Aficionados y Aficionados
Ya lo dijo Antonio Gramsci:
“El fútbol es un reino de libertad humana ejercida al aire libre”.
Los aficionados a un equipo lo son por algo. Y para algo. O no. En cualquier caso, se trata de un sentimiento. Y como todo sentimiento, no se trata sólo de tenerlo o no tenerlo, sino que hay grados. Y grados en muchos aspectos diferentes. Como en cualquier otra cosa que pueda provocar sentimientos y emociones. Y no pasa nada. Cada cual es como es y el sentimiento a un equipo es tan libre como diferente. Cada cual lo siente a su manera.
No todos los aficionados son iguales. No todos los sentimientos a un equipo son iguales, ni en sus orígenes, ni en sus expectativas, ni en su arraigo, ni en su compromiso, ni en su manifestación, etc. Atendiendo a estas variables, seguro que existen otras muchas por las que se puede establecer una clasificación de los aficionados y de su sentimiento gradual por un equipo. Pero una cosa es clara, si aceptamos la idea de identificación de esta relación como un sentimiento, como cualquier otro sentimiento, cada persona lo siente de una manera, unos más y otros menos. A partir de esta categorización, veamos algunos tipos de aficionados según diferentes variables.
Miguel Torregrosa también desarrolla un exhaustivo retrato de los diferentes tipos de aficionados en su Tesis Doctoral, titulada “Estudio de valores, motivaciones y emociones de los aficionados al fútbol: una aproximación a partir de la integración de metodologías«. En ella establece también su particular taxonomía: “(…) Finalmente, los entusiastas son los aficionados más comprometidos, seguidos de los aficionados presenciales y los aficionados virtuales, los espectadores por su parte no muestran compromiso alguno con el fútbol”.
En el presente artículo se presentan los diferentes tipos de aficionados en base a tres variables: el origen, las expectativas y el grado sentimental.
-
Aficionados según el origen de la afición:
1.1. De Cuna.
1.2. Circunstancial.
1.3. Admirador.
-
Aficionados según sus expectativas:
1.1. Incondicional.
1.2. De Confort.
1.3. Ganador.
-
Aficionados según el grado de sentimiento:
1.1. Apasionado.
1.2. Simpatizante.
1.3. Festivo.
-
AFICIONADOS SEGÚN EL ORIGEN DE LA AFICIÓN
La afición a un equipo puede ser natural o puede surgir a partir de un momento dado, por algo en concreto o por una determinada circunstancia. Según esta variable de la génesis, se pueden visualizar distinto tipos de aficionados, aunque aquí sólo se reflejan los más sintomáticos.
1.1. De Cuna.
1.2. Circunstancial.
1.3. Admirador.
1.1. AFICIONADO DE CUNA
En realidad no se ha hecho del equipo, sino que es “su” equipo por naturaleza. Es el equipo de su barrio, de su pueblo, de su ciudad. Cuando nació, el equipo ya estaba en su vida. Incluso ha jugado en sus categorías inferiores, o ha tenido familiares o amigos que lo han hecho.
Ya de pequeño iba al estadio a verlo jugar, acompañado de la mano de su abuelo y de su padre (es de esperar que pronto se pueda decir con la misma naturalidad respecto a su madre y/o abuela); y le ha seguido porque era lo que había, al margen de si eran buenos o malos. Ese arraigo natural puede luego haberse desarrollado con mayor o menor fuerza. Puede haber tenido intermitencias sentimentales y de seguimiento e incluso desconexiones, sobre todo en época de adolescencia. Es la base para desarrollar un fuerte arraigo emocional con el equipo y convertirse en “aficionado apasionado”. Esa pasión se comparte con familia, amigos, etc hasta crear una especie de célula unida por ese arraigo al equipo. Andrés Fábregas Puig, en un trabajo de investigación sobre el CD Guadalajara de México, titulado “Lo sagrado del rebaño”, destaca “los aspectos relacionales y la ideología del parentesco que caracteriza a los aficionados al club, así como los tintes religiosos que su preferencia tiene” y entiende el fútbol como “catalizador de sentimientos o aglutinador de reacciones en ocasiones desmesuradas”.
1.2. AFICIONADO CIRCUNSTANCIAL
Suele ser un aficionado a un equipo completamente ajeno a sus raíces, es decir, no suele ser el equipo de su localidad de nacimiento, ni siquiera de residencia, ni tiene ninguna vinculación social o cultural con él. Su afición a este equipo es producto de un hecho circunstancial, algo sucedió en un momento dado que le hizo primero simpatizar con este equipo y con el tiempo ir forjando esa afición. Cuando existe una lejanía geográfica, en el mayor de los casos, difícilmente puede seguir en directo las evoluciones de su equipo. Es un aficionado virtual. Lo sigue por la tele, la prensa, las redes sociales, etc. y sólo en alguna ocasión, como algo extraordinario, puede ir a verlo en directo. A diferencia del “aficionado de cuna”, donde el convencimiento es natural, se vive y se vivencia; aquí el convencimiento es por insistencia y de forma verbal, no hay otra.
Las circunstancias que han dado origen a su afición pueden ser múltiples, y puede ser que hayan sido varias influyendo de forma simultánea o alternativa. Algunas de estas circunstancias son las siguientes. Se hizo aficionado al equipo por
- Le regalaron algún símbolo del equipo cuando era pequeño, como una camiseta, y eso le creo una cierta simpatía por el equipo en cuestión.
- En generaciones más jóvenes, puede que en un juego digital de tantos, le tocase ese equipo y ya se terminara identificando con él.
- Por algún familiar que lo fue convenciendo.
- Por llevar la contraria a algún familiar, es decir, todo lo contrario del anterior. El familiar en cuestión se ha puesto tan jartible para que sea de tal o cual equipo, que ha provocado la reacción contraria.
- Por situaciones sociales, como grupo de amigos, peñas o partiendo de un acto festivo.
- Era indiferente al equipo, incluso al fútbol, pero un día disfrutó tanto viendo un partido de ese equipo, de su juego, que comenzó a seguirlo y ya “se hizo de él”.
- Por un gol. Hubo un gol de ese equipo, que por su significación o estética le dejara entusiasmado y eso le hizo ya seguir al equipo.
- Por una victoria. El equipo consigue un triunfo extraordinario y desde entonces se aficiona a él.
- Por rechazo a otro equipo. Es decir, no hay nada de ese equipo que le haya hecho aficionarse a él, pero su rechazo y antipatías por otro, su máximo rival, provoca las simpatías y afición al primero.
- Por un jugador. Es admirador más que del equipo, de un jugador determinado, hasta convertirlo en su ídolo. Y claro, por inercia termina haciéndose aficionado del equipo.
- Por ideología. No es muy normal, pero puede pasar que las antipatías o simpatías por un determinado equipo venga provocada por su identificación, si no ideológica, al menos de lo que viene a representar a nivel social e incluso político. O por identificarse con la filosofía institucional del club en su base y organización.
- Por una vinculación histórica familiar. Puede que en el pasado hubiese alguna vinculación histórica de algún miembro de la familia con el equipo, bien porque hubiese nacido en la localidad del equipo, hubiese vivido allí, hubiese sido parte de dicho equipo como jugador, técnico o lo que fuese, etc.
Es evidente que en la gran mayoría de los casos el equipo del “aficionado circunstancial” es un equipo ganador, en España, Real Madrid o FC Barcelona. Lo demás son casos de personas con alguna vinculación histórica, social o familiar con el equipo al que sigue; por causas históricas, como el de muchos aficionados y peñas del Athletic Club por su historial y filosofía de club y cantera; o casos aislados, incluso de otras localidades, que sienten la llama de fidelidad hacia un equipo humilde por haberse contagiado de su espíritu. Pero lo normal y mayoritario es que el “aficionado circunstancial” se haga seguidor de un equipo ganador, por lo que obviamente viene a estar muy relacionado con el “aficionado ganador”.
Un caso también posible es el de un aficionado cuyo origen de afición es una especie de híbrido entre “de cuna” y “circunstancial”. Son casos en los que el aficionado es del equipo de su tierra, pero no de forma natural. Prácticamente nunca lo ha seguido, no ha habido tradición familiar, incluso pasaba del fútbol, pero en un momento dado hubo una circunstancia que le hizo ver la luz y comenzar a seguir al equipo con un sentimiento, no incondicional, pero sí fuerte y que con el tiempo y el seguimiento continuo puede arraigar con fuerza.
1.3. AFICIONADO ADMIRADOR
Se define como una casuística peculiar del Aficionado Circunstancial. Se hizo del equipo porque le gustaba, ganaba y daba espectáculo, con un juego bonito y que levantaba pasiones. Sus jugadores eran los mejores. Y empezó a admirar al equipo, a sus jugadores, sus jugadas y sus goles; y a seguirlos; a interesarse, etc. hasta forjar su relación de aficionado. Una vez tomada inercia, ya mantiene el seguimiento al equipo, aunque eso sí, es bastante normal que cuando el club, el equipo o sus jugadores no le reportan lo que vino a ser el germen de su vinculación, es el primero en renegar del equipo y ser el más crítico con sus protagonistas. Y no necesariamente debe venir por cuestiones deportivas, esa admiración puede venir por causas asociadas al club, incluso por su vinculación política. Mariano Schuster en su artículo, titulado “Club Atlético Revolución”, publicado en la revista “Nueva Sociedad”, sobre el Sankt Pauli de Alemania señala:
“El Sankt Pauli no tiene como característica los éxitos deportivos ni los grandes resultados. ¿A quién podían importarle? Lo trascendente fue y es el apoyo de la clase trabajadora, el grito libertario de los compañeros de bar, cancha y rebeldía. El Sankt Pauli no es solo fútbol. Sus valores –el antifascismo, el antirracismo, la tolerancia y la lucha contra la desigualdad– trascienden el campo de juego. Los vecinos de la zona roja lo saben bien. Ninguna organización de derechos humanos, ningún partido político de izquierda ni ninguna asociación civil ha salido a la calle a defender los derechos de las minorías sexuales y étnicas como lo han hecho los socios y simpatizantes del Sankt Pauli”.
Es bastante posible que a este tipo de aficionado ni siquiera le guste o interese el fútbol más allá que como espectáculo, como show para pasar un rato agradable y divertido, careciendo de cualquier tipo de pasión. Se define, más que como aficionado, como simpatizante. Blanca Chong, Eiko Gavaldón y Gabriela Aguilar, en un artículo publicado en Razón y Palabras, titulado “Identidad regional y fútbol”, hablan de otra dimensión del fútbol como deporte-espectáculo: “En nuestros días, el fútbol se ha convertido en un deporte-espectáculo que, en el plano de las significaciones, va más allá de la competencia deportiva para convertirse en un medio de construcción y expresión de identidades colectivas”.
-
AFICIONADOS SEGÚN SUS EXPECTATIVAS
Cualquier aficionado tiene con su equipo una relación do ut des, es decir, lo es porque espera algo a cambio, espera ser correspondido por el equipo. ¿O no?
2.1. Incondicional.
2.2. De Confort.
2.3. Ganador.
2.1. AFICIONADO INCONDICIONAL
Hay un tipo de aficionado que desarrolla un arraigo e identificación con el equipo que va más allá de lo deportivo, que no espera nada a cambio. Que se entrega de forma natural sin esperar ser correspondido más allá de la entrega y la defensa en el campo de sus colores. Este tipo de aficionado es un apasionado de su equipo.
Esto no quiere decir que no sea exigente con el equipo, sobre todo en la entrega en el campo y disfruta y sufre como nadie con las victorias y las derrotas, pero sabe que pase lo que pase, por muy malo que sea, a la temporada siguiente seguirá estando ahí. El equipo forma parte de él, es como un miembro más de su familiar. Si está arriba, genial, pero si está abajo, lo apoyará con más fuerza: “Hay que cantar con más fuerza si vamos perdiendo (…)”.
En un vídeo de promoción no oficial de la campaña de abonados 2007/08 del Cádiz CF, editado por Gaga y publicado en Portal Cadista, se plasma muy gráficamente este mensaje de sufrimiento y orgullo. Lo importante no es ganar, sino estar ahí. En el mensaje se dice: “(…) acostumbrados a sufrir: y que más da. Lo nuestro nunca ha sido la suerte, sino los cojones”.
2.2. AFICIONADO DE CONFORT
Podríamos decir que es el aficionado normal. A diferencia del “incondicional”, el equipo no condiciona su vida. En determinados momentos desconecta y cualquier actividad de su vida suele prevalecer por delante de un partido de su equipo. Su afición va íntimamente relacionada con las satisfacciones que le da el equipo, cuanto mejor van las cosas, más apasionado se muestra. Además de la victoria, busca también disfrutar del espectáculo, se aburre con frecuencia y come pipas en el campo para entretenerse y disfruta de un plato de croquetas cuando lo ve por la tele. Es de los que pregunta contra quién jugamos o cómo ha quedado en el partido recién jugado. Busca el confort.
Igualmente vive y sufre los momentos emocionales buenos y malos respectivamente, pero su fidelidad depende de los resultados. Eso sí, emocionalmente puede ser tremendo, y sus manifestaciones de alegría y sufrimiento puntuales excesivas. Se emociona, pero no lo siente. Si la cosa va mal o el equipo sufre un descalabro deportivo, dará un paso atrás y se quedará un poco al margen hasta que la situación vuelva a ser lo suficientemente motivadora para provocar su vuelta.
2.3. AFICIONADO GANADOR
Lo que busca es ganar. En los “aficionados de cuna” de los equipos grandes lo tienen fácil, pues coinciden las dos variables: es el equipo de mi tierra y es un equipo ganador. En el resto de los casos, en los “aficionados circunstanciales” que se han hecho del equipo por algún motivo concreto, lo que buscan y justifica su afición es ganar. Ganar él a través de las victorias del equipo. Así, cuando “su” equipo gana, presume y lo lleva a gala como si hubiera ganado él; pero claro, en momentos de vacas flacas y carencias de triunfos, entonces ya no es tanto del equipo y te viene a decir que bueno, que en verdad, “le da un poco igual”.
Reflejan los que en psicología viene a llamarse “efecto BIRG” (Basking In Reflected Glory, complacencia en la gloria reflejada), es decir sentir y vivir como propios los éxitos y triunfos de los demás. Posiblemente detrás de esta afición haya un trasfondo motivado por la necesidad de un refuerzo compensatorio de logros personales (déficit de autoestima).
-
AFICIONADOS SEGÚN EL GRADO DE SENTIMIENTO
Se dice con mucha ligereza que el “fútbol es un sentimiento” y más concretamente para referirse a la afición a un equipo. Pero… ¿Qué sentimiento? Y, sobre todo, ¿en qué medida? ¿Es pasional, es de admiración o es simplemente un sentimiento de simpatía? En cualquier caso, cualquiera de estos sentimientos es relacional, es decir se produce de alguien respecto a algo, que puede ser otra persona, un animal, una situación, un recuerdo, una actividad, una institución o incluso un ente abstracto.
QUÉ SENTIMIENTO: Respecto a qué sentimiento, habría que determinarlo, porque se habla como si sólo hubiese uno, pero hay muchos. Se presupone que se refiere a un sentimiento positivo, porque también los hay negativos (tristeza, miedo, hostilidad, frustración, ira, desesperanza, culpa, odio, celo…) o neutros (compasión o sorpresa). Centrándonos en los sentimientos positivos, esa relación del aficionado con el equipo puede ser de felicidad, humor, alegría, amor, gratitud, gratitud, simpatía, emocional o de ilusoria. ¿A qué sentimiento se refieren en la relación aficionado – equipo?
Desde la perspectiva de este artículo nos decantamos directamente por el de “AMOR”, es decir que la relación sentimental que se establece entre un aficionado y su equipo es de amor.
Y no confundir “sentimiento” con “emoción”, pues está viene implícita en el sentimiento como un momento irracional momentáneo que nos produce una sensación esporádica especial. Cuando se procesa y se racionaliza se convierte en sentimiento. Cualquiera, al margen del grado de su sentimiento, puede emocionarse en un momento determinado con un equipo, por ejemplo en la celebración de un gol o ponerse nervioso durante su transcurso y manifestarse con efusividad y hasta exaltación.
QUÉ GRADO SENTIMENTAL: Respecto a en qué medida se tiene ese sentimiento, hay que partir de la constatación de que todos los sentimientos tienen niveles, tienen graduaciones, no todas las personas lo tienen en la misma medida ni en las mismas relaciones. Unos sienten más unas cosas y menos otras y viceversa. Que sí, que los sentimientos son graduales, que no se pueden medir porque no hay escalas, pero que siempre son diferentes, dentro de los que los tienen, unos los tienen más y otros menos. Yo puedo “amar a los animales”, pero el amor que siente mi hermana por su perro es gradualmente mucho mayor que el que pueda sentir yo; me puede gustar el Carnaval y todo lo que lleva consigo, pero seguro que los hay que lo siente más y menos que yo. O con la fe religiosa, o con el amor a otra persona, etc. Y lo mismo con cualquier otra relación susceptible de provocar sentimientos.
Pues según el grado de ese sentimiento, el de amor a un equipo, se podrían definir hasta tres tipos de aficionados:
3.1. Apasionado.
3.2. Simpatizante.
3.3. Festivo.
3.1. AFICIONADO APASIONADO
Su relación sentimental con el mundo del fútbol es dual, por un lado está el fútbol como deporte, como espectáculo, incluso como seguidor o simpatizante de algún equipo; y por otro lado está SU EQUIPO. Fútbol y equipo son dos realidades muy claramente diferenciadas.
Las raíces son profundas, posiblemente desde edades muy tempranas y casi con total seguridad con un fuerte arraigo familiar (aficionado de cuna). Se ha mamado. Quizás antes incluso de dar los primeros pasos, se haya sentido contagiado por la tristeza de su entorno familiar, padre, madre, abuelo, abuela, etc. por la derrota del equipo; y a la inversa, haya vivido la felicidad por una victoria. Posiblemente, ya con sus primeros pasos, haya ido de la mano o en brazos de su padre, madre, etc. hacia el campo con la ilusión de ver a su equipo, aunque viera el partido sin enterarse de nada, pero cargándose de emociones y sentimientos. El proceso es imparable.
No sabrá argumentar sus sentimientos, no es que se haya “hecho del equipo”, sino que el “equipo es suyo”, forma parte suya desde siempre, el equipo es parte de su vida. Lo normal es que sea “aficionado de cuna” el equipo de su barrio, pueblo o ciudad, al margen de la categoría en que esté. También está vinculado al “aficionado incondicional” y su afición al equipo determina buena parte de su vida: cuando planifica algún viaje, evento, etc. lo primero que hace es mirar el calendario del equipo, su agenda viene condicionada por los partidos de su equipo, cuando juega su equipo, sobre todo en partidos decisivos, todo lo demás pasa a un segundo plano, etc.
Este tipo de aficionado lo suele ser del equipo de su ciudad o pueblo, el equipo de su casa. Difícilmente puede sentirse este sentimiento apasionado cuando la afición se ha creado respecto a un equipo con quien no se tiene ninguna vinculación natural, sino que se ha creado circunstancialmente. Pero cuando siendo de otro sitio se fragua este sentimiento, arraiga con mucha fuerza.
Por supuesto, el aficionado apasionado es un incondicional en el campo, animando de una u otra manera a su equipo, o simplemente callado, sintiendo en silencio, pero estando allí. Y cada vez que pueda, se desplazará para apoyarlo fuera de casa. Y pase lo que pase en la temporada, al año siguiente volverá a estar allí. Como este sentimiento, una vez forjado, dura para toda la vida, se puede seguir manteniendo si, por las circunstancias que sean, resulta imposible seguir y animar al equipo en sus partidos debido a que está alejado de la ciudad por cuestiones personales. En estos casos, el grado sentimental incluso puede aumentar, porque sufre en la lejanía y en la soledad de no poder compartir sus alegrías y tristezas. Pero en cuanto pueda, allí estará otra vez, junto a su equipo. En la película “El secreto de sus ojos” hay una escena donde se refleja esta relación de fidelidad para toda la vida.
Ignacio Ramírez Cisneros llama a este tipo de aficionados “aficionado seguidor”, en contraposición del «aficionado admirador»; y lo define en un artículo en “Panenka”: “(…) ata su lealtad a la institución que sigue por intermedio del sufrimiento vivido, esa contemporaneidad del dolor y la humillación experimentada en común (…)”.
Se irá creando un arraigo tal, que se terminará integrando al equipo como un miembro más del entorno familiar. Y como tal, no habrá condicionantes en el sentimiento, da igual si gana o pierde, juegue como juegue o esté en la categoría que esté. Y, además, será para siempre. Morirá con él.
“Papá, “por qué somos del Atleti?” era la pregunta que un niño hacía a su padre en el spot del Atlético de Madrid para la campaña de abonados de la temporada 2001/02, con el equipo en Segunda División por segundo año consecutivo. La frase y el spot lo condensan todo.
En la misma línea iba la campaña del Cádiz CF par la temporada 2017/18, donde ante la misma pregunta sobre el origen de su afición, varios reconocidos aficionados no tienen palabras y sólo pueden expresarse a través de gestos muy emocionales.
También lo explica muy bien Juan Luis Cano (Gomaespuma) en un artículo en El País, donde dice respecto a su hija: “(…) Irá al estadio con su padre y yo no le explicaré por qué vamos a ese campo y no sufrirá y de vez en cuando se le dibujará esa media sonrisa maquillada de incomprensión, fatalidad y leve tristeza cuando encajemos un gol. Mi hija no dará el éxito por supuesto y se alegrará más con las victorias de su equipo (…)”.
3.2. AFICIONADO SIMPATIZANTE
También tiene y manifiesta el mismo sentimiento de amor al equipo que el apasionado, pero no en la misma dimensión. Va en la línea del “aficionado confort”. Sigue al equipo, pero no de forma pasional. Es las derrotas desconecta, pero en la victoria es el primero y más jubiloso de la fiesta. Es quien exige al equipo más de lo que puede dar y todo lo demás es fracaso, llegando al extremo del derrotismo. Posiblemente en este grupo se encuadren quienes critiquen este artículo argumentando que no hay que hacer distinciones entre aficionado, que todos son iguales y que no hay que graduar los sentimientos. Si tú has llegado hasta este punto de lectura seguramente no estarás entre ellos, pues muy posiblemente ellos habrá desconectado de esta lectura al tercer o cuarto párrafo, si acaso.
3.3. AFICIONADO FESTIVO
En realidad, lo que busca es un entorno apropiado para la juerga y el cachondeo. Incluso se apunta a viajes para seguir al equipo en desplazamientos, aunque después si le surge un mejor plan, pues igual ni siquiera va al partido. El equipo es un motivo para pasárselo bien o hasta desconectar de una vida que no le agrada demasiado. Dos horas antes del partido ya está de juerga y ésta puede alargarse hasta mucho después de finalizado el partido. No tiene ni idea de fútbol, pero opina como el que más.
Muchos tipos de aficionados, muchas formas de sentir. Cada cual a su manera. Todos necesarios, pero unos más necesarios que otros.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!