Las variables del fútbol: deporte – competición – espectáculo
Al margen de su faceta empresarial, en la que no vamos a entrar, el FÚTBOL posee otras tres VARIABLES a través de las cuales puede ser interpretado desde diferentes ópticas. El FÚTBOL como deporte, como competición y como espectáculo.
1// EL FÚTBOL COMO DEPORTE
Prevalecen las connotaciones físicas y personales de los practicantes, esto es, de los jugadores: mantenerse en forma, hacer ejercicio, cuidar y potenciar la salud, el fortalecimiento de las cualidades físicas, etc. Desde esta perspectiva, deporte es la práctica del FÚTBOL, no su visualización como espectador.
2// EL FÚTBOL COMO COMPETICIÓN
En el FÚTBOL profesional no se juega para echar un rato como entretenimiento (salvo en muy excepcionalísimas ocasiones), sino para ganar. Prevalece así la connotación competitiva frente a la lúdica: se trata del enfrentamiento directo entre equipos, en igualdad de condiciones y con las mismas reglas de juego, con la única intención de GANAR.
Al igual que en la faceta deportiva, sólo los jugadores son partícipes del juego, pero a diferencia de aquella, la participación del aficionado, como espectador, es mucho más activa, ya que pese a no poder considerarse jugadores directos, al decantarse pasional y emocionalmente por unos colores, consigue involucrarse en la dinámica del mismo, de tal manera que tanto la derrota como la victoria de su equipo se convierten también en las suyas. Eso sin considerar las múltiples variantes lúdicas que propicia el FÚTBOL, desde las casas de apuestas, a las apuestas particulares, pasando por la competitividad dialéctica entre aficionados de distintos equipos.
Por otro lado, cuando el FÚTBOL es interpretado como un juego de competición y se viven unos colores con pasión y como algo propio, los medios y recurso utilizados para ganar (siempre que sean lícitos y reglamentarios, aunque a veces, ni eso) son siempre secundarios, pues lo prioritario es conseguir el objetivo final de la victoria. Es decir, primero GANAR y segundo hacerlo con un FÚTBOL brillante y de calidad. Si la victoria se consigue con el componente técnico y toda la belleza que ello conlleva, mejor que mejor, pero si para ganar es necesario usar otros componentes como la fortaleza física (presión al contrario y lucha y pelea sin cuartel), o tácticas menos vistosas y rudimentarias como el patadón y tente tieso, pues bienvenido sea. De nada sirve variar este orden jerárquico y realizar un FÚTBOL preciosista, de toque y brillantez, si al final el contrario nos machaca con dos contragolpes o le regalamos un gol en un fallo defensivo. Entonces se recurrirá a los tópicos de «jugamos mejor y perdimos», «nosotros pusimos el juego y ellos los goles», «ganó el peor», o «el resultado ha sido injusto». Pero…
- «Jugamos mejor y perdimos»: Viene a decir que superamos técnicamente al contrario, pero que, sin embargo, perdimos. Pero, aunque fuimos superiores en el componente técnico, no supimos conjugar bien el resto de los componentes que requiere la práctica del FÚTBOL, por lo que, realmente, no jugamos mejor. El otro equipo fue inferior técnicamente, pero forzosamente nos ha debido superar en otras facetas, bien físicas, bien tácticas, bien psicológicas, bien de acierto. No siempre gana el mejor técnicamente, pero lo que está claro, es que al final, quien se lleva el gato al agua y consigue la victoria, es siempre, ¡¡¡¡SIEMPRE!!!! el que ha jugado mejor globalmente, que no quiere decir que sea el mejor.
- «Nosotros pusimos el juego y ellos los goles»: Es una consecuencia directa de lo anterior, pues si bien es cierto que los otros pusieron los goles, no lo es menos que lo tuvieron que hacer usando los recursos del juego que el FÚTBOL pone a su alcance. Los dos equipos expusieron sus diferentes formas de interpretar el partido, y cada uno intentó sacar partido de sus legítimas potencialidades. Ellos lo consiguieron y nosotros, no. ¿Quién jugó, pues, mejor?, ¿quién puso realmente el juego? Cada uno puso su juego y además ellos pusieron los goles. La manida frase tendría, en todo caso, justificación lingüística si dijese «nosotros pusimos la calidad técnica y ellos los goles». Resulta grotesco cuando algún entrenador, jugador o periodista argumenta una derrota aludiendo a que “sólo nos falto marcar”, como si fuera un detalle nimio, sin importancia. No, os faltó lo esencial, lo más importante del fútbol, lo único que cuenta, ¡¡¡el gol!!! Se trata de marcar más goles de los que te marcan a ti. Eso es el FÚTBOL, lo demás no cuenta, salvo como herramientas para conseguirlo, pero no por sí mismas. Los partidos no se ganan a los puntos, ni por ocasiones, por remates o por la posesión del balón, se ganan por los goles.
- «Ganó el peor»: Por todo lo expuesto, parece evidente que no ganó el peor, aunque técnicamente sí lo haya sido. Al final de una competición o de un partido, el que gana, siempre, siempre… ¡SIEMPRE HA SIDO MEJOR! Eso si, el mejor de ese partido o el mejor de la competición, nada más allá. De lo contrario no tendría sentido que un equipo, por ejemplo, ganase la Champions y quedase tercero en su campeonato doméstico, en La Liga, por poner un caso. ¿Cómo puede ser el mejor de Europa si es el tercero mejor de España? Que el Cádiz CF le gane un partido al FC Barcelona no quiere decir que sea mejor equipo, pero sí que en ese partido concreto ha sido MEJOR. Un buen ejemplo es la Eurocopa de Naciones de 2004 en Portugal, ganada contra todo pronostico por la selección de Grecia.
Para muchos analistas, fue un resultado injusto, pues no ganó la mejor selección, amparados en que Grecia apenas creó juego de ataque, apenas propuso y siempre estuvo a merced del acierto de sus rivales, con una propuesta receptiva. Craso error. Grecia con un equipo de mucha menor calidad que las potentes Francia, Portugal, Inglaterra, España o la anfitriona Portugal, supo jugar sus bazas y sacar partido de sus potencialidades, siendo capaz de imponerse a la Francia de Zidane, Thuram, Makelele, Pires, Vieira, Henry o Trezeguet en cuartos; a la Holanda de Van der Saar, De Boer, Cocu, Seedorf, Sneijder, Van Nistelrooy, Robben o Kluivert en semifinales; y en la final, a la anfitriona ante toda su hinchada, la potente Portugal de Cristiano Ronaldo, Couto, Carvalho, Deco, Figo o Rui Costa. ¿Que no fue el mejor?, ¿que no ganó el mejor? Claro que sí. Grecia fue, sin duda, la mejor del campeonato y justo ganador del mismo, además, con doble mérito, por estar en inferioridad técnica con el resto de competidores. Fue la que mejor utilizó sus recursos para potenciarlos al máximo, a la vez que fue capaz de reducir las potencialidades de sus oponentes. Ninguno de sus jugadores pasará a la historia de los mejores, pero sí el conjunto de aquella selección.
- «El resultado ha sido injusto»: ¿Dónde radica la injusticia del resultado? ¿Acaso existe alguna norma o legislación que diga que siempre debe ganar el equipo que realice un FÚTBOL de mayor calidad técnica? La desconozco. Un partido de FÚTBOL no se gana a los puntos, sino computando el número de veces que cada equipo consigue colar la bola en la portería contraria, y el que lo consiga en más ocasiones, gana. Eso es todo. Y lo que es más relevante, existe un juez sobre la cancha que, como tal, está legitimado para administrar la justicia, y sólo los errores claros, evidentes y determinantes de sus decisiones pueden dar lugar a que un resultado sea considerado injusto. Salvo esta circunstancia, el que gana SIEMPRE ES JUSTO VENCEDOR.
3// EL FÚTBOL COMO ESPECTÁCULO:
Desde esta faceta, lo que prevalece es la espectacularidad, la brillantez, la diversión, el show, etc. En definitiva, pasarlo bien viendo un partido de FÚTBOL. No nos importa tanto de quien se decante finalmente el resultado. Aunque emocionalmente siempre se tiende a inclinarse por uno u otro equipo, el resultado es secundario. Así interpretado, el orden jerárquico expuesto en la faceta de competición, cambia radicalmente su orden: primero queremos que haya FÚTBOL técnico y de calidad, con jugadas bonitas, ocasiones y goles; y segundo (del que incluso se puede prescindir), que gane uno u otro equipo. Lo malo es que si en el FÚTBOL se prescinde de la faceta competitiva, lo que nos queda es un producto mucho menos atractivo, pues pierde toda la carga afectiva y emocional que lo hace ser LO MÁXIMO.
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