Toros y Cádiz CF
Fútbol y toros son mundos que en Cádiz siempre han estado estrechamente relacionados. Unas veces como complementos y otras como rivales, unas compartiendo aficionados y otras disputándoselos, hasta congeniar una relación simbiótica. Una rivalidad que acabaría ganando el fútbol, sobre todo desde la desaparición de la plaza de toros.
La Hoyanca
En Cádiz, la relación del foot-ball con los toros surge desde sus orígenes, pues las primeras patadas a un balón se dieron en la plaza de toros de la Hoyanca, una plaza de madera situada en el Campo del Sur, allá por 1903. Una noticia en Diario de Cádiz el 11 de diciembre de ese año convocaba para el domingo 13 en la plaza de toros a todos los aficionados al nuevo sport, con la intención de formalizar un equipo. No obstante, ya antes se habían jugado algunos partidos en la plaza de toros. En enero de 1904 se constituiría el primer club de fútbol en Cádiz.
Desde entonces comenzará la proliferación de equipos, como el Sporting Club, el Volante, el Gaditano, el Andaluz o el Cádiz FC, que juegan sus partidos (desafíos) en los terrenos de la plaza de toros, pero también en otros lugares, como los glacis de Puertas de Tierra o el terraplén del Club de Tiro. Durante estos los primeros años del pasado siglo, las corridas y espectáculos taurinos en la plaza de La Hoyanca eran los principales eventos de diversión de la población, que los esperaban y vivían con entusiasmo. El fútbol, pese a su progresiva popularización, seguía siendo minoritario.
Fútbol sin toros (1914-1929)
Sin embargo, en 1914 la Hoyanca sufre un fatal incendio y su dueño decide el derribo. Enseguida comienzan las gestiones para la construcción de una nueva plaza, en las afueras de la ciudad, pero se prolongarán quince años. Estos quince años sin toros (1914-1929) deberían haber sido aprovechados por el fútbol para su definitivo crecimiento, pues muchos aficionado taurinos se engancharían al balompié. Surgen multitud de equipos en la ciudad, destacando el Español FC de Cádiz (1911), que en 1916 se proclamaría primer campeón de Andalucía. En esa operativa por atraer al aficionado taurino al fútbol, Diario de Cádiz publica en 1917 un artículo con el siguiente texto: “Es pues el foot-ball una fiesta que sin tener la rudeza de la fiesta nacional, despierta tanta o mayor emoción que la corrida de toros, no decayendo un momento desde que empieza el juego hasta que termina”. Aunque todo hacía presagiar el definitivo auge del fútbol, ocurriría todo lo contrario.
La efervescencia dura apenas dos años, pues en 1919 coinciden varios acontecimientos que harán que el fútbol entre en declive: primero porque los partidos, siempre amistosos entre equipos locales, no tienen continuidad; segundo porque aparece otro espectáculo que acapara la máxima expectación popular, el cinematógrafo al aire libre instalado en la plaza de la Constitución (actual San Antonio); tercero porque la pasión por los toros sigue latente, como se demuestra con el paso por la ciudad del mítico torero Juan Belmonte, que se convierte en un acontecimiento de máximo nivel, y eso que sólo pasaba para coger el barco hacia Buenos Aires; cuarto por la actitud agresiva de los aficionados, que no dejan jugar los partidos, invaden los campos y arrojan toda clase de objetos, haciendo casi imposible que se pueda jugar sin altercados; y quinto porque la ciudad sufre una gravísima epidemia de gripe, que asolaría a gran parte de la población. Es una época muy triste para Cádiz.
El «Ana de Viya»
En 1923 el equipo puntero de Cádiz, el Español FC, se hace con unos terrernos en las afieras de la ciudad y contruye su propio campo de fútbol, el “Ana de Viya” (donde actualmente se encuentra el colegio San Felipe Neri), lo que supone un cierto despertar del fútbol gaditano, emergiendo equipos que hasta entonces habían tenido escasa significación como el Cádiz Sport Club o el equipo del colegio San Miguel, el “Mirandilla FC”.
Pero es flor de un día, o de unos años, porque en 1929 el fútbol vuelve a sucumbir, provocado por un fuerte temporal que arras el campo del “Ana de Viya” y que anticipa la desaparición del Español FC y la construcción, por fin, de la nueva plaza de toros, con capacidad para 11.500 espectadores, que, para más inri, se sitúa muy cerca del desaparecido campo de fútbol.
El fútbol no ha sabido aprovecharse del letargo taurno durante estos quince años, y ahora, en su peor momento, debe volver a competir con él.
Los toros vuelven con mucha mayor fuerza y el fútbol queda totalmente condicionado a sus programas, teniendo que limitarse a partidos amistosos en los campos del Club de Tiro, antiguo Hipódromo o el del Velódromo de la Sociedad Cultural y Deportiva Mirandilla FC.
El Mirandilla FC y «Rebujina»
Las esperanzas del fútbol gaditano se concentran en el Cádiz Sport Club y el Mirandilla FC, sobre todo cuando el equipo colegial se inscribe en 1931 en el Campeonato Regional. La recuperación del fútbol se constata cuando el Mirandilla FC contraprograma un partido en su campo el mismo día que en el coso taurino actúa el ídolo local, José Jiménez “Rebujina”. Un mes después, el Mirandilla FC prefiere irse a jugar a San Fernando porque la plaza de Toros actúa la popular Banda del Empastre, con el Bombero Torero, As Charlot y la Banda Cómico Taurina, que también hacen desfiles por la ciudad. Y contra eso, sí que no hay nada que hacer. Un año después, en mayo de 1932, el fútbol echaba el órdago a los toros: mientras cientos de gaditanos desfilaban a las afueras de la ciudad, por la avenida, andando o en tranvía para disfrutar de la gran corrida con las figuras de “Rebujina” y “Niño del Matadero”; otros tantos, aunque en menor medida, se congregaba en el Campo de las Balas para un partido entre Mirandilla FC y Cádiz Sport Club, definitivo para determinar quién se haría con el cetro futbolístico de la ciudad. Paradójicamente el fútbol sin la competencia de los toros estuvo a punto de desaparecer y sus mejores momentos coinciden con el esplendor del espectáculo taurino. Es como dos enemigos que compiten, que rivalizan, pero que se necesitan mutuamente.
Campo de Deportes Mirandilla (1933)
Fútbol y toros estaban destinados a seguir conviviendo. Si en 1929 fueron los toros quienes se acercaron al espacio del fútbol con la construcción de la nueva plaza junto al campo “Ana de Viya”, que terminaría desapareciendo unos meses después; en 1933 es el fútbol quien desafía a los toros con la construcción de un nuevo campo, el “Campo de Deportes Mirandilla” (donde actualmente se encuentra el colegio San José – Las Esclavas) justo al lado de la plaza de toros, con capacidad para 7.000 espectadores.
Fútbol y toros vuelven a estar juntos y allí convivirían hasta que en 1955 el fútbol abandonará la zona para irse a un nuevo estadio, el “Carranza”. Durante esos años de convivencia espacial, la ciudad cuenta con un núcleo de atracción y entretenimiento en las afueras, extendiendo los límites de ésta mucho más allá de las Puertas de Tierra. Unas veces por el fútbol y otras por los toros, lo cierto es que la avenida siempre estaba animada, sobre todo cuando el Mirandilla FC pasa en 1935 de Regional a Segunda merced a una serie de circunstancias.
Fútbol y toros en la Guerra Civil
Durante la Guerra Civil provocada por el golpe de Estado militar, se paralizan las competiciones deportivas, y aunque el Cádiz FC (en 1936 ya se había producido el cambio de nombre de Mirandilla FC a Cádiz FC) mantienen cierta actividad con partidos amistosos, la afición taurina se impulsa, sobre todo tras la actuación en Cádiz de Rafael Ortega, “el Gallo”. No obstante, el fútbol daba puntualmente algunos golpes de efecto, como el sucedido a principios de 1938 con un partido de una selección española del bando sublevado, con tal interés que incluso hace cambiar de fecha a un espectáculo taurino.
El 8 de junio de ese mismo año, para la celebración del Corpus, fútbol y toros se dan la mano con un doble espectaulo: mientras en Mirandilla juega el equipo local frente al Betis Balompié, en la plaza comparten cartel nada más y nada menos que Manolete y Sánchez Mejías. En esta época, el siempre bullicioso aficionado balompédico peca de todo lo contrario, de apatía, cosa que incluso se critica desde la prensa en comparación con otras aficiones. Y curiosamente se recurrirá a la animación taurina para encender esa chispa que hace falta en Mirandilla, pues será una peña taurina, la “Peña Morante”, quien cambie el albero por el césped para animar al equipo de la ciudad, pudiéndose considerar la primera peña cadista de la historia. Tras la guerra, el fútbol recupera su esplendor al competir el Mirandilla FC en Segunda y estar a un paso de ascender a Primera en 1940.
Plenitud de fútbol y toros (1955 – 1967)
El hecho de que la plaza fuese utilizada como paredón de fusilamiento por las tropas alcistas, cosa que la dejaría marcada para siempre, así como la fatal cogida de un torero cómico en 1952 influyeron en el descenso de la afición. Por su parte, la afición al fútbol, en general, y al Cádiz CF en particular, iba creciendo hasta posicionarse por igual frente a los toros, pese a que el equipo deambulaba por Tercera y hasta Regional. El momento definivo será cuando en 1955 el Cádiz CF asciende a Segunda, coincidiendo con la inauguración de un nuevo gran estadio, el “Carranza”.
Durante los siguientes años, los aficionados de fútbol y toros se fueron entremezclando, pues no eran en absoluto excluyentes, aunque había sus debilidades. Pero ahora la situación era a la inversa, mientras la afición al fútbol no dejaba de crecer, la de los toros estaba estancada e incluso en decadencia, pese a un último intento de relanzarla con una corrida gran celebrada en el verano de 1967 con Paco Camino y El Córdobés. Sería la última. Desde ese año, la plaza se mantiene inactiva, en ruínas, hasta su derribo en 1976. El fútbol dejaba de tener compañero de viaje y podía hacer su progresión sin competencia, para lo bueno o para lo malo.
Curiosidades taurofutboleras
Curiosamente el presidente cadista más importante por conseguir mantener al equipo en Primera División durante la década de los ochenta y noventa, Manuel Irigoyen, provenía del mundo de la tauromaquía, algo que según él mismo decía era muy valioso para manejarse en el mundo del fútbol, donde “también hay que dar muchos capotazos”.
En 1993, durante la alcaldía en Cádiz del socialista Carlos Díaz se construyó un plaza de toros portátil en la explanada de Telegrafías sin Hilos, junto al estadio Carranza. Se trataba de un acto benéfico a celebrar el día del Corpus, con una corrida a beneficio de la Asociación de Padres de Menores Disminuidos Psíquicos, ASPADEMIS y de la Asociación Síndrome de Dawn, actuando figuras del toreo como José Mari Manzanares, Curro Romero, Rafael de Paula, alloso o Niño de la Capea. Se aprovechó para recoger firmas para la construcción de una nueva plaza, pero la idea nunca llegó a fructificar.
Otras curiosidades simpáticas de la relación entre fútbol y toros son, por ejemplo, la invitación a la plantilla cadista del torero Paquirri a su finca “La Cantora” para celebrar el ascenso a Primera de 1981, donde algunos jugadores como Pepe Mejías o Mané se atreverían a coger el capote; o los cánticos de “torero, torero, torero…” a Mágico González en 1988 tras vencerse al Real Murcia por 5 a 2 y que le lleva a posar ante los medios con chaquetilla de luces y montera; o cuando en 1994 en un Cádiz CF – Córdoba CF en Segunda hizo el saque de honor el torero Jesulín de Ubrique, que había recibido la Insignia de Oro del Club.
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