Jugar al fútbol está bien; jugar al fútbol en la playa, mejor; jugar al fútbol en las playas de Cádiz, no tiene precio.
Quien no haya jugado al fútbol en las playas de Cádiz no sabe lo que es disfrutar de este deporte en su grado summun. Los mejores jugadores de la historia podrán presumir de haber jugado en los más grandes y emblemáticos coliseos futbolísticos, pero pocos, muy pocos de ellos habrán tenido el privilegio de dar patadas a un balón en las playas de Cádiz. Sólo algunas genialidades del fútbol como Mágico González o Pepe Mejías saben lo que es eso. Pero lo mejor de todo es que para disfrutar de este maravillosos privilegio no hace falta ser una gran estrella del fútbol, más bien todo lo contrario…al
Jugar al fútbol está bien; jugar al fútbol en la playa, mejor; jugar al fútbol en las playas de Cádiz, no tiene precio.
Quien no haya jugado al fútbol en las playas de Cádiz no sabe lo que es disfrutar de este deporte en su grado summun. Los mejores jugadores de la historia podrán presumir de haber jugado en los más grandes y emblemáticos coliseos futbolísticos, pero pocos, muy pocos de ellos habrán tenido el privilegio de dar patadas a un balón en las playas de Cádiz. Sólo algunas genialidades del fútbol como Mágico González o Pepe Mejías saben lo que es eso. Pero lo mejor de todo es que para disfrutar de este maravillosos privilegio no hace falta ser una gran estrella del fútbol, más bien todo lo contrario…
En este artículo se trata de describir las, hasta ahora, “Reglas no escritas del Fútbol en la Playa”. No hay que confundir con el “Fútbol – Playa”, que está reconocido por FIFA, y que tiene su propias Reglas del Juego y sus campeonatos nacionales e internacionales. Sin embargo, el “Fútbol-Playa” tiene muy pocas similitudes con el Fútbol, principalmente porque se juega sobre una superficie irregular (arena seca), pero tampoco coincide en el número de jugadores, ni medidas, ni tamaño de porterías, ni balón, etc.
El Fútbol-Playa no tiene nada que ver con el Fútbol EN la Playa.
La principal dinámica del juego pasa por levantar el balón y patearlo, bien sea para pase o para disparo de volea. Por el contrario, el Fútbol en la Playa nos lleva a la máxima esencia del Foot-Ball, a sus orígenes…
Las playas de Cádiz
Cádiz tiene más de siete kilómetros continuos de playa, entre Santa María del Mar, Victoria y Cortadura hasta Torregorda. Y eso sin contar Torregorda, continuación de Cortadura, ni la mítica Caleta, en la zona centro de la ciudad. Y lo mejor no es la longitud, sino la anchura, con cerca de cien metros de arena seca y otros cien metros (o más, dependiendo de los coeficientes de mareas) de arena humeda (“mojá”). La zona de arena seca es siempre la misma, pues la marea nunca llega a ella; pero la zona de arena “mojá” aumenta o disminuye dependiendo de si la marea está bajando o subiendo.
Las mareas en invierno tienen mayor coeficiente que en verano, por lo que es importante conocerlas para saber con el espacio de arena con el que se cuenta al empezar el juego, así como saber si la marea va subiendo (disminuye el espacio de juego) o bajando (va aumentando el espacio de juego).
Las Reglas No Escritas del Fútbol en la Playa
Las Reglas del Fútbol en la Playa no existen, ni espero que existan, ni siquiera después de este artículo. Aquí sólo se trata de plasmar algunas de los convencionalismos más extendidos.
El Fútbol en la Playa es la mayor expresión de la esencia del Foot-Ball, allá por mediados del siglo XIX, el que se jugaba en los campos y patios de los Colleges británicos. No hay unas reglas del juego escritas, sino que se suponen e incluso se improvisan sobre la marcha. Tampoco hay árbitro, ni falta que hace.
El No Árbitro
En los partidos de Fútbol en la Playa no hay árbitro. Volvemos a la esencia del Foot-Ball. En realidad, lo único que hay que arbitrar son los goles y las faltas. Las demás reglas del juego, sobran en la playa. Y son dos cuestiones que pueden llevar a agrias discusiones. Hay que considerar que las porterías, como se verá más adelante, no existen como tal, por lo que en ocasiones es complicado saber si ha sido gol o no. En cualquier caso, esto tampoco supone mayor problema, pues cada uno es libre de llevar la cuenta de goles que le da la gana, siendo bastante freucente que a la finalización del partido hayan ganado los dos equipos.
Lo de las faltas es otro tema. Por lo general no hay faltas, no porque no las haya en sí, sino porque es raro que se acuerden. Las faltas suelen ser marcadas por el jugador que la recibe (volvemos a la esencia del Foot-Ball), que con gesto de desagrado se vuelve, brazos en alto, hacia su rival en señal de reprobación, indicándole sus malas artes. Lo malo es que, a veces, algún no adaptado resulte demasiado delicado, poniéndose pesado con tanta faltita, por lo que se termina pasando de él. Otras veces es algún espabilao pejiguera quien se autodesigna como regulador del juego. Hasta los huevos se suele terminar de él, siendo mandado educadamente al mismísimo carajo, salvo que sea el dueño del balón, claro.
Que eso es otra, el balón. ¿Quién lo lleva? Lo normal es que el grupo de amigos haya hecho un escote (porra, fondo, etc.) para comprar uno; o que haya algún amante de la filantropía que ofrezca generosamente tan preciado bien futbolero. Pero vamos, que tampoco sería de extrañar que después de estar todo organizado, no hubiese balón.
Los equipos
Los jugadores se reparten en dos bandos (o tres, si se juega un «rey de pista»), pudiendo los equipos desde dos hasta infinitos jugadores, dependiendo de la cantidad de gente congregaday del espacio de playa que permita la marea. El reparto puede ser por grupo establecido, por sorteo, o por elección según dos “capitanes”, que van eligiendo alternativamente a sus jugadores. Los primeros elegidos, los portero; y los últimos, los más “malos”, que reciben su destino con un clásico “lo sabía…”
Es muy posible que durante el transcurso del partido vaya llegando más gente, en cuyo caso tendrán que esperar a ser pares para repartirse equitativamente entre los dos equipos. También depende de la jerarquía del nuevo, pues si es un “peso pesado” del grupo, entra a jugar directamente, por lo general con el equipo más débil. El problema está en cuando el personal inicial del partido ya lleva jugando un buen tiempo y comienza a acusar el cansancio; y de repente se cuela uno o varios notas frescos que arrasan sobre los exhaustos.
También es bastante frecuente que se vaya retirando gente del partido a medida que avanza en el tiempo y se acumula el cansancio, pues hay partidos que pueden durar toda una mañana. A veces los que terminan el partido nada tienen que ver con los que empezaron.
Las porterías
Por llamarlas de alguna manera, pues también se vuelve a la máxima esencia de los pioneros del Foot-Ball. Salvo partidos de gente ya muy veterana y organizada, que llevan los postes y hasta larguero (generalmente una cuerda) merced a la manufactura de algún voluntario con un taller o similar, lo normal es jugar sin postes como tal y, por supuesto, sin larguero.
Las marcas de las porterías se señalan entonces con mochilas, camisetas, monturrios de arena, etc. a una distancia previamente establecida, que se mide con pasos. No es de extrañar que durante el partido el ancho de alguna portería vaya menguando misteriosamente, lo que termina siendo descubierto por el equipo contrario con un “Quillooooo, cohoneeeeee, esa portería es mu chicaaaaaa”.
En verano los postes apenas son visibles, pues la gente va con lo puesto, pero en invierno los postes pueden llegar a ser más anchos que la propia portería. Gran dilema cuando el balón pasa por encima de alguno de los monturrios que hace de poste, ¿gol?, ¿fuera?: ¡goluy!
No menor dilema es establecer la altura de la portería, pues como ya se ha dicho, no hay larguero. La altura de la portería suele venir determinada por la altura del portero, entendiéndose que es “alto” si el portero no llega al balón pese a saltar con lo brazos estirados. En este sentido, conviene poner de portero a un bajito…
¿Quién se pone de portero?
Las zonas de España donde se juega al fútbol en la playa suelen ser canteras de buenos porteros, como sucede en las playas del Cantábrico. El terreno arenoso facilita la amortiguación de las caídas, y los que ejercen de porteros tienen más posibilidades de tirarse a por el balón. Sin embargo, en Cádiz nunca ha habido tradición de porteros. Es más, uno de los principales problemas para iniciar un partido es quién se pone de portero.
Si hay voluntarios para ponerse de portero, bien, pero si no se quiere poner nadie (lo más normal) hay varias alternativas: se juega sin portero (portería chica), se juega con portero-delantero o se va cambiando de portero.
Cuando nadie se quiere poner de portero, se suele acordar jugar con “porterías chicas”, que vienen a ser de entre uno y tres metros, dependiendo del número de jugadores. Con las porterías chicas se suele acordar que “no vale marcar desde lejos” (la distancia es aleatoria) o que hay que marcar desde dentro de un área marcada en la arena, o incluso que sólo valen goles de cabeza. El juego con portería chica es para birgueros del balón, pues requiere mayor técnica, salvo en jugadas donde se amontona gran cantidad de gente delante de la portería y la jugada termina con un «pepinazo» de mosqueo de algún delantero. Otra característica de jugar con portería chica, sin portero, son los penaltis por mano. estos penaltis se suelen tirar desde una distancia acordada y con un defensor ejerciendo de portero, pero adoptando una postura y tener que mantenerla sin poder moverse durante el lanzamiento. Siempre hay una rodillita que baja sibilinamente para detener el balón. Eso sí, no vale «cañonazo».
Tampoco es descabellado pensar en un equipo jugando con “portería chica” y otro con “portería grande” y portero, que para eso lo tiene.
Otra posibilidad es acordar jugar con portero pese a que nadie quiera ejercer en tal posición, en cuyo caso se suelen establecer turnos, de manera que según un criterio todos los jugadores del equipo (menos los “gafas”) van rotando por la portería. El criterio puede ser por tiempo, que controla el que se va poniendo de portero; o cada vez que se marca o recibe un gol. Este segundo criterio es más problemático, sobre todo con el tema de cambiar con gol recibido, pues las ganas de quitarse de portero hace que se produzcan goles sospechosamente fáciles.
1981: Milosevic (entrenador del Cádiz CF), Mané (jugador) y David Vidal (segundo entrenador) en un entrenamiento en la playa de Cádiz.
El terreno de juego
No hay dimensiones establecidas. Ni tampoco se marcan límites, si acaso, se marcan sobre la arena las líneas de fondo y de gol. La longitud se establece dependiendo del número de jugadores. Primero se coloca las señales de una porería, donde se comienza el peloteo; y los del otro equipo se distancian lo suficiente para poner la otra. En ocasiones se pasan de largo, escuchándose el sonoro grito de “Illoooooo, onde va, cohone”.
Y el ancho viene marcado por la arena seca por un lado y el agua por otro, pero no de forma rigurosa, pues se puede jugar por ambas partes, con las limitaciones que suponen.
Cuando el balón va a la arena seca
Cuando el balón se aleja mucho por la arena seca, se suele dejar al que lo persigue, pero siempre hay algún “fatiga” que le sigue presionando, lo que conlleva que el primero coja el balón con las manos y a su antojo diga “fuera”. Son momentos de mucho esfuerzo físico y los que se lo sufren terminan la jugada para el arrastre, incluso tirados en la propia arena durante un rato hasta recuperar el oxígeno.
Cuando el balón va al agua
Por el agua suele pasar algo parecido. Cuando el balón se disputa por la zona más orillera no suele haber problema, pero éstos surgen cuando el balón llega a zonas más profundas de agua. En este sentido es importante si se está jugando calzado o descalzo. Los que llevan “tenis” (zapatillas de deporte), al principio del partido se suelen frenar al llegar al agua para no mojarse, aunque a medida que avanza el mismo y se van mojando, terminan metiéndose hasta los tobillos. Los que van descalzos tienen menos problemas, claro, y abusan de su condición.
En ocasiones, se pega un patadón hacia el agua para cortar una jugada y que no pueda seguir el avance. También es normal salpicar de agua al que intenta presionarnos o quitarnos el balón. Y luego está el listillo, que, a su bola decide coger el balón para sacar con las manos.
El Fuera de Juego
¿Quéeeeeeeeee?
Equipamiento
Los equipos no se diferencian entre ellos con equipaciones de colores diferentes, es más, lo normal es que se juegue sin camiseta, sobre todo en los mese de verano.
Respecto al calzado, es bastante frecuente jugar descalzo, lo que conlleva un cierto riesgo, sobre todo cuando hay rivales que juegan calzados. Lo normal es establecer que todos jueguen calzados o descalzos, pues en alguna ocasión se cuela algún “impresentable” calzado no ya con unas livianas zapatillas, sino hasta con botas de tacos.
El tiempo de juego
El partido no tiene tiempo de final, pues se acaba cuando la gente ya está harta, cuando hay cabreo o, en el mejor de los casos, cuando se llega a un número de goles determinado, que normalmente se suele establecer durante el partido. En ocasiones se decide “el que marque gana”, de manera que, independientemente del resultado, el que marque el próximo y último gol, gana el partido. Puede haber tantos goles, que llega un momento que se pierde la cuenta. En ocasiones el premio para el ganador es que “se queda con la playa”.
Lo mejor del partido
Lo mejor del partido es el baño final, o intermedio, que da vida para seguir jugando, o para pasar del partido y echarse en la arena a tomar el sol, comentando el partido con unos litritos de cerveza y una bolsa de patatas fritas.
https://elfutbolymasalla.com/wp-content/uploads/2016/05/1981-Milosevic-Mané-y-Vidal.jpg436600Manuel Granado Palmahttps://elfutbolymasalla.com/wp-content/uploads/2021/10/logo-efyma.pngManuel Granado Palma2016-05-21 11:12:482017-10-25 17:08:12Reglas no escritas del Fútbol en la Playa (no Fútbol-Playa)
Cuánto ha cambiado el fútbol en los últimos años! O ¡qué poco! Quien sabe…
Continuamos repasando “cosas del fútbol que se han perdido”. A los diez puntos del Capítulo I, y diez del Capítulo II, sumamos otros diez más. Y seguimos…
Uno calvo del to y otro con mucho pelo… Grande el Peña! Y la FRAC…
En este tercer capítulo se recuerdan las siguientes cosas del fútbol que se han perdido o cambiado:
21. Cuando toda la jornada se jugaba a la misma hora.
22. Cuando se seguía la jornada por el marcador simultáneo «Dardo».
23. Cuando no se basculaba tanto en defensa.
24. Cuando las botas eran negras y con largos cordones.
25. Cuando los jugadores no eran tan polivalentes.
26. Cuando la celebración de los goles era normal.
27. Cuando los postes eran cuadrados y de madera.
28. Cuando el fondo de red de las porterías era arqueado.
29. Cuando los jueces de línea sólo controlaban los tacos.
30. Cuando los goles eran la principal estadística.
21. Cuando toda la jornada se jugaba a la misma hora
Fútbol Clásico: La mayoría de los partidos se jugaban el domingo por la tarde, salvo el que se televisaba, generalmente el sábado por la noche. Esto hacía mucho más dinámicos y divertidos los programas de radio tipo “Carrusel Deportivo” (Cadena SER), con conexiones en directo por todos los estadios. Era una imagen muy frecuente la del aficionado con su “peasso” de transistor pegado en la oreja que informaba de cada incidencia de la jornada. Siempre estaba pasando algo y los “pititos” anunciando algún gol eran constantes, informando vehementemente del equipo que había marcado, del estadio y del autor del gol: “¡¡¡¡¡Gooooooooool del Celta en Balaídos; gooooooooool de Gudelj!!!!!!!”. Y el domingo por la noche, el programa de la tele (“Estudio Estadio”) con los resúmenes de todos los partidos, sin entrar en mayores consideraciones, los goles, las jugadas más interesantes y, si acaso, la repetición con la “moviola” de alguna jugada discutible.
Fútbol Moderno: La jornada se suele durante cuatro días, suele comenzar con un partido el viernes para terminar con otro el lunes; y los ocho partidos restantes se reparten entre el sábado y domingo en horarios comprendidos entre las cuatro de la tarde y las diez de la noche. Con ello, a lo máximo que se suele llegar es a la coincidencia de dos partidos. Esto hace que los programas de radio se prolonguen durante todo el fin de semana, pero con much menos dinamismo, lo que da lugar a tener que rellenar el tiempo con otras muchas cosas, a veces ajenas a la esencia del fútbol, debates que rozan el absurdo y el protagonismo de “personajes” que explotan su hilaridad. Y mejor no hablar de los programas televisivos sobre la jornada de fútbol, que salvo escepciones como el reciente “El Club” (Bein Sports), son una verdadera ofensa para el fútbol en general y para el aficionado en particular.
Reseña histórica: Con la creación de la Liga de Fútbol Profesional, la Ley para la conversión de los clubes en Sociedades Anónimas Deportivas, la llegada de la televisión privada, los contratos de televisión con los clube, la televisión de pago, etc. las productoras televisivas dueñas de los derechos de televisión se convirtieron también en las dueñas de establecer los horarios más adecuados para sus intereses comerciales. Y para sacar el máximo rendimiento a su inversión interesa retransmitir la mayor cantidad de partidos posibles, teniendo que hacerlo en diferentes días y horas para aumentar las posibilidades de compra.
22. Cuando se seguía la jornada por el marcador simultáneo “Dardo”
Fútbol Clásico: Una consecuencia de la uniformidad de horarios en la jornada del domingo era el marcador simultáneo “Dardo”. Cada partido de la jornada se correspondía con una marca publicitaria, que se anunciaba en la prensa. Los aficionados recortaban esta información y se la llevaban al partido; y en una zona del estadio se colocaban unos paneles manuales donde se informaba de las evoluciones de cada partido, pero no por el partido en sí, sino por la publicidad. Por ejemplo: Nestcafé 1-0, Radiant 3-1, Sal de Fruta ENO 2-2; Cinzano 0-0; o Calcetines Punto Blanco 1-2. Los aficionados con su recorte de prensa podían descifrar qué partido se correspondía con cada publicidad.
Fútbol Moderno: Actualmente el marcador es electrónico y toda el ritual del marcador simultáneo se ha perdido y los aficionados reciben las noticias por las redes sociales a través de la telefonía móvil y otros gadchets.
Reseña histórica: La idea surge en Argentina y en España es proyectada por la agencia de publicidad “Dardo”. Al principio las claves de cada partido era una letra, pero ya a mediados de los cincuenta se aprovechó para comercializarla con publicidad. Los resultados se iban comunicando por vía teléfónica interna. Además de los resultados, también había otras claves informativas: flecha amarilla (primer tiempo); flecha verde (descanso); flecha roja (segundo tiempo); flecha negra (finalizado), círculo rojo (penalti), o cuadrado negro (expulsión). Incluso había claves para un partido suspendido (flecha blanca) o para indicar problemas en la conexión telefónica (rayas blancas y negras). Los marcadores simultáneos se mantuvieron hasta los años ochenta, comenzando a desaparecer a partir de la implantación de los marcadores electrónicos a partir del Campeonato Mundial de España de 1982.
23. Cuando no se basculaba tanto en defensa
Fútbol Clásico: Las posiciones de los jugadores en el campo eran bastante estáticas, cada uno tenía su posición muy bien definida, sobre todo en defensa, donde incluso era normal el marcaje directo al hombre. Los defensas laterales no tenían tanto recorrido como ahora y entre los centrales había uno que hacía de marcador y otro de defensa libre. Con todo esto, las basculaciones defensivas prácticamente no existían. Cuando se recibía un ataque por una banda, el lateral de esa zona era el principal protagonista, mientras el lateral contrario permanecía en el otro lado pendiente de su extremo y los dos centrales protegían el centro de la defensa.
Fútbol Moderno: Actualmente los equipos basculan muchos metros en defensa y los laterales suelen tener mucho más recorrido en ataque. En el ejemplo anterior, el lateral sigue teniendo máximo protagonismo en la defensa de su zona, pero no siempre, pues el atque le puede coger fuera de su zona por haber subido al ataque. Por ello suele contar con el apoyo del interior y de uno de los defensas centrales, que bascula hasta el lateral en apoyo o sustitución del defensa; mientras el otro lateral bascula hasta el centro de la defensa en apoyo del otro central. Con este posicionamiento, el otro lateral por donde se produce el ataque queda prácticamente desierto, de tal manera que si el centro, si lo hubiere, es demasiado largo, el balón se pierde por la banda contraria. Esto no quiere decir que sea siempre así, sino que es una situación defensiva bastante habitual.
24. Cuando las botas eran negras y con largos cordones
Fútbol Clásico: Las botas, los borceguís, eran de piel, siempre negras, si acasos con franjas blancas; y con largos cordones que se giraban sobre el tobillo o sobre la suela. Los tacos eran de goma para juegar en terrenos secos (con cuatro tacos en la zona del talón y de ocho a doce en la delantera) y posteriormente llegaría la utilización de tacos de aluminio para terrenos blandos.
Fútbol Moderno: Actualmente las botas son de materiales muy flexibles, casi como zapatillas; y las marcas deportivas rivalizan en originalidad sin perder sus propias señas de identidad, lanzando continuamente al mercado botas de todos los colores y con todas las combinaciones y dibujos que alcancen la imaginación. Por otro lado, la mayoría de los jugadores tienen contratos personales con alguna marca deportiva en referencia al uso de las botas (el resto de la equipación se contrata entre la marca deportiva y el club), y se comercializan botas de diseños exclusivos para jugadores. Esto hace que actualmente sobre el terreno de juego haya toda una gama de colores y diseños en las botas de los jugadores. Respecto a los cordones, éstos dejan de ser tan largos o ni siquiera tienen cordones, utilizándose otros sistemas de ajustes. Aunque se suelen utilizando tacos de goma y aluminio, también se imponen los tacos de materiales sintéticos, mucho más ligeros, como el magnesio.
Reseña histórica: Aunque hay alguna referencia anecdótica en los años setenta, el pionero en la utilización de unas botas no negras fue el italiano del AC Milan, Marco Simone, que utilizó unas botas completamente blancas. Fue, nada más y nada menos, que en la final de la Copa de Europa de 1995, que enfrentó al equipo italiano con el Ajax de Amsterdam. Poco después, en España, el más atrevido de esta avanzadilla fue el entonces jugador bético Alfonso, que también se atrevió a usar unas botas blancas de la marca JOMA por motivo de una apuesta, pero que ya siguió utilizando como una seña de identidad y como uno de los mejores reclamos publicitarios de la marca. A nivel tecnológico la revolución llegó, también durante la década de los noventa, de la marca ADIDAS, con el modelo “Predator”. Desde entonces, todas las marcas comerciales se lanzaron a la aventura de la tecnología más avanzada, del color y, en algunos casos, de la extravagancia. Todo sea por vender.
25. Cuando los jugadores no eran tan polivalentes
Fútbol Clásico: Las posiciones de los jugadores estaban muy bien definidas y, salvo reconocidas excepciones, cada cual tenía muy clara su posición en el campo. Tanto es así, que cada número era un claro indicativo de ello. Era raro ver a jugadores con la polivalencia actual. Y cuando se descubría esa polivalencia, se solía quedar en alguna de ellas, como pasaba con los extremos que pasaban a laterales, caso de Rafa Gordillo (o viceversa) o de defensa central a delantero, caso del realista Loren (o viceversa). Cuando se catalogaba posicionalmente a los jugadores estaba claro quiénes eran defensas, medios (o centrocampistas) o delanteros, posición que incluía a los extremos.
Fútbol Moderno: Actualmente se valora mucho la polivalencia de los jugadores, capaces de jugar en diferentes posiciones del campo. Posiciones mucho más complejas que las tres clásicas: delanteros centro, falsos delanteros, mediapuntas, interiores que son extremos, extremos que son interiores, mediocentros, volantes, mediovolantes, pivote constructor, pivote defensivo, lateral, carrilero, a pierna cambiada, etc. Y la mayoría de jugadores pueden jugar en varias de esas posiciones, según las necesidades de cada partido, e incluso en un mismo partido. A algunos sólo les falta jugar de portero. Hay jugadores que es difícil situarlos en una posición, sobre todo entre los centrocampistas y delanteros, al extremo que unos medios de comunicación en sus guías les sitúan en una posición, y otros en otra.
Reseña histórica: El esquema más habitual era el 4-3-3. Aparte del portero, estaban los dos defensas laterales, que ante todo eran defensas, los dos centrales (un marcador y un libre); un centrocampista nato por el carril central del mediocampo; dos interiores (el 8 y el 10) que eran centrocampista tendentes a un lateral del centro del campo y que apoyaban a los extremos; los dos extremos, pero extremos de verdad (el 7 y el 11), que llegaban hasta la línea de fondo buscando el centro; y un delantero centro (el 9) fajador y, ante todo, rematador.
26. Cuando la celebración de los goles era normal
Fútbol Clásico: Los goles se celebraban con alegría, entusiasmo y júbilo, que se manifestaba con un largo grito del gol, un salto con brazo y puño en alto y, a lo sumo, una carrera con los brazos abiertos, que podía terminar en revolcón o deslizamiento de rodillas en espera de la piña de compañeros.
Fútbol Moderno: La mayoría de jugadores (siempre hay excepciones), sobre todo los goleadores tienen una extraña necesidad de protagonismo e inventan una particular manera de celerbar sus goles, algunos de las formas más ridículas.
Reseña histórica: Entre los primeros jugadores que se identificaron con una particular forma de celebración están el mejicano Hugo Sánchez en el Real Madrid, con su voltereta; el gaditano Kiko en el At. Madrid, con su arquero (posteriormente seguido por Fernando Torres o Guïza), o el nigeriano Finidi en el Real Betis, con su puesta de sombrero cordobés. Luego ha habido celebraciones puntuales muy llamativas e incluso ofensivas, pero que no dejaron de ser anecdóticas.
27. Cuando los postes eran cuadrados y de madera
Fútbol Clásico: Los postes de las porterías eran de madera y con formas rectangulares, con aristas. Había que tener mucho cuidado de no golpearse contra ellos, pues las lesiones podían llegar a ser muy graves, sobre todo si se impactaba con la cabeza.
Fútbol Moderno: Actualmente los postes son de materiales muy ligeros, generalmente aluminio, y tienen formas cilíndricas, por lo que se reduce mucho las consecuencias de los golpes.
Reseña histórica: Aunque las Reglas del Juego de FIFA, en su regla primera, sobre el “terreno de juego” especifica que los postes y travesaño pueden ser de madera o metal o cualquier otro material aprobado y que pueden tener forma cilíndrica o rectangular siempre que no supongan un peligro para los jugadoes, lo cierto es que actualmente la gran mayoría de las porterías, sobre todo en el fútbol profesional, son de aluminio y con forma cilíndrica.
La primera apertura de FIFA respecto a las porterías se produjo en 1961, aceptándose las formas redondeadas como medida de seguridad ante posibles golpes de los jugadores, que se producían graves lesiones, sobre todo en la cabeza, cuando impactaban con algunas de las zonas aristadas de los postes. Sin embargo, detrás de esa medida de seguridad, subyacía un razonamiento deportivo. La idea fue planteada por el entonces entrenador del CF Barcelona, Enrique Orizaola, en la cena de convivencia organizada por la UEFA tras la disputa de la Copa de Europa de aquel año de 1961. El SL Benfica se había impuesto al CF Barcelona por 3 a 2, después de que los azulgranas hubiesen estrellado hasta seis balones en los postes. Orizaola no podía dejar de pensar en aquella fatalidad, a sabiendas de que si los postes hubiesen sido cilíndricos en lugar de aristados, más de algunos de esos disparos hubiera acabado dentro de la portería. La idea no encontró aceptación al principio, pero poco después fue aceptada.
Respecto a la aceptación del aluminio es posterior e igualmente fundamentado en razones de seguridad para los jugadores.
28. Cuando el fondo de red de las porterías era arqueado
Fútbol Clásico: El fondo de red de las portería solía ser de forma arqueada, como las clásicas del Insular canario, unas con mucho fondo y otras con muy poquito, como las del histórico Atocha de la Real Sociedad. Cuando había un gol en las primeras, las de mucho fondo, el balón acariciaba varios metros de red hasta caer al suelo, a veces hasta se podía escuchar; mientras que en las segundas, en las de poco fondo, el balón casi rebotaba en el fondo de la red y salía fuera rápidamente, lo que permitía al goleador o cualquier otro jugador, rematar de nuevo el balón contra la red, ya fuese de alegría por haberlo marcado o de rabia por haberlo recibido.
Fútbol Moderno: La gran mayoría de las porterías tienen un fondo de red estándar, ni muy profundo ni demasiado poco, y generalmente de forma cuadrada.
Reseña histórica: Las Reglas del Juego de FIFA no establecen nada respecto al fondo de red de las porterías.
29. Cuando los jueces de línea sólo controlaban los tacos
Fútbol Clásico: Hubo un tiempo en que los jueces de líneas sólo controlaban en la indumentaria de los jugadores la corrección de los tacos, cosa que hacían a amedida que saltaban al terreno de juego.
Fútbol Moderno: Ahora los árbitros asistentes deben hacer un control exhaustivo a cada jugador en el túnel de vestuario, pues deben controlar infinidad de cosas, desde collares, pendientes, pulseras, reglamentación de espinilleras, botas, etc.
Reseña histórica: En las interpretaciones y directrices para árbitros de las Reglas del Juego de la FIFA, en la regla 4 sobre el “equipamiento de los jugadores” “se prohíbe estrictamente todos los accesorios de joyería (collares, anillos, brazaletes, pendientes, bandas de cuero o goma, etc.)”.
30. Cuando los goles eran la principal estadística
Fútbol Clásico: La única estadística que se contabilizaba era la del número de goles. Si acaso, como algo superfluo, se contaban también los corners, pero poco más. Y es que en fútbol se pueden controlar infinidad de datos estadísticos, pero a día de hoy el único que cuenta para determinar el ganador es el número de goles. Los demás no cuentan.
Fútbol Moderno: Tanto las televisiones, como las radios, como la prensa escrita, como las webs online, como las casas de apuestas, etc. informan antes, durante y después de los partidos de una infinidad atosigante de datos estadísticos. En la previa sobre los resultados e historial cosechados en los enfrentamientos directos como en las rachas de cada equipo en determinadas circunstancias; y durante y después del partido sobre cualquier dato computable, desde porcentajes de posesión del balón, tiros a puerta, tiros entre palos, tiros fuera, faltas, corners, kilómetros recorridos, pases acertados/fallados, precisión en el pase, etc. Tantos datos llegan a crear un falso imaginario sobre la justicia del resultado final, de manera que resulta normal que se argumente que el resultado es “injusto” porque el equipo derrotado ha tenido mayor posesión del balón, o más tiros a puerta… y que por todos esos “méritos” debería haber sido acreedor a la victoria. No hay mayor memez. Nada de esos valores tienen repercusión en el resultado, no sirven absolutamente para nada en el cómputo final del marcador, pues lo único, LO ÚNICO que cuenta es el dato de los goles: quién marca más goles, gana.
https://elfutbolymasalla.com/wp-content/uploads/2016/05/dardo.png426607Manuel Granado Palmahttps://elfutbolymasalla.com/wp-content/uploads/2021/10/logo-efyma.pngManuel Granado Palma2016-05-06 21:38:072016-07-17 16:34:30Cosas del Fútbol que se han perdido. Capítulo III
Desde mediados del S. XIX, el juego del foot-ball (Fútbol), que había evolucionado durante siglos, se fue extendiendo por las universidades y colegios británicos, haciéndose necesaria la redacción de unas Reglas del Fútbol para la disputa de partidos. Hubo muchos intentos, pero no terminaron de generalizarse, hasta 1863. Desde entonces a la actualidad, las Reglas del Fútbol han ido sufriendo algunos cambios e incorporando figuras, pero siempre manteniendo la esencia original del juego.
Antecedentes del Fútbol
En el artículo sobre los Antecedentes del Fútbol nos quedamos en el desarrollo del Calcio Florentino a mediados del S. XVI. Pues bien, los códigos del Calcio Fiorentino, reglado y mucho más organizado que el Fútbol de Carnaval británico (Shrovetide Football), terminan alcanzando a los colegios y universidades inglesas, que lo adaptan a sus particulares juegos de pelota, aplicando diferentes códigos y reglas de funcionamiento.
Es en estos momentos, y en tierras británicas, donde el juego alcanza su mayor dimensión popular. Pero en cada universidad, colegio o lugar, el juego se rige de una manera diferente, por lo que prácticamente resulta imposible poder competir entre ellos.
Las Reglas de Rugby (1845) y Eton (1847)
Las primeras iniciativas para formalizar y redactar unas reglas del juego parten del Colegio de Rugby, con gran tradición desde 1823 (William Webb Ellis). En 1845, tres estudiantes de Rugby, William Delafield Arnold, W. W. Shirley y Frederick Hutchins redactan las que serán las primeras reglas escritas de cualquier tipo de Fútbol, el Football-Rugby, pues su juego era mucho más parecido al actual Rugby.
En contraposición a Rugby, se va desarrollando otra variante del juego comandada por el Colegio de Eton, en la que la dinámica del juego es mucho menos agresiva.
Partiendo de estas dos versiones del juego, cada colegio se va adhiriendo a unas u otras. Algunos de los colegios seguidores de Rugby son Marlborough, Rossall y Cheltenham; mientras que la variante de Eton es seguida por colegios como Harrow, Westminster o Charterhouse. Para que el juego pudiera prosperar era necesaria la unificación de las reglas para que todos jugaran bajo el mismo reglamento. Los partidos se solían jugar en las explanadas del Campus o en los patios de los Colegios, utilizando las arcadas como «porterías», de ahí que posteriormente a las porterías se le llamase «arco» y a los porteros, «arqueros», expresiones que se siguen utilizando en muchos países de Sudamérica.
Las Reglas de Cambridge (1848)
Reglas de Cambridge (1848)
En 1848, dos estudiantes de la Universidad de Cambridge, Henry Winton y John C. Thring, organizan una reunión en el Trinity College de su universidad con miembros de otros colegios y universidades británicas (Eton, Harrow, Winchester, Shrewsbury y Rugby) para concretar unas reglas generales del juego. Hay referencias de un intento anterior en 1846. De estas reuniones surge la que se considera primera redacción unificada de las Reglas del Fútbol, las Reglas de Cambridge.
Las reglas son clavadas en los árboles de parques y campus para que todos tengan claro cuáles son los condicionates que rigen la práctica del Fútbol. El primer partido de Fútbol como tal, con las Reglas de Cambridge, se juega en Parker’s Piece, un parque de la propia ciudad de Cambridge, siendo considerado el primer partido reglado de Fútbol de la historia. Y así queda registrado en una placa situada en el mismo parque:
«Aquí, en Parker’s Piece, en los 1800s, los estudiantes establecieron un conjunto de simples reglas de Fútbol enfatizando habilidad sobre fuerza, que prohibieron atrapar la pelota y zancadillear. Estas reglas de Cambridge fueron la influencia definitoria de las reglas de 1863 de la Fútbol Association».
Para algunos, las Reglas de Cambridge, de las que no existen documentos originales, podrían considerarse las primeras y originales reglas del Fútbol como tal, pero la realidad es que, aunque fueron admitidas y utilizadas en muchos partidos y competiciones universitarias, no tuvieron la oficialidad ni el carácter global para ser consideradas auténticas reglas del Fútbol.
Las Reglas de Cambridge sentaron las bases normativas, pero aún así tuvieron muchas interpretaciones, de forma que cada colegio las aplicaba a su manera. Entre estas particulares interpretaciones destacan las de Shrewsbury y las de Sheffield.
Fútbol y Rugby
Las principales discrepancias vienen del Colegio de Rugby, que no admite algunas limitaciones para coger el balón con las manos (lo hacían desde 1823 por iniciativa de William Webb Ellis) o cierto control de acciones consideradas violentas.
Desde entonces Fútbol y Rugby toman caminos distintos, tomando Rugby el camino emprendido en 1823 y que determinaría finalemente el Rugby como variante del Fútbol, aunque siendo rigurosos con la historia, sería al revés: el Rugby siguó la línea evolutiva natural y el Fútbol se creó como una variante donde se limitaba el uso de las manos y el juego agresivo de contacto. Hay un viejo dicho británico que dice: “el Rugby es un deporte villano jugado por caballeros; y el Fútbol es un deporte de caballeros jugado por villanos”.
Las Reglas de Shrewsbury (1856)
Las Reglas de Shrewsbury son el documento reglado más antiguo del Fútbol que existe. Se conserva una copia en la biblioteca de Shrewsbury School, uno de los colegios participantes en la redacción de las Reglas de Cambridge, y que fue de los más insistentes en la eliminación del uso de las manos. No son unas reglas nuevas como tal, sino que son las Reglas de Cambridge con algunas aclaraciones y matizaciones puntuales realizadas desde Shrewsbury.
En ellas se constata las limitaciones del uso de las manos, se regulan los saques de banda y puerta, el reinicio del juego tras cada gol, la sanción de faltas con golpes de castigo y aclaraciones sobre el fuera de juego.
Las Reglas de Sheffield (1857)
Youdan Cup
Sheffield no participó directamente de los acuerdos de Cambridge, pero también era uno de los principales precursores del Fútbol. En la ciudad de Sheffield había un popular club de Cricket, cuyos miembros ocasionalmente también se entretenían dando patadas a un balón, aunque sin ningún rigor normativo. El 24 de octubre de 1857, dos de sus miembros, Nathaniel Creswick y William Prest (estudiantes del Harrow School de Londres), se aventuran a fundar un club de Fútbol, el Sheffield Football Club, que actualmente sigue activo, siendo considerado por FIFA como el club de Fútbol más antiguo del mundo. Es un club amateur que juega en la Octava categoría de Inglaterra. Fruto de su creación se juega la Tommy Youdan Cup, considerada la primera competición de Fútbol de la historia. En los años siguientes comienzan a fundarse clubes de Fútbol por todo el país.
Sheffield Football Club (1857)
Las reglas de Sheffield introducían aspectos como la utilización del larguero en las porterías, el saque de esquina, el saque de falta, o los sistemas de desempate de los partidos a través de la disputa de una prórroga resuelta con lo que hoy conocemos como “Gol de Oro”, ya en desuso..
El Football Association (1863)
Con la popularización del Fútbol en los colegios y universidades y la proliferación de clubes de Fútbol, se hace necesaria la concreción de unas mismas reglas del juego para todos; y así poder organizar partidos entre ellos e ir universalizando el juego. Finalmente, tras varios intentos fallidos, la reunión se concreta el lunes 26 de octubre de 1863 en la Freemason’s Tavernde Londres, donde se citan representantes de once clubes ingleses: Barnes, Charterhouse, Perceval House, Keningston School, War Office, Crystal Palace, Blackheath Propietary School, The Crusaders, Forest, No Name’s Club y Blackheath. Como curiosidad, el War Office sigue existiendo en la actualidad con el nombre de Civil Service FC.
La FA no tenía una intención globalizadora del fútbol, más bien todo lo contrario. Era una sociedad muy restringida, egocéntrica y limitada para aquellos clubes y sociedades de la alta burguesía inglesa, equipos de universidades, equipos de militares de alta graduación, de jóvenes empresarios, banqueros, etc. El futbol era un deporte elitista, un «juego de caballeros». Evidentemente, la cosa se le fue de las manos…
La primera decisión fue constituirse en sociedad, fundando la Football Association, nombre que, por analogía, también se aplicó al nombre genérico del juego. El nombre oficial del juego (deporte) no es «football» (fútbol) sino «football association». De hecho, una derivación de la palabra, “Association”, es “Soccer”, que se sigue usando en EE.UU. para el Fútbol.
La segunda decisión es utilizar las Reglas de Cambridge como base para la elaboración de unas reglas universales para el juego del Football Association, del Fútbol. Y la tercera hacerlo con el propósito de formalizarlo desde los principios de la “igualdad, la seguridad y la diversión”.
Se celebran seis reuniones hasta que el martes 8 de diciembre de 1863, ya con diez miembros, pues Blackheath se había retirado por no haberse permitido las patadas por debajo de las rodillas, se llega a un acuerdo definitivo de 14 reglas. El Blackheath Club constituiría en 1871, junto a otros 22 clubes, la Rugby Football Union.
La redacción de las reglas del Football Association corre a cargo de Ebenezer Cobb Morley, representante del Barnes Club. Ese mismo día se ponen en práctica las nuevas reglas del juego con un partido entre el Barnes Club y el Richmond Club.
Pese a todo, siguen habiendo algunas divergencias, sobre todo con Sheffield.
En algunos estudios se habla de “13 reglas”, pero la propia FIFA reconoce en su web que fueron 14. Realmente es lo mismo, pues se trata de la división de una regla en dos.
Las 14 Reglas del Football Association de 1863 sentaron la base normativa del juego y desde entonces se han mantenido como la esencia reguladora del mismo, aunque, evidentemente, se han tenido que ir acomodando y adaptando a las exigencias de los tiempos.
Las 14 Reglas del Football Association
De forma resumida, estas primeras 14 reglas, que mantienen muchas similitudes con su “hermano” el Rugby, son las siguientes:
Medidas: el terreno de juego debe tener un máximo de 200 yardas (183 m.) de largo y 100 de ancho (91,5 m.); y las porterías: ocho yardas (7,3 m.) entre dos postes verticales (no hay larguero).
Comentario: actualmente los campos son mucho más pequeño (máximo de 120×90 m.), pero la distancia entre los postes se mantiene exactamente igual, con la salvedad de la colocación del larguero a una altura de 2,44 mm.
Sorteo inicial: el ganador elige campo y el perdedor saca con una chut adelante.
Comentario: ha seguido exactamente igual como Regla 8, hasta la temporada 2019/20 en la que el ganador del sorteo puede elegir campo o saque.
Saque tras gol: tras conseguirse un gol, se cambia de campo y saca de centro el equipo que lo haya recibido.
Comentario: actualmente no hay cambio de campo tras un gol.
Gol: se consigue al pasar el balón entre los postes (o su espacio), pero sin ser lanzado.
Comentario: parece que el gol se conseguía conduciendo el balón entre palos (como el ensayo en Rugby), por lo que no hacía falta larguero. Los goles se contabilizaban haciendo una marca en los postes, de ahí la expresión «marcar un gol», que se ha mantenido con el paso del tiempo.
Saque de banda: cuando el balón sale de banda, saca el primero que coja el balón y lo lanza al campo en línea recta, no estando en juego hasta que toque el suelo.
Comentario: seguía habiendo mucha similitud con el Rugby, posteriormente evolucionaría al Fútbol actual, donde saca el equipo contrario al que lanzó el balón fuera y hacía donde quiera.
Fuera de juego: incurre aquel jugador atacante que esté más adelantado que el balón en el momento de producirse un pase avanzado.
Comentario: sigue recordando al Rugby, con ataques escalonados.
Saque de fondo: cuando el balón sale por detrás de las porterías, se pondrá en juego con un “golpe franco” por el equipo que lo lanzó. En caso del atacante será a una distancia de 15 yardas (13,7 m.) de la portería en línea recta del lugar por donde salió.
Comentario: no existían los córneres.
Fair-Catch: si un jugador coge el balón con las manos directamente en el aire y lo reclama clavando el talón en tierra, tiene derecho a un tiro libre.
Comentario: había situaciones en las que aún se permitía tocar o coger el balón con las las manos. Otro recuerdo al Rugby.
Manos: no se puede avanzar con el balón en las manos.
Irregularidades: no se puede zancadillear, dar patadas o sujetar a un contrario.
Manos II: no se puede lanzar ni pasar el balón con las manos.
Manos III: no se puede coger el balón del suelo con las manos.
Manos IV: tras botar el balón en el suelo se puede coger con las manos y pasarlo.
Comentario: evolucionaría hasta la supresión total de las manos, salvo las “involuntarias” y el portero dentro del área.
Borceguíes: no se permiten clavos salientes, placas de hierro o gutaperchas (refuerzo de goma) en las suelas o tacones.
Comentario: las botas actuales no tienen nada que ver con las antiguos borceguís.
El Larguero (1866)
En 1866 se coloca una cinta entre postes a una altura de 2,44 m., de forma que el gol se consigue al introducir el balón entre los postes y cinta. Es uno de los cambios más importantes en las Reglas del Juego, pues se puede conseguir “Gol” de un disparo, no sieno necesario pasar entre los palos con el balón controlado (a modo de ensayo de Rugby) como era hasta entonces.
Cambio de la regla del Fuera de Juego (1866)
En las 14 Reglas, un atacante incurría en posición irregular de fuera de juego si estaba por delante del balón en un pase adelantado. Esto provocaba que se jugará con hasta ocho delanteros alineados en diagonal, y el avance sólo era posible con la internada individual con regates y carreras o con avances en líneas con pase atrás, exactamente como es en el Rugby para la consecución del “ensayo”.
En 1866 se cambia y un jugador atacante deja de estar en posición irregular en un pase adelantado si hay, al menos, tres defensores por delante de él (posteriormente, en 1925, pasarían a ser dos jugadores defensores por delante). Este cambio de la regla del Fuera de Juego resulta, posiblemente, la mayor “revolución” del juego, ya que propicia el juego de pases y el sistema táctico pasa a ser de 2 – 3 – 5 (sistema clásico o piramidal).
En los siguientes años se fueron puliendo las 14 Reglas, con matices, clarificaciones y añadiendo nuevas figuras.
En 1869 se introduce el Saque de Puerta.
En 1870 la FA regula que el número de jugadores por equipo debe ser reglamentariamente de once. Posiblemente se establece este número por ser el reglamentario en el Cricket, el juego de equipo más popular en Inglaterra en esa época. Hasta entonces el número de jugadores por equipo se acordaba entre los equipos contendientes.
En 1870 también se habla por primera vez en los textos reglamentarios de la figura del Portero, aunque existía como tal desde el principio.
En 1872 se habla por primera vez de la figura del Árbitro, pero fuera del terreno de juego.
En 1873 se habla por primera vez del Córner.
En 1875 se introduce el larguero, en sustitución de la cinta, a la misma altura de 2,44 m.
En 1882 se introduce el Saque de Banda con las dos manos.
La Footbal Association Challenge Cup FA Cup (1871)
En 1870, la Football Association ya cuenta con 39 clubes; y en 1871 organiza un Campeonato con eliminaciones directas, la “Footbal Association Challenge Cup” (FA Cup), cuya primera final, jugada en el Kennington Oval de Londres es ganada por el Wanderesr al Royal Engineers. En sus primeros años, la competición no tenía demasiado seguimiento ni interés, pues el verdadero interés estaba en los «desafíos» entre clubes en partidos amistosos, peroc argadas de pasión e intensidad.
La FA Cup es la competición más antigua de Fútbol. Pero lo más importante es que las normas comienzan a extenderse y se crean tres asociaciones alternativas al Football Association, la Esocesa, la Galesa y la Irlandesa.
Inicios del profesionalismo
Desde 1978 se comienza a notar que hay equipos del norte, equipos de trabajadores, que pagan a algunos jugadores por sus servicios. Destacan los casos de James Love y Fergus Suter, dos escoceses que habían llegado a Darwen y de los que la FA tenía sospechas de que estaban cobrando. Las normas al respecto estbalcía explicitamente la prohibición de jugar por jugar al fútbol. Las sospechas se convirtieron en evidencia con el paso de Suter al Blackburn Rovers en 1880. Los clubes elitistas ven amenazada su hegemonía; y en 1883, el Blackbur Olympic se convierte en el primer equipo de trabajadores en ganar la FA Cup. El fútbol se populariza y extiende por toda Inglaterra y por todo el mundo. En 1985 la FA autoriza el cobro de jugadores por prestar sus servicios a un equipo. Es el primer paso del profesionalismo.
Primer partido internacional (1872)
En marzo de 1871 ya se había celebrado un partido internacional de Rugby en Edimburgo entre una selección de Escocia y una de Inglaterra; y un año después, en noviembre de 1872, tras muchos debates y discusiones para su organización se termina disputando el que es reconocido por FIFA como el primer partido internacional de Fútbol, enfrentando también a Escocia e Inglaterra.
Antes de este partido ya se habían producido algunos encuentros entre equipo o selecciones inglesas y escocesas, pero sólo de jugadores que jugaban en clubes ingleses. Especial mención tuvo uno jugado en el Kennington Oval de Londres el 5 de marzo de 1870 entre jugadores ingleses y escoceses afincados en Inglaterra.
Las mayores dificultades volvían a radicar en la utilización de las mismas reglas del juego, ya que en Escocia no se termina de aceptar las 14 Reglas del Football Association. Finalmente se consigue organizar el partido internacional el 30 de noviembre de 1872 en Glasgow, en un campo de Cricket, el Hamilton Crescent, finalizando con empate a cero. Todos los jugadores escoceses pertenecían al Queen’s Park Club de Glasgow.
Unificación entre Football Association y Reglas de Shefflied (1878)
En el siglo XIX Inglaterra tenía muchas colonias, así como una extensa red industrial, siderometalúrgica, y mnaval que alcanzaba prácticamente todos los rincones del mundo. Esto hizo que los trabajadores, empresarios y ejecutivos ingleses, muchos de ellos estudiantes pioneros del Fútbol, fueran extendiendo el juego especialmente por Centroeuropa (Bélgica, Francia o Dinamarca) y América (Argentina, Uruguay o Perú). Muchos de estos clubes de Fútbol se constituyen primero clomo de Cricket o Tennis, como el Lima Cricket & Football Club peruano, fundado en 1859 y que aún existe.
Con todo ello, y porque todavía muchos clubes británicos siguen jugando con las Reglas de Sheffield sin reconocer la autoridad del Football Association, se hace imprescindible una nueva reunión global para volver a consensuar las Reglas del Juego. En 1878 se llega a un acuerdo para que todos los clubes se intengren a la Football Association, abandonándose definitivamente las Reglas de Sheffield (el “Neandertal” de la rama histórica del Fútbol)
La British Home Championship (1883-1984)
En 1883 comienza a disputarse la British Home Championship, un campeonato internacional entre las cuatro asociaciones británicas de fútbol, estando vigente hasta 1984. Aunque había bastante uniformidad en las Reglas del Juego, cada asociación las aplicaba con ligreros matices, de tal manera, que en los partidos se imponía las interpretaciones de la selección que jugaba como local.
La International Football Association Board, IFAB (1886)
Desde 1882 las cuatro asociaciones británicas de Fútbol, la inglesa (Football Association), la escocesa, la irlandesa y la galesa, mantienen reuniones con el fin de establecer una unificación absoluta de las reglas y la creación de un organismo común que las regule. Estas reuniones concluyen en Londres el 2 de junio de 1886, dando como resultado la creación de la International Football Association Board, estableciéndose como el único organismo legitimado para regular, cambiar y ejecutar las reglas del Fútbol, no sólo para el Reino Unido, sino para todo el mundo, cosa que se sigue manteniendo en la actualidad, aunque con la incorporación de la FIFA como quinto miembro.
Una de sus primeros debates fue la defición del calzado de losjugadores, los borceguís, para evitar cualquier elemento de peligrosidad, aunque se acepta el uso de tacos en las suelas.
El primer Campeonato Nacional de Liga, The Football League (1888)
Por iniciativa del empresario William McGregor, asociado al Aston Villa y Charlie Fossey, director del Aston Villa, se organiza en Inglaterra el primer campeonato regular de Fútbol, llamada Football League, participando doce clubes en su primera edición de 1888. Este campeonato es el precedente de la actual Premier League.
La figura del Árbitro (1891)
En 1872 se habla por primera vez de la figura del Árbitro, aunque fuera del terreno de juego; y dentro desde 1881. El silbato se introduce en 1878. Pero el árbitro es un agente consultor, pues las dudas reglamentarias se discutían en primera instancia entre los capitanes de cada equipo y en una época posterior por el delegado arbitral de cada equipo (Umpires). Debido al incremento de la intensidad en el juego y a la mayor competitividad, las discusiones eran cada vez mayores y se perdía demasiado tiempo. Para solucionarlo, en 1891, la IFAB decide que el árbitro tuviera la capacidad primera de decisión y que los delegados arbitrales de cada equipo se convirtieran en asistentes del árbitro, pasando de agentes dependientes de los clubes a dependientes del árbitro, resultando así la figura de los “Jueces de Líneas” (actualmente llamados “Árbitros Asistentes”).
El Penalty (1891)
En ese mismo año de 1891, la IFAB, a propuesta de la Federación Irlandesa, decide diferenciar entre tiro libre directo e indirecto, resultando el Penalty como sanción ante una infracción de tiro libre directo cometida en clara situación de gol. Para ello se hizo necesaria la señalización de la “Línea de penalty”, dentro de la cual la falta se castigaba con penalty. Esta línea se marcaba a doce yardas (once metros) paralela a la línea de fondo. El lanzamiento de penalty se podía ejecutar desde cualquier punto de esta línea y el portero podía adelantar su posición hasta en 5,5 metros marcado con una línea semicircular.
Curiosamente para poder sancionar una acción con Penalty debería ser por solicitud expresa del atacante, pues el árbitro no la podía sancionar de motu propio. Esto tiene sentido porque no era aceptado plenamente, pues algunos consideraban que era un acción antideportiva, razón por la cual en algunas ocasiones se lanzaban fuera o el portero se quedaba quieto.
En 1902 se hizo una revisión de la norma, y se estableció el lanzamiento de Penalty desde un punto fijo, igualmente a once metros, en perpendicular al centtro de la portería. Por ello desapareció la línea de once metros y se creó el “Área de Penalty” (Área Grande), tal como es actualmente, aunque todavía sin el “Área de Meta” (Área Pequqeña) y la media luna central.
En 1891 también se aprueba el uso de redes en las porterías.
En 1897 se anula el Fuera de Juego cuando el atacante sale desde su propio campo.
La Fédération Internationale de Football Association, FIFA (1904)
Desde finales del siglo XIX y, sobre todo, principios del XX los clubes y sociedades de Fútbol comienzan a extenderse por todo el mundo, hasta en Nueva Zelanda, y se hace necesaria la creación de un organismo internacional que integre a las asociaciones de fútbol de todos los países, actuando como institución que regule las competiciones a nivel mundial. Esta idea no resulta del agrado de las asociaciones británicas, especialmente de la Football Association.
Finalmente, el 21 de mayo de 1904, a propuesta de Robert Guérin, secretario de la Union Française des Sports Athlétiques, se convoca a todas las asociaciones de Fútbol a una reunión en la sede de dicha sociedad en París, acudiendo, además del representante francés, los de Francia, Bélgica, Suecia, Suiza, Dinamarca, Países Bajos y España. Alemania no envía representante, pero se adhiere a través de un telegrama. De esta convocatoria surge la fundación de la Fédération Internationale de Football Association (FIFA) como organización representante del Fútbol internacional, nombrándose a Robert Guérin como presidente y acordándose unos Estatutos provisionales.
En los Estatutos se determina básicamente el reconocimiento mutuo y exclusivo de las asociaciones nacionales presentes y representadas; la prohibición de que clubes y jugadores jueguen al mismo tiempo para diferentes asociaciones nacionales; el reconocimiento mutuo de las expulsiones dictadas por otras asociaciones y la organización de partidos en base a las Reglas de Juego de la Football Association.
Aunque las cuatro asociaciones británicas no ven con buenos ojos la creación de un organismo internacional, pues pudiera restar legitimidad a la IFAB, al año siguiente (1905) se integra la Football Association de Inglaterra.
Aceptación en FIFA de Escocia, Gales e Irlanda del Norte (1910-1911)
Aunque la FIFA es una organización que integra a las asociaciones de Fútbol de estados independientes, se hace una excepción con las asociaciones británicas por su consideración de socios fundadores de la IFAB, por lo que en 1910 se integran Escocia y Gales y en 1911 Irlanda del Norte.¡
Inclusión de FIFA en IFAB (1913)
La FIFA cada vez tiene más miembros asociaciados y va concentrando mayor legitimidad y poder en la regulación del Football Association. Esto hace que la dualidad entre la FIFA y la IFAB se vayan haciendo cada vez más confusa y complicada. Antes de que lleguen los inevitables conflictos de competencias, en 1913 se toma la decisión de integrar a FIFA en la IFAB como quinto miembro. En 1958 se determina la autoridad jerárquica de la FIFA en las decisiones de la IFAB. Actualmente cada una de las cuatro asociaciones británicas tiene un voto y la FIFA tiene cuatro, pero para poder sacar una propuesta adelante es necesario el voto de FIFA (cuatro votos inseperables) y el de, al menos, dos asociaciones, por lo que la FIFA tiene derecho de veto.
La IFAB se considera guardiana de la esencia original del Football Association, por lo que es bastante reacia a la modificación o alteración de las Reglas del juego.
En 1916 se constituye la Confederación Sudamericana de Fútbol (CONMEBOL) a partir de la organización de un Campeonato Sudamericano de Selecciones jugado en Argentina en conmemoración de la independencia de este país.
En 1930, la FIFA organiza el I Campeonato Mundial de Fútbol en Uruguay.
Periodicamente la FIFA publica actualizaciones de las Reglas del Juego aprobadas y autorizadas por la IFAB.
The Rules of de Games: ampliación de 14 a 17 Reglas del Juego (1938)
Iniciada la tercera década del siglo XX, el Fútbol ya se ha popularizado prácticamente por todos los rincones del mundo. Y aunque mantiene la esencia original, han ido surgiendo nuevas y más complejas situaciones, que obligan a una profunda revisión de las “14 Reglas”. El mayor inconveniente es de interpretación, pues las Reglas originales fueron redactadas en un lenguaje clásico de la Inglaterra victoriano y las diferentes traducciones resultaban confusas. La IFAB toma conciencia de la situación y desde 1936 inicia reuniones para la actualización de las Reglas del Juego, encargando la redacción al inglés Stanley Rous (posteriormente presidente de la FIFA desde 1961 a 1974).
En 1938 finaliza la revisión, que se concreta en una ampliación de 14 a 17 reglas. En realidad, en la práctica, ya venían siendo 17 reglas efectivas. En lo sustancial no hay grandes modificaciones, pues los cambios son, fundamentalemte, de redacción y estructurales, siendo el añadido más relevante la incusión de la media luna en la frontal del “Área de Penalty” para igualar la distancia de los jugadores en el lanzamiento de un penalty.
Las 17 Reglas, que siguen siendo las actuales, se concretan en las siguientes:
El terreno de juego.
El balón.
El número de jugadores.
El equipamiento de los jugadores.
El árbitro.
Los árbitros asistentes.
La duración del partido.
El inicio y la reanudación del juego.
El balón en juego o fuera de juego.
El gol.
El fuera de juego.
Faltas e incorrecciones.
Tiros libres.
El tiro penal.
El saque de banda.
El saque de meta.
El saque de esquina.
Puntualizaciones destacadas (1938-1997)
En 1954 se constituye la Union of European Football Association (UEFA) en Basilea (Suiza),
integrando a las diferentes Asociaciones de Fútbol de paises europeos.
En 1965 se permite realizar un cambio por lesión.
En 1970 se permite hacer dos cambios de jugadores durante el partido.
En 1976 se crean las Tarjetas para las sanciones disciplinarias, “Amarilla” como apercibimiento y “Roja” por expulsión.
En 1990 deja de ser Fuera de Juego si el atacante está en línea con defensor; y se sanciona con Tarjeta Roja (expulsión) al jugador que comete falta evitando una ocasión manifiesta de gol.
En 1992 se sanciona si el portero coge el balón con las manos tras pase de compañero (exepto cabeza). Posiblemente sea la introducción reglamentaria contemporánea que más ha influido en la dinámica del juego. La dinámica de las tácticas hacen que el juego sea cada vez más defensivo y, por ende, menos atractivo. Con la introducción de esta infracción se pretende evitar este exceso de juego defensivo. La nueva Regla ha tenido su efecto y ha provocado no sólo cambios en el juego, potenciando el juego de pase desde la defensa, sino que los porteros también sepan jugar con los pies para poder actuar ante los pases de sus compañeros.
En 1995 aumenta el número de cambios de dos a tres.
Actualización de las Reglas del Juego (1997)
En 1997 se dio el siguiente cambio importante de Reglas, donde el texto de las mismas fue aumentado en un 30%. Se mantiene la estructura y 17 Reglas, pero se trata, fundamentalmente, de incluir explicaciones y esquemas gráficos, todo con un carácter mucho más didáctico.
Al respecto de esta edición, el entonces presidente de la FIFA, João Havelange, quien sucedió a Rous en 1974 declaraba: «Incluso si en la actualidad el texto de Sir Stanley Rous puede llegar a considerarse hasta cierto punto obsoleto, el espíritu de su obra mantendrá su validez. El mayor tributo a este logro es precisamente el hecho de que su obra haya resistido el paso del tiempo. Sin embargo, estoy convencido de que como hombre de gran visión, Sir Rous habría aceptado que ha llegado el momento de actualizar su obra«.
Las últimas novedades destacadas
En 1998 se sanciona con Tarjeta Roja las entradas por detrás.
En 2008 se crean las figuras de los Árbitros Asistentes para las líneas de fondo y gol.
Esquema de la evolución de las Reglas del Juego del Fútbol:
1845 Reglas del Rugby.
1847 Reglas de Eton.
1848 Reglas de Cambridge.
1856 Reglas de
1857 Reglas de Shefflied.
1863 Reglas del Football Association.
1866 Cambio de las Reglas del Fuera de Juego.
1866 Colocación de una cinta entre postes como larguero.
1869 Libres Directos/Indirectos y Saque de Puerta.
1870 Se regula que cada equipo juega con once jugadores.
1870 Mención al Portero.
1871 Challenger Cup.
1873 Corner.
1874 Mención al Árbitro.
1875 Larguero.
1878 Unificación entre Football Association y Reglas de Shefflied.
1882 Saque de Banda con manos.
1883 British Home Championship.
1886 International Football Association Board (IFAB).
1888 Footbal League.
1891 Árbitro en campo y Jueces de Líneas, Penalty y Redes de Portería.
1897 No Fuera de Juego en campo propio.
1898 Las Reglas pasan de 14 a 17.
1904 Fedération Internationale de Football Association (FIFA).
1905 Aceptación en FIFA de Inglaterra.
1910 Aceptación en FIFA de Escocia y Gales.
1911 Aceptación en FIFA de irlanda.
1913 Inclusión de FIFA en IFAB.
1916 Fundación de la Confederación Sudamericana de Fútbol (CONMEBOL).
1920 No Fuera de Juego en Saques de Banda.
1925 No Fuera de Juego con dos defensores por delante del atacante en pase adelantado.
1930 I Campeonato Mundial de Fútbol.
1938 The Rules of the Games.
1954 Fundación de la Union of European Football Association (UEFA).
1965 Se permite un cambio por lesión.
1970 Se permite hacer dos cambios de jugadores durante el partido.
1976 Se crean las Tarjetas para las sanciones disciplinarias.
1990 No Fuera de Juego si el atacante está en línea con penúltimo defensor; y Tarjeta Roja por falta evitando ocasión manifiesta de gol.
1992 Infracción si el portero coge el balón con las manos tras pase de compañero (exepto cabeza).
1995 Aumenta el número de cambios de dos a tres.
1997 Desarrollo de las Reglas del Juego.
1998 Tarjeta Roja a las entradas por detrás.
2008 Árbitro Asistente para las líneas de fondo y gol.
Más Información en:
RELAÑO, A. (2010). 366 historias del Fútbol mundial. Ed. Martínez Roca.
YOGUI, R. (2008). El fútbol del fututo. Ed. Libros en la Red.
MARTÍNEZ DE LA FUENTE, V. y CASTELLANO, J. (2008). En “Fútbol e Innovación” de Castellano J. (editor). Wanceulen Editorial Deportiva.
BUENO, J.A. y MATEO, M.A. (2012). Historia del Fútbol. Ed. EDAF.
GALEANO, E. (1995): El fútbol a sol y sombra. Ed. Siglo XXI.
https://elfutbolymasalla.com/wp-content/uploads/2016/03/larguero-de-cinta.jpg540960Manuel Granado Palmahttps://elfutbolymasalla.com/wp-content/uploads/2021/10/logo-efyma.pngManuel Granado Palma2016-03-13 11:57:132020-04-09 23:19:53Historia de las Reglas del Fútbol
En este ensayo se reflexiona sobre la dimensión del concepto “suerte” en el fútbol. La suerte en el fútbol es un argumento cada vez más recurrente, tanto en el argumentario periodístico, como en el de los protagonistas (jugadores, entrenadores y presidentes), y también en el de las discusiones y debates de los propios aficionados.
En todos los contextos futbolísticos es muy frecuente la utilización de la “suerte” (buena o mala) para justificar y argumentar diferentes acciones ocurridas en un partido y que, en la mayoría de los casos, resultan determinantes en el resultado final del mismo. Se utiliza para justificar derrotas o victorias, para los goles, para los rebotes, para las eliminatorias, etc. Termina resultando el mejor de los recursos para justificar cualquier cosa. “Tuvimos (o tuvieron) muy buena/mala suerte”, “fue una acción de buena/mala suerte”, “la suerte fue determinante”, etc.
Sin embargo, basta profundizar un poco en el concepto “suerte” y su verdadero impacto sobre el fútbol, para concluir en que posiblemente este concepto esté bastante sobredimensionado y utilizado de forma totalmente ajena a su verdadera significación. Y conste que no se trata en esta reflexión de negar que pueda existir en un partido de fútbol situaciones cuyos resultados puedan venir determinados por la suerte. La suerte existe, claro que existe, como una de las múltiples variables que pueden interferir en un partido, pero esto ocurre en muy pocas y contadas ocasiones y, además, su determinación no siempre termina resultante determinante por sí misma.
Un ejemplo muy claro sucede justo en el momento de escribir este ensayo. El Real Madrid acaba de ser eliminado por el At. Madrid de la Copa del Rey, después de haber perdido en el partido de ida en el Calderón por 2 a 0 en empatado a dos en la vuelta en el Bernabeu, tras adelantarse los atléticos en el marcador con sendos goles en los primeros segundos de cada tiempo. En muchos programas deportivos de radio y televisión, en la prensa, o en declaraciones de los propios jugadores, como Cristiano Ronaldo, se justifica la eliminatoria por la “mala suerte” de encajar los dos goles atléticos en esos primeros segundos de cada tiempo. Es un ejemplo muy claro del contenido de este ensayo, de cómo utilizar el concepto “suerte” en una situación en la que no tiene razón de ser, ni sentido alguno. ¿Qué tiene que ver la suerte con estas situaciones? Acaso esos goles llegaron fruto de la casualidad, tocaron en una lotería, cayeron del cielo… Profundicemos en la cuestión.
El concepto de “suerte”
Según diccionario de la Real Academia Española (DRAE), la “suerte” se define como un “encadenamiento de los sucesos, considerado como fortuito o casual”. La suerte es algo ajeno a la voluntad, algo incontrolable, sinónimo de aleatorio, de azar, algo que sucede como fruto de la casualidad. Atendiendo a esta objetividad lingüística, prácticamente habría que desterrarla de las acciones de un partido de fútbol, pues en las acciones de juego siempre hay una doble voluntariedad, y, además, enfrentadas, por un lado los que atacan y por otro los que defienden. Siempre hay una intención de acuerdo a unos objetivos, no sólo los obetivos finales del partidos, sino los objetivos parciales en el desarrollo de cada acción, dar un pase, regatear, marcar, obstaculizar, quitar un balón, etc. En palabras de Voltaire, «suerte es cuando preparación y oportunidad se encuentran y fusionan».
La “suerte” del gol
Una portería de fútbol tiene una longitud de 7,32 m. y una altura de 2,44 m., lo que supone un área de superficie de 17,86 m2.; y un balón de fútbol tiene un perímetro y diámetro máximo de 70 cm. y 22,29 cm. respectivamente. Todo ello supone que para conseguir un gol se dispone de un espacio capaz de albergar hasta 310 balones al mismo tiempo. No se trata de determinar si es mucho o poco. Es lo que es: en el espacio de gol de una portería caben 310 balones.
Cuando se produce la circunstancia de que un disparo a puerta no acaba en gol, bien porque sale directamente fuera, bien porque pega en uno de los tres palos, o bien porque lo para o desvía el portero o un defensor, no se puede achacar NUNCA a la mala suerte, que resulta una variable prácticamente insignificante en el resultado final de la acción. Por el contrario, hay otras variables que han determinado dicha circunstancia: la acción defensiva y la acción atacante. Y a la inversa, cuando acaba en gol, no es por cuestión de suerte, sino por la influencia de otras muchas variables, si bien siempre hay un margen para el factor suerte, pero mínimo e irrelevante. En estos casos hay que centrar la atención en aquellas acciones defensivas y atacantes que han hecho que el balón no acabe o acabe entrando por ese espacio de 17,86 m2 (tratado en profundidad en el apartado siguiente). Las opciones y posibilidades de ejecución de una jugada ante el gol son muchas y dependen de múltiples factores, pero al final de lo que se trata es de meter el balón en la portería. El exentrenador del Liverpool Bill Shankly decía: «si estás en el área de penalti y no sabes qué hacer con el balón, mételo en la portería y luego debatiremos las opciones». El gol no es una cuestión de suerte. «La suerte del gol» como tal no existe, a no ser que se refiera metafóricamente al concepto taurino de «suerte» como lance de la lidia o actos ejecutados por el torero.
Situaciones similares se producen con los rebotes, que suelen achacarse también a la suerte, pero nada más lejos de la realidad. Un rebote deriva de un balón dividido, pero hay que estar allí y para ganarlo es fundamental otras variables como la tensión, la concentración, la impetuosidad, los reflejos y el espíritu competitivo. Los rebotes se los llevan los ganadores.
Llevado al extremo, cualquier aficionado ha podido escuchar aquello de que «todo depende de que la pelotita quiera entrar», como si todo dependiese de una cuestión azarosa, de una decisión caprichosa de la «pelotita».
Acción defensiva y acción atacante
Estamos hablando de dos actuantes, defensa y ataque (en el sentido individual y colectivo), enfrentados y con objetivos contrapuestos entre sí; pero ninguna de sus acciones pueden calificarse como fortuitas o casuales. Todo lo contrario, son acciones total y absolutamente intencionadas y se corresponden con una estrategia organizativa de conjunto para cumplir los objetivos marcados. El resultado final dependerá de la ejecución global de ambos actuantes.
Por una parte está la acción defensiva, cuyo objetivo es evitar que el balón acabe dentro de la portería, esto es, debe reducir al máximo las líneas de gol del atacante, reduciéndole las posibilidades de acceso a esos 17,86 m2. de gol. Esta reducción puede venir por varias vías: obligando al atacante a lanzar su disparo desde una zona de mayor complicación (acortar el ángulo de disparo y/o alejándolo de la portería); trabando o dificultando la ejecución del disparo; o cubriendo con el cuerpo el mayor espacio posible de la portería. En estas circunstancias resulta mucho más factible que el disparo del atacante no acabe en gol, de tal manera que vaya fuera, pegue en un palo o lo pare o desvíe el portero o un defensor. Con todo ello, la acción defensiva será mejor cuanto menos espacio de gol deje al atacante y/o más lejos se produzca el disparo, pues más complicado será que el balón acabe dentro de la portería.
Y por otra parte está la acción atacante, que debe introducir el balón dentro de la portería (gol), aprovechando para ello el espacio de gol que haya quedado libre y procurando acercarse lo máximo a la línea de gol para facilitar el mismo. Con todo ello, la acción atacante será mejor cuanto más espacio de gol encuentre en la portería y más se aproxime a la línea de gol, pues más fácil será que el balón acabe dentro de la portería.
Teniendo en cuenta todas estas circunstancias, la acción del disparo depende del atacante, de tal manera que la resolución final (gol o no gol) dependerá de su habilidad de ejecución. Si teniendo pocas opciones de gol, no consiguiera hacerlo, habría que achacarlo a la buena acción defensiva, pero no a la mala suerte; y si no lo consiguiera pese a tener muchas facilidades para hacerlo, habría que achacarlo a su mala ejecución (error en el disparo), pero nada que ver con la mala suerte.
Por ejemplo, si un jugador remata a puerta y marca gol tras rebotar en otro jugador, no se puede hablar de suerte, pues se han producido muchas acciones intencionales: el atacante llega a posición de disparo y llega a disparar con intención de marcar gol; mientras el defensa falla en sus objetivos. Y si el balón no entra directamente, sino de un rebote, esto no sucede por suerte, sino, en todo caso, por una mala acción defensiva.
Siempre gana el que mejor ha jugado
En fútbol siempre gana quien marca más goles y quien consigue hacerlo, irremisiblemente es quien mejor ha jugado. El problema es que desde hace unos años, desde los medios de comunicación se ha venido asociando erróneamente el concepto de «jugar bien» a «jugar bonito». Y son conceptos completamente diferentes. Se puede jugar bonito, hacer un fútbol espectacular, de pases, posesión, tiros a puerta, combinaciones, etc y perder. En estos casos se ha jugado «bonito», pero no bien. En fútbol sólo gana quien marca más goles. No cuentan otros factores, no hay la posibilidad de ganar» a los puntos». Y quien consigue hacer más goles, que es la máxima del juego, independientemente de los medios para conseguirlo, es, evidente el que ha «jugado mejor». Quizás con un juego más feo, más tosco, menos espectacular, etc.
En algunas ocasiones se habla de la «suerte del campeón» para referirse a un equipo que ha ganado pese a haber sido «inferior». Evidentemente esa «suerte de campeón» no el aleatoria, no cae del cielo. Se produce por otros muchos factores. Y seguro que, aunque se esperase mucho más del juego, de ese «campeón», en el cómputo global del partido «ha sido mejor», y es por ello, y no por otra cosa, por la que ha ganado.
La verdadera suerte
Ya decía en la introducción que no se trataba de negar la existencia de la “suerte” en el fútbol, sino de minimizarla, desmitificarla y cargarla de realidad. Y con todas estas consideraciones, ¿cuándo se puede hablar verdaderamente de “suerte”? Pues realmente en todas aquellas acciones que pueden considerarse fruto de la causalidad, del azar, de lo aleatoria, de la falta absoluta de intencionalidad. Por ejemplo, un defensor cede el balón a su portero sin dirección de gol, pero cuando el portero va a patear, golpea en una irregularidad del terreno y se mete en la portería. Pues eicluso en este caso extremo se puede de “suerte” hay acciones intencionales, como la cesión al portero (seguramente por una presión del rival), o la falta de reflejos del portero para reaccionar. Y poco más.
Justicia y Suerte
En algunas ocasiones, se reprocha el factor suerte a las decisiones arbitrales, pero tampoco en estos casos tienen sentido, salvo en el caso de las deseignaciones. En estos casos, habría que entrar en el concepto de “justicia/injusticia”, pero ese es otro tema.
La “suerte” de los penaltis
La consideración del factor suerte en los lanzamientos de penaltis, o en las resoluciones de partidos o eliminatorias con las tandas de penaltis, es uno de los clásicos del fútbol y también uno de los más flagrantes desacertados usos del concepto “suerte”. El penalti viene a representar la esencia del fútbol: el gol. Atacante y defensor (portero) frente a frente. Los dos objetivos del fútbol (marcar gol y evitarlo) en su máxima expresión. ¿Cómo achacar el factor suerte a esta acción? Para empezar, cuando se llega a una tanda de penaltis para la resolución de una eliminatoria o final es porque ha habido igualdad entre los dos contendientes. Y no gana la tanda el que más suerte tiene, sino el que mejor los lanza o mejor los defiende. Es el ejemplo más claro de las acciones intencionales de los protagonistas y en sus respectivos “locus interno” lo saben y por eso se preparan, se entrenar, se estudian a los rivales, hay concentración y, sobre todo hay una ejecución de la que depende la resolución final. Nada que ver con la “suerte”, más bien todo lo contrario.
Locus de Control, Resiliencia y Autoestima
El “locus de control» o “locus de causalidad” (LC) es un concepto introducido en psicología en 1966 por Julian B. Rotter y que actualmente tiene una importante tratamiento en Psicología Positiva. El LC se refiere a la capacidad que tienen las personas de determinar y controlar la causalidad y el efecto de sus acciones, pudiéndose clasificar en dos tipos, las interiores y las exteriores. Levenson (1981), a su vez, vino a diferenciar tres dimensiones de control: el control interno o internalidad; el externo o externalidad; y la atribución de control externo a la suerte.
Cuando se percibe un acontecimiento fruto de una acción directamente relacionado con la acción personal en sí (formación, preparación y ejecución), se habla de “locus interno”; mientras que cuando el resultado de la acción se percibe contaminado de otras acciones no controlables y ajenas a la propia acción personal, se habla de “locus externo”. Es decir, el “locus interno” es cuando el resultado de la acción se considera que depende de mí mismo; y el “locus externo” depende de los demás, incluyendo el factor “suerte”. En las personas puede predominar uno u otro “locus”.
Aquellas personas en las que domina el “locus interno” son personas con mucha confianza en sí mismas, seguras, con una alta autoestima (un valor fundamental), capaces de asumir sus propios errores, de cambiar actitudes para conseguir sus objetivos, de persistir en sus intentos, de prepararse y formarse más para potenciar sus capacidades. Para estas personas, sin despreciar variables externas, el resultado de sus acciones, tanto las positivas como las negativas, vienen determinadas por sí mismas. Son ellas quienes marcan el rumbo de su vida. En este sentido, además de la trascendencia del valor de la “autoestima” (Manciaux, 2003), también resulta fundamental el valor de la “resiliencia”, un concepto de la Psicología Positiva que deriva de la Ingeniería (carga de energía que acumula un objeto al romperse), y que se refiere, básicamente, en considerar los problemas como desafío y a enfrentarse a ellos con valentía, preparación y determinacion para superarlos.
Por el contrario, aquellas personas en las que domina el “locus externo” priman los valores contrarios, son personas de escasa confianza en sí mismas, inseguras, de baja autoestima, que no asumen sus errores y, por tanto, incapaces de rectificar y persistir en el intento. Para estas personas el resultados de sus acciones, sobre todo las negativas. Vienen determinadas por factores externos, por acciones de los demás (que prevalecen sobre las propias), del clima, el terreno, el espacio, de imponderables y de la mala suerte. El gran recurso de la mala suerte, que sirve para justificar las consecuencias de nuestras acciones negativas, en lugar de analizarlas y corregirlas en lo posible. La mala suerte es el recurso de los perdedores.
Lo más interesante en este sentido es que tanto en un caso como en el otro, se crea un subconsciente que favorece la positividad o negatividad. Cuando la realidad se afronta desde un espíritu positivo (importancia del “locus interno”), las actitudes tienden a atraer la positivdad, pero no por una falsa percepción, sino porque la actitud positiva conlleva resultados positivos, las cosas salen bien, ¿buena suerte?; mientras que cuando se afronta desde un espíritu negativo (“locus externo”) sucede todo lo contrario, ¿mala suerte?.
Para los psicólogos españoles Carmelo Visdómine-Lozano y Carmen Luciano (2006) “(…) si la persona percibe que el acontecimiento es contingente con su conducta o sus propias características relativamente permanentes, se ha dicho que es una creencia en el control interno; cuando un refuerzo es percibido como siguiendo alguna acción personal, pero no siendo enteramente contingente con ella, es típicamente percibido, en nuestra cultura, como el resultado de la suerte (…)”.
Esta idea no es nueva, pues ya se incuentran referencias cinco siglos antes de Cristo, en el “Libro de la Guerra Chino” de Sol Tzu, donde dice que “la mayor parte de las batallas son ganadas antes de ser luchadas”. En épocas actuales es un hecho contrastado en numerosos estudios de Psicología Positiva. El escritor y economista Álex Rovira (2004) en su libro “La buena suerte”, considera que “se puede actuar para atraer la buena suerte”.
También resulta ilustrativa la frase del mítico entrenador de baloncesto, el norteamericano John Wooden (2006), cuando en su obra “La Pirámide del éxito” dice que “la confianza viene de la preparación”. Aún más llamativas son las palabras de Arnold Palmer, uno de los mejores jugadores del golf de la historia:
“Si piensas que serás golpeado, serás golpeado. Si piensas que no te atreves, no te atreverás. Si te gusta ganar, pero piensas que no puedes ganar, no ganarás nunca. Si piensas que puedes perder, has perdido. Tienes que pensar en grande. Antes de nada tienes que estar seguro de ti mismo. Las batallas de la vida no son siempre para el más fuerte o más rápido. Tarde o temprano, la persona que gana es la que piensa que puede ganar”.
Teorema del Límite Central
Ahondando en el tema, también puede resultar interesante el “Teorema del Límite Central” aplicado al deporte y, particularmente, al fútbol. Este teorema estadístico viene a decir que cuanto mayor es una muestra, más se aproximan los resultados a la realidad. En el fútbol, respecto a una competición, cuantos más partidos se jueguen, más probabilidad de que termine ganando el mejor (diferencia entre Liga y Copa). Pero incluso dentro de un partido de fútbol, influye este teorema, sobre todo comparado con otros deportes.
Siguiendo con esta comparativa entre el fútbol y otros deportes, mientras que en el fútbol los partidos se resuleven con pocas anotaciones (goles), con pocas ocasiones de gol y pocos disparos a puerta, y además con poco porcentaje de acierto;en otros otros deportes como baloncesto, balonmano, rugby, tenis, etc.las anotaciones son mucho más elevadas, así como los intentos para conseguirlos, con un porcenataje de acierto mucho mayor que en el fútbol, lo que supone que en el fútbol las probabilidades de que el resultado final se acerque a la realidad sea menor que en otros deportes, de ahí que en fútbol sea más fácil que salte la “sorpresa” en las competiciones de eliminatorias. Pero eso no es “suerte”, sino que es una connotación directamente asociada a las reglas del fútbol.
Conclusión
La influencia del factor “suerte” en el fútbol es mínima, prácticamente ninguna, por lo que recurrir a ella para justificar un resultado no sólo es erróneo e irreal, sino que son propias de perdedores.
Más información en:
– Levenson, H. (1981): «Differentiating among internality, powerful others and chance». Ed. Lefcourt.
– Manciaux, Michel (2003): “La Resiliencia: resistir y rehacerse”. Ed. Gedisa.
– Rovira, Álex y Trías de Bes, Fernando (2004): “La buena suerte”. Ed. Empresa Activa Urano.
– Soriano, Ferrán (2009): «La pelota no entra por azar». Ed. El lector universal.
– Visdómine-Lozano, Carmelo y Luciano, Carmen (2006): “Locus de control y autorregulación conductual: revisiones conceptual y experimental”. En “International Journal of Clinical and Health Psychology”.
– Wooden, John (2006): “La pirámide del éxito”. Ed. Peniel.
https://elfutbolymasalla.com/wp-content/uploads/2015/01/suerte12.jpg135171Manuel Granado Palmahttps://elfutbolymasalla.com/wp-content/uploads/2021/10/logo-efyma.pngManuel Granado Palma2015-01-16 18:41:072015-04-25 16:49:27La suerte en el fútbol