Aquel mítico Fondo Norte
Aquella inolvidable grada de cemento de Fondo Norte, de una única altura, quedará en el imaginario colectivo del cadismo como uno de sus grandes emblemas, cargada de recuerdos, de emociones y de anécdotas. Aquel mítico Fondo Norte estuvo durante 21 años, desde agosto de 1985 a noviembre de 2006.
En mayo de 1985, ya con la Liga finalizada y conseguido el ascenso a Primera división, se inicia el derribo del originario Fondo Norte de 1955.
Su construcción formaba parte de un proyecto inicial para montar una visera para tribuna y construir dos fondos nuevos, sustituyendo a los originales, que tenían forma curvada y estaban separados de las porterías por una pista de atletismo que rodeaba el campo, aunque entonces sólo se acometió el de Fondo Norte.
Apenas tres meses después, concretamente el 9 de agosto de 1985, las obras se dan por finalizadas, presentando el estadio un nuevo aspecto con la visera de Tribuna y el nuevo y altísimo Fondo Norte. Todo ello para calvario de los vecinos de detrás de dichas gradas, que dejaron de tener en sus ventanas y balcones un lugar privilegiado para ver el fútbol, como ya cantara la chirigota “Los Cubatas”, de Paco Rosado y Manolo Rocha, con aquel cuplé que terminaba diciendo:
“(…) yo no veo que el Cadi tenga un equipo pa está en primera; y es que desde mi balcón; no veo con la visera”.
Años más tarde, también desaparecería otra “grada” muy peculiar, la de la pasarela de Loreto.
El nuevo Fondo Norte, con una capacidad para unas cinco mil personas y prácticamente pegado a la portería, tuvo una magnífica aceptación por parte de los aficionados, no tardando en convertirse en el núcleo más animoso de aficionados, sobre todo desde mediados de los noventa por el colectivo “Norte Trompetero”. En esta grada surgió el popular cántico de «alcohol, alcohol, alcohol, hemos venido a emborracharnos, el resultado nos da igual«.
Su origen es en un partido frente a la UD Salamanca. Al descanso se llega con 0 a 3 y para colmo, cae una torrencial lluvia. Para rematar la faena, ese día comienza la prohibición de consumir bebidas alcohólicas. Este cúmulo de desgracias son reconvertidas en cachondeo por la afición y un grupo de aficionados llegados de Arcos de la Frontera comienzan a cantar “Arcos, Arcos…”, lo que unido a la carencia de alcohol se termina configurando el cántico. Al final, el Cádiz CF consiguió empatar el partido.
Posteriormente, durante las obras de Fondo Sur, también se ubicó Brigadas Amarillas.
El estreno del nuevo Fondo Norte en Liga fue el 4 de septiembre de 1985 en la segunda jornada de Liga, en Primera, frente al Racing de Santander, resultando apoteósico. El nuevo fondo estaba abarrotado y el ambiente era impresionante. Y encima se ganó el partido, por 2 a 1, con goles de Arica Hurtado y Amarillo. Aquel día se gestó una de las leyendas más bonitas de la historia de nuestro estadio, con esa grada cantando y animando a una sola voz. El propio equipo pareció sentir ese apoyo tan especial y se mantuvo invicto en Carranza durante ocho jornadas, ganado siete partidos y empatando uno. La primera derrota vendría en la última jornada de la primera vuelta, ante el Valencia CF.
Con el tiempo, se fueron sucediendo situaciones que quedaran para siempre en el recuerdo del cadismo, como aquellos cánticos dialogados con Brigadas, desde la otra grada, los famosos “hola fondo norte” – “hola fondo sur, cabrones…”, o el “hola don Pepito” – “hola don José”; o aquella tanda de penaltis contra el CD Málaga con medio fondo ocupado por la afición malaguista; o cuando pusieron una red para evitar que los balones fueran a la grada, pero que restaba visibilidad y en señal de protesta la gente abandonó el Fondo y se coló en Tribuna; o aquellas intervenciones de los bomberos por pequeños fuegos provocados por los lanzamientos de rollos de papel; o aquel personaje de la trompeta que tocaba el “Chihuaha». Y ese embriagador olorcillo waimaifly. O esos vuelos sin motor de teledirigidas latas, de arriba a abajo y de abajo a abajo.
Y de vez en cuando «¡kloooooooooogn!«, un despistado, que al levantarse, se pegaba tremendo cabezazo contra la barra amarilla, con el pertinente cachondeo del resto de la grada, «¡carajote, carajote…»
Pero sin lugar a dudas, la memoria cadista recordará siempre aquella grada de Fondo Norte por el colorido de los bengaleos y bufandeos; por los magníficos tifos, como aquella gigantesca camiseta amarilla; o aquella pancarta de “Carranza late por ti”; etc.
Un momento que muchos recordarán fue el vivido a mediados de los noventa cuando un aficionado ofendido se lió a puñetazos con todo el que se le ponía por delante. Se trataba de un aficionado, algo metidito en carnes, que veía los partidos desde abajo, de pie. Se hizo notar porque cuando caía el balón a la grada, se apresuraba a cogerlo y devolverlo al campo, tomando cierto protagonismo. Como es de imaginar, en su preparación de lanzarlo, la grada ya empezaba a corear el «iiiiiiiiiiiiiiiiiiin» y al culminar el lanzamiento sonaba a coro el «caaaaabrón». Era la época del retorno del Cádiz a Primera (1995/96) y las gradas volvían a estar a reventar, con muchas ganas de fútbol, pero también con muchas ganas de cachondeo. La grada no tardó en pasar del «iiiiiiiiiiiin Caaaaabrón» al «goooordo cabrón, goooordo cabrón – goooordo cabrón, goooordo cabrón…» con la música de la presentación de las chirigota «Las Viudas de los bisabuelos de 1955» de Manuel Sánchez Alba, «Noly».
Al principio el hombre seguía el rollo, pero llegó un momento que dijo basta, provocando una reacción aún más vurulenta de la grada. En un partido con la grada completamente llena, se empezó a corear el susodicho cántico, pero esta vez el tipo, tras avisar que se cortará, explotó y colérico y fuera de sí comenzó a subir la grada en busca de una víctima con quien pagar toda su ira. La atestada grada se abrió como las aguas del Mar Rojo por Moisés. El tipo golpeaba a todo lo que se movía hasta llegar a su presa, uno cualquiera, con quien se cebó, aunque sin mayores consecuencias, ante la reacción pacificadora de la grada. La broma tenía fin.
Para las obras de construcción del nuevo estadio, el 11 de noviembre de 2006, poco más de 21 años después, la emblemática grada de Fondo Norte sería derribada tras un partido de Segunda división con empate a cero frente a la UD Las Palmas. Una grada metálica fue el paso intermedio hasta la construcción del nuevo Fondo Norte.
El nuevo Fondo Norte, el actual, se inauguraría en el Trofeo del 2008.
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