita de una atención inminente, debería desocuparse del juego y del rival y atender la salud de su compañero. Evidentemente no toman esta actitud, no por insolidaridad o deshumanización sobre el compañero, sino porque saben que realmente no tiene nada. Cuando el jugador, sea del equipo que sea, tiene conciencia real de la gravedad de un compañero, no duda en ningún momento (salvo salvajes) en anteponer su atención a la dinámica del juego.
La solución está en el árbitro
Al igual que se trata en el capítulo “Pérdidas de Tiempo”, el responsable o culpable de este tipo de situaciones anómalas no es el jugador que simula la lesión en beneficio de los intereses de su equipo, todo lo contrario; el principal responsable es el árbitro. Y su responsabilidad no es tanta por la detención del juego, que puede incluso verse obligado a hacerlo como medida de precaución, por mor de que la lesión supuestamente simulada, sea realmente grave (aunque como se ha visto son pocos los motivos de gravedad); sino por no compensar ese tiempo perdido en el tiempo de prolongación del partido. Y aún más, si el árbitro certifica la simulación y la intención de “pérdida de tiempo”, debería proceder amonestando al jugador que ha simulado la lesión o la gravedad de la misma.
El propio presidente de la FIFA Joseph Blatter iba más allá y certificaba que: “Es muy irritante que el jugador supuestamente medio muerto resucite en cuanto sale de la cancha (…) que no deberían tirar el balón afuera (…) hay que acabar con esta clase trampas, es una cuestión de respeto a los oponentes y aficionados».
El gesto “imbécil” de devolver el balón al rival
Pero el árbitro no es el único responsable de estas situaciones tan absurdas. Igualmente culpable es aquel jugador del equipo rival del “lesionado” que tira el balón fuera para que sea atendido. En muchos casos, incluso es consciente que se trata de un engaño del rival, de una estrategia para perder tiempo, y pese a ello, termina tirando el balón fuera, a la vez que hace elocuentes gestos de reproche a la acción. Es como un «cornudo consentido». Sin embargo, dejándose llevar por la presión mediática, y embaucado por la situación, inocentemente y contrariando los intereses de su equipo, entra en el engaño de la pérdida de tiempo. Para algunos puede ser un gesto de “deportividad”, “compañerismo”, “solidaridad”, etc., pero en realidad se trata de un gesto de mal profesional y, en el mejor de los casos, de un gesto de “imbecilidad”.
Algunos equipos, generalmente por iniciativas de sus entrenadores, se han negado a caer en la “imbecilidad” y se han manifestado abiertamente contrarios a tirar el balón fuera o devolverlo si lo hace el contrario. No se trata de un gesto de “antideportividad”, sino de “antiimbecilidad”. Es el caso, por ejemplo de Fabio Capello: «Aquí nunca pasaba, pero en Italia ocurría continuamente. Mi idea es que la gente se tira cuando ve que el contrario tiene la oportunidad de hacer una contra. Le llamo mareo repentino. Gente fuerte que son duros en los choques pierden el balón y se tiran. Conozco más que muchos de juego limpio y eso no es ser deportivo, es un engaño. (…) A mí no me gusta que se tiren, siempre se lo digo a los jugadores. La gente mentirosa no me gusta. Hay que tirar el balón a la banda cuando pite el árbitro, es él quien siempre tiene que decidir. (…) Los jugadores saben cuándo en un choque se ha hecho daño el contrario, lo ve de inmediato y cuando uno se tira también. (…) Siempre pasa en los córners o en una pérdida en el medio campo. Uno se tira al suelo por miedo a las contras. Es un problema gordo que hay que solucionar. Hay que parar el juego cuando pita el árbitro, no tirarlo fuera»
El compañero cómplice
Finalmente está la actitud del compañero cómplice, aquel que viendo a su compañero tendido en el suelo, bien con una lesión leve que no requiere atención inmediata o fingiendo una lesión, con el propósito de paralizar el juego y perder tiempo; le sigue la estrategia y tira el balón fuera. Este jugador está en lo correcto, pues su actitud responde a los intereses de su equipo. El problema vuelve a estar en el árbitro y en el jugador rival que debe poner el balón nuevamente en juego. En estos casos, el árbitro no debería pecar en el engaño (y si lo hace, como ya se ha dicho, prolongar al final el partido en su justa medida) y dar continuidad al juego; y el jugador rival que pone el balón en juego, no cederlo al equipo del lesionado, que tenía posesión del balón, pero lo lanzó fuera. De lo contrario, devolver el balón al contrario, se culmina el engaño, se peca de ingenuidad y de poca profesionalidad al dar ventaja al rival, un rival que se ha reído de él de la forma más descarada.
Conclusión
El juego sólo debe detenerse si se produce la lesión grave de un jugador, tales como roturas óseas, esguinces graves o golpes en la cabeza. Y éstas se ven claramente. Se debe considerar especialmente aquellas lesiones que requiere un tratamiento inmediato para evitar su empeoramiento. Para todas las demás lesiones no es necesario detener el juego, pues la lesión no requiere atención inmediata. Por otro lado, el árbitro es el único facultado para detener el juego y no debe caer en las estrategias de pérdidas de tiempo. Los jugadores del equipo contrario a aquellos que pretenden perder tiempo simulando una lesión o dando impresión de mayor gravedad de la misma, tampoco deben pecar en la estrategia y no debería echar el balón fuera; y si lo hiciese el equipo rival, no devolverle el balón con la reanudación del juego. Un acosa es ser «deportivos» y otra ser «imbécil».
https://elfutbolymasalla.com/wp-content/uploads/2015/02/balonfuera.jpg406600Manuel Granado Palmahttps://elfutbolymasalla.com/wp-content/uploads/2021/10/logo-efyma.pngManuel Granado Palma2015-02-16 12:50:452021-10-12 11:05:54Tirar el balón fuera
La “pérdida de tiempo” es considerada por muchos como una actitud antideportiva, como algo que va contra la esencia del fútbol. Sin embargo, es todo lo contrario. Es más, yo diría que es una obligación del jugador exprimir el reglamento al máximo, y en ello está la pérdida de tiempo para mantener el resultado que resulta favorable a su equipo. Y luego, eso sí, está el árbitro para interpretar el reglamento y tomar las oportunas decisiones.
El fútbol es competición. Se trata de ganar.
El reglamento
El tiempo de juego de un partido regular de fútbol es de dos tiempos de 45 minutos. Luego está la posibilidad de dos tiempos de 15 o las tandas de penaltis para resolver los empates en competiciones de eliminatorias. En todo caso, este tiempo de juego es a “cronómetro corrido”, esto es, que a diferencia de otros deportes, el tiempo no se para en ningún caso, salvo situaciones de suspensión temporal del partido. Eso sí, el árbitro tiene la potestad para considerar la prolongación de cada una de las partes del partido el tiempo que considere oportuno, a su criterio, según entienda que el juego ha estado detenido en exceso por diferentes causas, como lesiones, sustituciones, etc.
En las Reglas del Juego de la FIFA, en su regla número 7 relativa a la “Duración del Partido” se trata la recuperación del tiempo perdido en los siguientes términos:
Cada periodo deberá prolongarse (a criterio del árbitro) para recuperar todo tiempo perdido por: sustituciones, evaluación de la lesión de jugadores, transporte de los jugadores lesionados fuera del terreno de juego para ser atendidos, pérdida de tiempo o cualquier otro motivo.
Y en la Regla número 12 sobre “Faltas e Incorrecciones” se regula la amonestación de un jugador cuando el árbitro considere que está “retardando la reanudación del juego”. En el apartado relativo a “Interpretación y Directrices” se especifican diferentes acciones que pueden ser consideradas como pérdidas de tiempo, como “simular una lesión; lanzar un tiro libre desde un lugar erróneo con la deliberada intención de obligar al árbitro a ordenar su repetición; simular la intención de lanzar un saque de banda, pero dejar de pronto el balón a un compañero para que efectúe el saque; patear el balón lejos o llevárselo con las manos después de que el árbitro detenga el juego; retardar excesivamente el lanzamiento de un saque de banda o de un tiro libre; retardar la salida del terreno de juego durante una sustitución; provocar deliberadamente un enfrentamiento tocando el balón después de que el árbitro haya interrumpido el juego; o celebrar en exceso la celebración de un gol”.
Por todo ello, la “pérdida de tiempo” es un elemento “reglamentario” del fútbol, pues viene regulado en el Reglamento. Eso sí, el árbitro tiene una doble potestad frente a ello:
Amonestar al jugador cuando considere que está perdiendo tiempo de forma intencional.
Prolongar el tiempo de juego el tiempo que considere oportuno atendiendo a las situaciones de exceso de “pérdida de tiempo” que se hayan producido.
Es importante destacar que no toda “pérdida de tiempo” es intencional. Es decir, puede haber situaciones en las que el juego esté parado por cuestiones realmente necesarias, en cuyo caso no habrá que amonestar al jugador, pero sí considerar la prolongación del tiempo de juego.
Obligación de “perder tiempo”
Atendiendo al propio Reglamento, no hay nada que reprochar a aquel jugador que utiliza cualquiera de estas estrategias para perder tiempo. De hecho estos reproches siempre se hacen si el jugador es del equipo rival, pues cuando es del propio sucede todo lo contrario, se aplaude e incluso se exige, reprochándose justo lo contrario. El fútbol está reglamentado de tal manera que el que tiene prisas es el que le falta poco por alcanzar un resultado positivo; mientras que el que tiene ese resultado positivo por escaso margen, sólo desea y hace lo posible para que el tiempo pase jugándose lo menos posible.
Por todo ello, aquel jugador cuyo equipo gana por escaso margen y que ante cualquier roce se tira al suelo y espera ser atendido, etc. provocando la parada del juego y retrasando su reanudación, es digno de elogio. No lo contrario. Está usando las posibilidades que le concede el Reglamento para conseguir la victoria de su equipo. Y lo hace a riesgo de ser amonestado, por lo que la estrategia no es gratis. Es como quien corta un contraataque rival en eso que viene a llamarse una “falta táctica”. Es lo mismo: utilizar las posibilidades que te concede el reglamento al servicio de tu equipo.
Como se ha dicho anteriormente, puede pasar que la pérdida de tiempo no sea intencional. Puede ser que ese jugador del equipo que va ganando sufra realmente una lesión (ver artículo «tirar el balón fuera«) que no le permita seguir jugando y requerir las asistencias médicas, aunque con todo ello paralice el juego en beneficio de su equipo.
La solución está en el árbitro
El problema de este tipo de situaciones no debe centrarse en el jugador que “pierde tiempo”, pues como se ha comentado prácticamente está en su obligación. El problema está en quien aplica el reglamento, esto es, en el árbitro. Al igual que en el ejemplo anterior de la acción de “falta táctica” el árbitro debe sancionar la falta y, si así lo considera, amonestar al jugador infractor; en el caso de las situaciones de “pérdida de tiempo”, debe actuar con el mismo rigor.
Dicho esto, ante una situación que el árbitro considere de “pérdida de tiempo”, deberá aplicar el Reglamento con todo el rigor que éste le permite, es decir:
Amonestar al jugador cuando considere que está perdiendo tiempo de forma intencional.
Prolongar el tiempo de juego el tiempo que considere oportuno atendiendo a las situaciones de exceso de “pérdida de tiempo” que se hayan producido.
En los casos comentados en los que la “pérdida de tiempo” no es intencional, o al menos así lo considere el árbitro, no deberá amonestar al jugador provocador de la “pérdida de tiempo”, pero eso no le impide la aplicación del punto segundo, esto es, la prolongación del partido acorde a esa pérdida anormal de tiempo. A veces la pérdida de tiempo es tan claramente intencional como cuando un jugador supuestamente «lesionado» cae fuera del terreno de juego y rueda hacia dentro para que se pueda parar el juego y entren las asistencias. Pues hay árbitros que lo permiten…
Si sucede de forma habitual este tipo de situaciones irregulares es, bien porque no están reguladas; bien porque no se aplica correctamente el Reglamento, como es el caso.
Tarjeta por perder tiempo
Esta primera aplicación del Reglamento respecto a la “pérdida de tiempo” se viene aplicando con cierta normalidad. Ciertamente cuando el árbitro considera que un jugador está utilizando alguna estrategia para “perder tiempo”, es bastante normal que lo amoneste. Y no sólo eso, sino que en ocasiones se muestran excesivamente celosos en este tipo de amonestaciones. Hasta aquí, perfecto.
Hay situaciones que son tremendamente descardas, que se ven claramente que el jugador no pretende otra cosa que “perder tiempo”.
Prolongación del tiempo de juego
El problema viene en la aplicación del segundo apartado, el referente a la prolongación del tiempo de juego. Lo habitual, lo normal en la gran mayoría de partidos, tanto nacionales como internacionales, es que pase lo que pase, el árbitro decida una prolongación del primer tiempo en un minuto y, como mucho, dos; y del segundo periodo en tres o cuatro minutos.
Respecto al primer tiempo puede considerarse normal, pues con tanto partido por delante no resulta lógica la pérdida intencional de tiempo.
Todo lo contrario de lo que sucede en el segundo, pues las “pérdidas de tiempo” intencionales van adquiriendo mayor lógica cuanto más se acerca el final del partido. Es precisamente en los últimos minutos de juego cuando se producen todos esos casos de estrategias para “perder tiempo”. Pero el hecho de que el árbitro, como costumbre, y pase lo que pase, siempre, o casi siempre, prolongue el partido en esos tres o cuatro minutos; o cinco como casos extraordinarios. Ya es raro raro ver un partido donde se anuncie una prolongación superior a los cinco minutos.
Ante esta decisión arbitral normalizada, aún resulta más lógica la actitud del jugador que utiliza estrategias para “perder tiempo”, pues sabe que su acción prácticamente no tendrá repercusión en la prolongación del partido, resultando por tanto una acción positiva para la victoria de su equipo. Sólo la simulación de una lesión puede tener parado el juego hasta dos minutos. Evidentemente resulta tremendamente rentable.
Podría decirse que las decisiones arbitrales sobre la prolongación del tiempo de juego no hacen sino potenciar las estrategias de “pérdidas de tiempo” de los jugadores.
La justicia ante estas acciones, que es lo que deberían hacer los árbitros, vendría por salirse del corsé de esos tres, cuatro o cinco minutos de prolongación y ajustarse más a la realidad de esa pérdida de tiempo, sobre todo cuando considere que ha sido intencional intencional. De tal forma que si el árbitro considera que efectivamente un equipo ha “perdido tiempo” en exceso con estrategias intencionales, prolongue el tempo de juego en razón a ello. En estos casos no debería ser anormal que un segundo tiempo se pudiese prolongar en siete, ocho, nueve o los minutos que se considere. No se trata de jugar a “cronómetro parado”, como sucede en otros deportes de equipo, sino simplemente de recuperar, al menos, parte del “tiempo perdido”.
Y para ello no hace falta nada, simplemente aplicar el Reglamento. Bien por los árbitros por amonestar a quienes “pierden tiempo” de forma intencional; pero mal por no prolongar el partido el tiempo suficiente para compensar esa irregular “pérdida de tiempo”. Estoy seguro que si esto fuera así, si realmente se aplicara el Reglamento, se acabaría en gran medida con estas acciones y estrategias de “perdida de tiempo” intencionales, pues ya no resultarían tan rentables.
Otra posible solución, aunque para ello habría que modificar el Reglamento sería, por ejemplo, que los último diez o quince minutos del partido se jugasen a “cronómetro parado”, sin necesidad quizás de la rigurosidad con la que se lleva en baloncesto, sino más bien al modo del “Time-Out” que se aplica en balonmano, donde el crono se para en situaciones concretas y a criterio de los árbitros.
Conclusión
El jugador que pierde tiempo no sólo no debe ser reprochado por ello, sino todo lo contrario, debe ser loado. Se juega una amonestación y beneficia a su equipo en una acción que está regulada por el Reglamento. Eso sí, lo hace a sabiendas de que apenas va a tener repercusiones en la prolongación del tiempo de juego, lo cual justifica aún más su acción. El problema viene por las decisiones arbitrales al respecto (no tanto del Reglamento, que si lo regula) por no considerar en su justa medida esas acciones para prolongar el tiempo de juego en concordancia.
https://elfutbolymasalla.com/wp-content/uploads/2015/02/perdida.jpg405600Manuel Granado Palmahttps://elfutbolymasalla.com/wp-content/uploads/2021/10/logo-efyma.pngManuel Granado Palma2015-02-12 17:56:252021-10-13 20:36:23Las pérdidas de tiempo
En el fútbol actual prácticamente todas las competiciones de eliminatorias o finales que acaban en empate se resuelven con un tiempo de “prórroga” de media hora (dos tiempos de quince minutos); y de seguir el empate se determina el ganador con la llamada “Tanda de Penaltis”, que consiste, básicamente, en que cada equipo lanza alternativamente cinco penaltis, ganando el que más goles consiga. De continuar el empate, se siguen lanzando penaltis uno a uno hasta que un equipo marque y el otro falle, teniendo que hacerlo siempre jugadores que acabasen el partido en el terreno de juego, salvo que se completen todos, en cuyo caso se puede repetir.
El famoso penalti de Panenka en la Eurocopa de 1976
Hasta entonces los desempates en eliminatorias o finales se dilucidaban jugándose un nuevo partido o incluso por sorteo, como fue el caso de la eliminación de España para el Mundial de 1954 en Suiza. El sistema de la “Tanda de Penaltis” es una solución para evitar la injusticia del sorteo o la problemática del tiempo asociada a tener que jugar partidos de desempates.
Propuesta de la Federación Alemana
Kard Wald
El origen oficial de la «Tanda de Penaltis» se remonta a 1970, cuando la UEFA y la FIFA aceptan el sistema a presentado por la Federación Alemana, que ya lo había aceptado, a propuesta personal del exárbitro alemán Karl Wald. De tal manera que oficialmente se reconoce la invención del sistema institucionalmente a la Federación Alemana y personalmente al mencionado Karl Wald.
A partir de entonces, el sistema de la “Tanda de Penaltis” comienza a aplicarse, siendo la primera vez en 1970 en Inglaterra, en un enfrentamiento entre el Manchester Utd. y el Hull City en la Watney Cup. La UEFA lo aplica por primera vez en la Eurocopa de 1976 en Yugoslavia, la cual pasaría a la historia no sólo por la utilización de este nuevo sistema de desempate, sino por la peculiar manera de lanzarlo de Antonin Panenka (penalti a lo Paneka), que supondría el título de Checoslovaquia frente a la República Federal Alemana. Respecto a la FIFA, la primera vez que se utiliza es Mundial de 1982 en España.
Gol de Oro y Gol de Plata
Posteriormente se han ideado otros sistema de desempates alternativos a la “Tanda de Penalti”, pero no han llegado a convencer, por lo que se ha vuelto al sistema de la “Tanda de penalti”. Fueron el sistema llamado “Gol de Oro”, aplicado en la Eurocopa de 1996 en Inglaterra y el Mundial de 1998 en Francia), consistenete en que sería vencedor aquel equipo que marcara un gol durante la prórroga; y el “Gol de Plata”, que sustituye al “Gol de Oro” en 2002, y que sería utilizado en la Eurocopa de 2004 en Portugal, consistente en lo mismo que el “Gol de Oro”, pero dejando terminar el tiempo de prórroga en la que se consigue el gol. Ambos sistemas fueron abolidos tras la Euocopa de 2004 para regresar al sistema clásico de la “Tanda de Penaltis” tras los dos tiempos de quince minutos de prórroga.
Rafael Ballester
Pero esta atribución al alemán Karl Wald es una de las mayores injusticias y mentiras de la historia del fútbol, pues el verdadero inventor de la “Tanda de Penaltis” fue Rafael Ballester Sierra, un directivo del Cádiz CF, que fue presidente del popular equipo UD Gaditana y también articulista en “Diario de Cádiz” a principio de la década de los sesenta. Ballester también emitió su idea a la FIFA, pero lo hizo en castellano (lo preceptivo es traducido al inglés), sin patentarlo y a título individual, sin ningún respaldo institucional, a diferencia de Ward, que lo hizo a través de la Federación Alemana y con todos los formalismo pertinentes.
Rafael Ballester
VIII Trofeo Carranza de 1962
Cartel del VIII Trofeo Carranza de 1962
La verdadera autoría de Rafael Ballester no tiene debate alguno, pues las pruebas son más que evidentes: en 1962 Rafael Ballester escribía en su columna en “Diario de Cádiz” los detalles de su idea como propuesta para determinar los empates en los partidos del Trofeo Carranza; y casualmente en la edición de ese mismo año se tuvo la ocasión de aplicarlo en la gran final. Pero no era la primera vez que lo hacía, pues ya venía propugnando la idea desde la edición de 1958, la tercera, tras una prorroga en la Consolación entre Viena SC y AS Roma, con la idea de superar los empates con esta original forma, lo que fue aceptado por la organización, en este caso el Ayuntamiento, incluyéndolo en sus bases normativas. Así pues, no hay dudas: el verdadero inventor de la “Tanda de Penaltis” fue el gaditano Rafael Ballester y la primera vez que se utilizó fue en el domingo 2 de septiembre de 1962 en la final del Trofeo Carranza de Cádiz.
Aquella final del Trofeo Carranza de 1962 (VIII edición) la disputaron el FC Barcelona y el Real Zaragoza, el de la delantera mítica de los “cinco magníficos” (Canario, Santos, Marcelino, Villa y Lapetra). El partido termina en sus noventa minutos con empate a cero y se pasa a jugar los dos tiempos de quince minutos de prórroga, a la que se llega con empate a uno. Primero marca el Real Zaragoza por mediación de Marcelino al inicio de la prórroga; y empata el barcelonista Ré a falta de dos minutos del final.
La primera «Tanda de Penaltis» de la historia
Con el empate final, los dos equipos desconocen con claridad el nuevo sistema, al igual que el público, que espera el sorteo de una moneda para decidir el vencedor. En el mismo terreno de juego se les explica a los dos equipos el nuevo sistema de la “Tanda de penaltis”, que es acogido con cierto entusiasmo y sorpresa. El sistema no era exactamente igual al actual, pues primero lanzaba sus cinco lanzamientos un equipo y luego lo hacía el otro. Así las cosas, ambos equipos se preparan para inaugurar el nuevo sistema.
Se decide que comience lanzando el Real Zaragoza en la portería de fondo sur. Poco a poco los aficionados se van enterando de lo que sucede y son muchos los que saltan al campo para ser testigo desde un primerísimo plano. Entonces el estadio contaba con un amplio espacio detrás de las porterías y allí se colocan muchos aficionados, al igual que en los laterales e incluso dentro del terreno de juego, donde también están todos los expedicionarios de los equipos, directivos, periodistas, etc. Cuando esto sucede, los aficionados del otro fondo, el fondo norte, también comienzan a saltar al campo con la intención de atravesarlo, pero un improvisado cordón policial se lo impide y quedan en su zona.
El primero en lanzar es el zaragocista Duca (un brasileño que pasará a la historia como el primer lanzador de una “Tanda de Penaltis”), que marca. A continuación marca Seminario, fallan Lapetra y Santamaría y el portero Yarza anota el quinto penalti. Toca el turno al FC Barcelona, pero debe hacerlo en la otra portería, lo que hace que toda la comitiva y todos los aficionados que están en el campo corran por los laterales del campo hacia el otro lado, donde ya espera un nutrido grupo. Benítez, Cayetano y Ré marcan los tres primeros lanzamientos, pero Camps y Cubilla fallan los suyos, por lo que se mantiene el empate.
Rizando el rizo
Vuelve el desconcierto sobre cómo seguir el desempate y, siguiendo las indicaciones de Ballester, se resuelve realizar una nueva tanda de cinco, pudiendo repetir los lanzadores. Antes de esta decisión definitiva se barajaron otras posibilidades, incluido el sorteo, o la propuesta por el entrenador del FC Barcelona Ladislao Kubala, que planteaba que lanzaran los entrenadores. Hay que recordar que Kubala (35 años), uno de los mejores futbolistas de la historia, había acabado de abandonar el fútbol activo y estaba en plena forma, de hecho volvería a recuperar su carrera como jugador; mientras que el del Real Zaragoza era César (42 años), uno de los mayores goleadores de la historia del fútbol español (su record de 212 goles oficiales en el FC Barcelona fue superado por Messi en 2012).
FC Barcelona, Campeón del VIII Trodeo Carranza en 1962
La idea de Kubala no prospera y se dispone todo para repetir la tanda. Ahora comienza el FC Barcelona, en la misma portería de fonfo norte, anotando sus cinco lanzamientos, por mediación de Goywaerts, Benítez, Ré, Gracia y Verges. Toca el turno al Real Zaragoza y toda la comitiva vuelve a desplazarse a la portería de fondo sur. Duca vuelve a ser el primer lanzador, pero esta vez falla, por lo que ya no hace falta seguir la tanda, proclamándose al FC Barcelona como vencedor del Trofeo, y por ende, de la primera “Tanda de Penalti” de la historia.
En 1995 el Cádiz CF hizo un merecido homenaje a Rafael Ballester, nombándole pregonero de la edición del Trofeo de aquel año. Rafael Ballester falleció en Cádiz el 28 de junio de 2015 a los 87 años.
Rafael Ballester, el inventor de la «Tanda de Penaltis»
Antecedentes anteriores al «Carranza»
Es fácil imaginar que han tenido que haber no uno, ni dos, ni tres antecedentes donde se han lanzado penaltis para resolver un empate en un partido de fútbol, sino que han debido de haber miles y miles de casos en todo el mundo y en múltiples contextos, desde patios de colegios a copas o torneos amistosos. Pero sigue recayendo sobre Cádiz y sobre Rafael Ballester la autoría de haberse regulado por primera vez de forma oficial en las bases de una competición.
Algunos de los antecedentes se constatan por los estudios de Jorge H. Gallego o Luis Javier Bravo Mayor.
Luis Javier Bravo Mayor publica en “CIHEFE: Cuadernos de Fútbol” el artículo “Las tandas de penaltis no se inventaron en Cádiz”, donde descubre y demuestra un partido en La Coruña (estadio Riazor) en homenaje al jugador deportivista Julian Cuenca. El Deportivo Coruña se enfrenta al Vasco da Gama brasileño. El diario deportivo MARCA (26 de mayo de 1955) anunciaba en la previa que: “En caso de empate habrá prórroga, y si éste persiste se resolverá por penaltis”.
Escribe una segunda parte, publicado también en “CIHEFE: Cuadernos de Fútbol”, con el título “Las tandas de penaltis no se inventaron en Cádiz (2ª parte)”, donde demuestra que el mismo día en que se decide por la tanda de penaltis la final del “VIII Trofeo Carranza” entre CF Barcelona y Real Zaragoza (2 de septiembre de 1962 a las 23.00 h.), se juega la final del “VIII Trofeo Concepción Arenal” en la localidad gallega de El Ferrol (Estadio Manuel Ribera), entre el RCD Coruña y el Real Betis (16.00 h., unas horas antes que en Cádiz), que también se resuelve por tanda de penaltis (MARCA, 4 de septiembre de 1962). También demuestra que, curiosamente, el mismo día 2 de septiembre, por la mañana, se jugó en el Campo de La Granja de La Coruña el “Trofeo La Victoria” de fútbol modesto, entre el Vioño FC y el Español SD, que tras empatar en tres partidos, el último se resolvió por tanda de penaltis.
Es indiscutible que, efectivamente, no fue en Cádiz la primera tanda de penaltis, pero eso no quita que se inventaran en Cádiz y que fuese la primera vez que se reglamentara. Que se lance la tanda de penaltis o no depende de que el partido quede o no en empate. Podría haber pasado que aquella final del Carranza entre CF Barcelona y Real Zaragoza no acabase en empate y no se hubiese tenido que recurrir a los estipulado en las bases del torneo y así sucesivamente. Ese imponderable no quitaría la autoría, al igual que no la quita que haya antecedentes.
https://elfutbolymasalla.com/wp-content/uploads/2015/01/Rafael-Ballester1.jpg530400Manuel Granado Palmahttps://elfutbolymasalla.com/wp-content/uploads/2021/10/logo-efyma.pngManuel Granado Palma2015-01-20 16:26:092021-10-22 18:32:56El invento de la Tanda de Penaltis