Cosas del Fútbol que se han perdido. Capítulo IV
Un nuevo capítulo, el cuarto, de cosas del fútbol que se han perdido, se están perdiendo o han cambiado, unas veces para mejor y, la mayoría de las veces, para peor.
En este cuarto capítulo se recordarán las siguientes situaciones:
31. Cuando los árbitros no tenían «pinganillos».
32. Cuando el tiempo extra era una incógnita.
33. Cuando los programas deportivos eran eso, deportivos.
34. Cuando los banquillos eran eso, banquillos.
35. Cuando no extián los isquiotibiales.
36. Cuando no se hacían rotaciones.
37. Cuando sólo se hacían dos cambios.
38. Cuando se jugaba con un único balón.
39. Cuando había vallas o fosos.
40. Cuando los periodistas transmitían a pie de campo,
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Cuando los árbitros no tenían “pinganillos”
Fútbol Clásico: La única forma de comunicación entre el árbitro y los entonces llamados jueces de líneas era las señales visuales de éstos con el banderín o con un grito.
Fútbol Moderno: El árbitro y sus asistentes se comunican a través de un sofisticado sistema de radiotransmisores.
Reseña histórica: En el Campeonato Mundial de Fútbol de Alemania en 2006 la FIFA autorizó el uso de las nuevas tecnologías para la comunicación entre el árbitro y sus asistentes durante el partido.
Se puso en funcionamiento el uso de unos radiotransmisores, que llevaban los cuatro árbitros del partido para comunicarse entre ellos. Con anterioridad ya se venían utilizando en Inglaterra desde 2004 y en Alemania y Francia desde la temporada anterior. Otro recurso tecnológico es el sistema signal beep, consistente en unos banderines dotados de un pulsador. Al presionarlo el asistente, se envía una señal vibratoria que llega al árbitro principal a través de un brazalete.
En España se empezaron a utilizar a partir de la temporada 2007/2008, pasando a ser popularmente conocidos como “pinganillos”. No obstante, como señala Francisco López Romera, que tiene registrado el sistema en el Registro de la Propiedad Intelectual, se utilizó por primera vez en España 1999, de forma experimental.
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Cuando el tiempo extra era una incógnita
Fútbol Clásico: Nadie sabía cuánto tiempo se iba a añadir a la conclusión del tiempo reglamentario, tanto en el medio tiempo como al final. Esto creaba una mayor ansiedad y nerviosismo, así como una mayor sorpresa cuando el árbitro pitaba el final. El tiempo de añadido podría ser muy variado, de dos hasta trece minutos, como ocurrió en el partido del Cádiz CF frente a At. Osasuna en la Liguilla de la Muerte de 1987.
Fútbol Moderno: Actualmente el cuarto árbitro en categoría nacional o el delegado de campo a partir de 2ª división B, saca un cartel indicando los minutos extras que el árbitro ha considerado añadir por el tiempo perdido. Según la regla 7 de las Reglas del Juego de la FIFA, la recuperación del tiempo perdido se ajusta a las sustituciones realizadas (se recomienda medio minuto por sustitución) y las atenciones a los lesionados por las asistencias médicas (se recomienda un minuto por cada una de ellas), aunque siempre a criterio del árbitro, que también puede considerar otros tipos de interrupciones o pérdidas deliberadas de tiempo.
La regla es mal aplicada por los árbitros, pues los equipos en general y los jugadores en particular, juegan con ellas, pues la experiencia dice que, pase lo que pase, lo normal es que el primer tiempo se prolongue un minutos y el final del partido entre dos y cuatro. Es muy raro que un árbitro prolongue el final del partido más de cinco minutos. A veces se le reprocha a los jugadores sus claras pérdidas de tiempo, pero el único responsable es el árbitro, pues si considerase, como así es en muchos casos, que se ha producido una pérdida deliberada de tiempo, debería considerarla en el añadido. Cuando hiciera esto y sacara la tablilla con nueve, diez, once minutos… es seguro que los jugadores dejarían de perder tiempo de la forma tan descarada que lo hacen actualmente.
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Cuando los programa deportivos de la tele eran programas deportivos
Fútbol Clásico: Antes, en los programas deportivos, como el clásico “Estudio Estadio”, ponían un resumen con los goles y las principales jugadas de cada partido de 1ª división y luego, algunas veces, un rápido barrido por los resultados y goles de la 2ª. Y, si acaso, alguna entrevista a algún jugador, técnico e incluso árbitro, porque entonces los árbitros podían hacer declaraciones sin ningún tipo de problema. Un avance tecnológico supuso la llegada de la “moviola”, que repasaba las jugadas más dudosas a cámara lenta y con pausa. Pero en raras ocasiones los persiodistas entraban a enjuiciarlas, salvo las que fueran muy evidentes, y eran los espectadores quienes esgrimían sus propias interpretaciones. Los presentadores o periodistas eran eso, presentadores y/o periodistas, informaban desde la mayor objetividad posible; y el fútbol era fútbol, y se hablaba de eso, de fútbol.
Fútbol Moderno: Actualmente los programas deportivos sobre fútbol son una verdadera vergüenza para el periodismo. Salvo excepciones, que las hay, como el reciente “El Club” de BeinSport. Se han convertido en un show, donde todo vale y donde el fútbol como tal pasa no a un segundo plano, sino a un enésimo plano. Los periodistas y comentaristas se convierte en descerebrados forofos y se ensarzan en debates sobre temas ridículos y, por lo general, ajenos al fútbol como tal. Y cuanto más show, mejor… Gritos, acusaciones, insultos, etc. Y siempre bajo un montaje prediseñado tan evidente como vergonzoso. Pa echarlos…
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Cuando los banquilos parecían banquillos y no
sillones de F1
Fútbol Clásico: Ban-qui-llo. Pues eso, apenas una banqueta, en muchos casos de mampostería y poco más. Otras veces eran sillitas de plástico, como se siguen aún utilizando en muchos campos de categorías inferiores. Lo suficiente para estar sentados el entrenador y los jugadores suplentes. Eso sí, con el detalle de tener una especie de cubierta a modo de toldo para “protegerles” de los aficionados más enfervorizados.
Fútbol Moderno: Ahora los suplentes tienen en el «banquillo» todo tipo de comodidades en espera de ser llamados para entrar al terreno de juego. Muchos hasta calefacción. Nada de banquillo, son sillones individuales ergonomicos, que ya los quisiera uno en el salón de su casa. Tanto que es comprensible que estando recostado no entren ganas de jugar, sino de echarse un cabezazo. Si esto le hubiese tocado al Mágico, otra historia hubiese cantado.
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Cuando no existían tantos músculos ni lesiones
Fútbol Clásico: Hace unas décadas las lesiones eran, básicamente, esguinces, roturas y, a lo sumo, un tirón; mientras la anatomía del futbolista se reducía a poco más de tobillo, espinilla, rodilla, muslo, brazo y poco más. Y así nos enterábamos todos.
Fútbol Moderno: Ahora han aparecido lesiones, músculos y huesos que antes, por lo que se ve, no existían: desde los extensores del pie hasta el supraespinoso del hombro. Pasando por todo el repertorio de isquios, sóleos, abductores y aductores, vastos, rectos, sartorios, pectineos, psoas, piramidales, oblicuos, popliteos, etc. Y los tipos de lesiones son ya para máster, desde roturas, microroturas, elongaciones, sobrecargas, contracturas, distensiones, desgarros, etc. y ahora, además de músculos y huesos, hay también cartílagos, ligamentos, etc. Y todo esto a nivel coloquial, porque si entramos en diagnósticos médicos, éstos ya son de coco y huevo.
Algo parecido ha pasado en otras muchas facetas de nuestra vida, como la carne, por ejemplo. Antes había el genérico bistec o filete, la costilla y la chuleta. Y poco más. Ah, y el solomillo. Pero ahora parece que los tipos de carnes se han multiplicado y aparece la carrillera, el secreto, la pluma, el lagarto, el entrecot, la presa, la corona, el abanico, lomo alto y bajo, la aguja, la alteta, el redondo, etc.
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Cuando no habían rotaciones
Fútbol Clásico: Los equipos solían jugar casi todos los partidos con un once muy similar, sin apenas cambios de un partido a otro, y ni siquiera durante la competición, salvo las obligadas por las lesiones. Esto hacía que las alineaciones fuesen calando entre aficionados y peridodistas para ser recordadas prácticamente de carrerilla, de memoria, pese al paso de los años.
Fútbol Moderno: Diferentes factores han provocado que actualmente el reconocimiento de un once tipo sea mucho más complicado, aunque siempre hay notables excepciones. Entre estos factores, los más influyentes son que las plantillas sean mucho más amplias y la gran cantidad de partidos que se juegan durante la temporada. Esto hace que muchos entrenadores opten por dar respiro y descanso durante la temporada a algunos jugadores para que puedan llegar al final en plenitud. Para un mismo puesto suelen tener varias alternativas, tanto por el ya comentado número de jugadores, mínimo dos por cada posición, como por la polivalencia de muchos jugadores, capaces de adaptarse a diferentes posiciones.
Reseña histórica: Las sustituciones tal y como se entienden actualmente en las Reglas del Juego de la FIFA fueron introducidas en la Liga española a partir de la temporada 1969/70. Aun así, los equipos, los entrenadores, se fundamentaban en un equipo base, con muy pocos cambios, y si los había eran siempre los mismos.
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Cuando sólo habían dos cambios
Fútbol Clásico: En el fútbol de hace unas décadas sólo estaba permitido hacer dos sustituciones de jugadores durante el partido.
Fútbol Moderno: Actualmente se permiten hacer tres sustituciones, y raras veces no se agotan las mismas.
Reseña histórica: En esta misma web hay un artículo específico dedicado a la historia de las sustituciones de jugadores en el fútbol.
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Cuando se jugaba con un balón
Fútbol Clásico: El partido se jugaba con el balón autorizado por el árbitro. Entonces no había tanta historia de marcas, ni de homologación, sino que bastaba el reconocimiento del árbitro, que le daba el visto bueno respecto a su estado, su peso y su diámetro. A ojo. Y con ese balón debía jugarse todo el partido, salvo circunstancias obligadas que lo impidiesen. Así cuando el balón salía fuera del campo, caía a la grada, etc. había que esperar a su recuperación para seguir el partido.
Esto provocaba todo tipo de pillerías para la pérdida de tiempo. Sólo en casos muy descarados, como cuando el balón salía del campo o desaparecía entre el público o el público empezaba a jugar descaradamente con él, el árbitro autorizaba la presencia de otro balón. Normalmente en este instante, el balón original volvía al campo. Con estas circunstancias el balón sí era realmente el “balón del partido” y cuando un jugador se lo llevaba por haber metido tres goles, por ejemplo, o quedaba como recuerdo especial, se llevaba o se guardaba el que verdaderamente había sido el “balón del partido”.
Fútbol Moderno: Actualmente los balones están comercializados por una marca deportiva con la que la organización del campeonato ha llegado a un acuerdo comercial. Los partidos se inician, lógicamente, con un balón, pero alrededor del campo los recogepelotas y otros servicios del club local, tienen habiilitados una ingente cantidad de balones, igualmente homologados, y que pueden ser usados en sustitución del balón con que se juega el partido cuando éste sale del terreno de juego. Ni siquiera hace falta la autorización arbitral, pues todos esos balones ya se suponen que son homologados. Consecuencia de ello es que no hay un balón del partido, sino muchos balones del partido.
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Cuando había vallas o fosos
Fútbol Clásico: Como medida de seguridad se instalaron vallas y fosos de seguridad entre el público y el terreno de juego para evitar invasiones del público. Estas medidas terminaron siendo de inseguridad, pues provocaron grandes tragedias, algunas de ellas con muchos muertos, la mayoría por aplastamiento.
Fútbol Moderno: Actualmente no hay ningún tipo de separación física entre el público y el terreno de juego, salvo partidos de especial riesgo donde se posicionan unidades policiales.
Reseña histórica: En esta misma web hay un artículo específico dedicado este tema.
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Cuando los periodistas y sillas de ruedas estaban a pie de campo
Fútbol Clásico: Era un clásico ver a los periodistas, sobre todo radiofónicos, realizando su labor en los aledaños del terreno de juego durante el transcurso del partido, prácticamente pisando el terreno de juego. También era bastante frecuente que las personas con discapacidad físicas y que necesitaban ir en sillas de rueda, se situasen en alguna zona habilitada para ellos alrededor del terreno de juego.
Fútbol Moderno: Actualmente los protocolos y habilitaciones para la prensa son extremadamente rigurosos y cada cual debe estar en la zona especifica a la que se le destina. Por supuesto, nada de estar tan cerca del terreno de juego, salvo tener que enfrentarse a las fuerzas de seguridad.
CONTINUARÁ…
Enhorabuena por tu articulo .
En relación a las comunicaciones entre árbitros, te informo que la primera vez que se utilizó el sistema de pinganillos con árbitros, fue , en el año 1.999. Y de ello nació una registro de propiedad intelectual de Francisco López Romera .
https://www.youtube.com/watch?v=coBMZh7kafA&t=3s
contacto : +34 628450482
Gracias Francisco. Lo añado al texto, así como tus referencias, que son toda una garantía.