Foto de equipo: de orgullo a vergüenza
La foto de equipo: de orgullo a vergüenza. Uno de los clásicos del fútbol desde prácticamente sus orígenes es la foto del equipo. La foto del once inicial formando para la fotografía, bien delante de un fotógrado aislado o de una pléyade de reporteros, dependiendo de la trascendencia del partido y del potencial del equipo. Pero esa foto, que repito, es un clásico desde prácticamente los orígenes del fútbol, tiene mucha mayor trascendencia del hecho en sí mismo, pues en la mayoría de los casos esa foto ni siquiera será publicada en los medios de comunicación. En el fondo, esa foto tiene una justificación fundamentalmente testimonial, es el principal aporte gráfico para la documentación, ya que desde el momento en que es hecha pasa a formar parte de la historia, de la historia del equipo e incluso de la historia del fútbol.
Y no sólo hablo del fútbol profesional, sino también del de cualquier equipo de barrio, amigos, familiares, partido benéfico o encuentro ocasional. En cualquiera de estos partidos, lo normal es hacernos esa foto que quedará para siempre entre nuestros recuerdos.
Para aquellos aficionados a los que nos gusta la historia del fútbol e indagar en sus entresijos, las fotos de equipo nos suponen uno de los documentos más apreciados. La información que se puede extraer de ellas es muy importante y reveladora, desde completar, confirmar o desmentir datos, hasta descubrir jugadores, rostros, equipaciones, alturas, etc.
Finales del siglo XIX: fotos de estudio
La estética de esta foto ha ido cambiando con los años, pero no demasiado. En los orígenes del fútbol, las rudimentarias técnicas fotográficas obligaban al equipo a pasar por el estudio para inmortalizarlo en una instantánea fotográfica.
En estos tiempos, la foto, el retrato, requería una gran preparación y la pose de los jugadores resultaba de lo más artificial, mostrando galantería, virilidad, porte y boato.
Normalmente el posicionamiento era bastante variado, dependiendo de la imaginación del maestro fotógrafo, pero casi siempre se colocaban de forma escalonada, en tres o cuatro filas, soliendo estar la parte primera sentada en sillas delante del grupo.
Primeras décadas del siglo XX: la foto más estética
Durante las primeras décadas del siglo XX, las técnicas fotográficas ya permitían el traslado de un equipo técnico hasta el terreno de juego, donde se tomaban las históricas instantáneas. En la formación para estas fotos, la distribución también podía variar, siendo bastante frecuente una formación con una buena parte de los jugadores de pie y uno, dos o tres agachados e incluso tumbados delante del grupo.
Pero también se pueden observar formaciones con estéticas más originales y creativas, como la formación en tres filas, la de detrás en pie, la intermedia agachada o sentada en sillas y la primera sentados en el suelo o tumbados en el suelo. En estas formaciones la situación del portero también era una importante cuestión estética para la foto, debido a su diferente indumentaria.
La realización de estas fotos no debía ser una cuestión baladí, pues deberían de suponer muchos minutos hasta su plasmación final. Otra formación clásica de estos años era la de plasmar a todo el equipo de pie, casi siempre bien formados, con pose recia y brazos cruzados y con una cierta angulación que daba a la instantánea una perspectiva de profundidad. La portería de fondo era un buen recurso estético.
De mediados a finales del siglo XX: la foto más clásica
Poco a poco se fue imponiendo en las fotos de equipo una formación algo más estándar, básicamente con cinco o seis jugadores de pie, algunos en puntilla para parecer algo más altos, estando en esta fila el portero, bien en el centro o uno de los lados, soliendo posar con los brazos cruzados sobre el pecho para mostrar las manos enguantadas; y otros cinco o seis delante en posición de completamente agachados, siendo generalmente uno de los extremos (en posición no tan frontal, sino algo escorado) el portador del balón, mientras que otro, normalmente el del centro, portaba el banderín del equipo.
También era un clásico mostrar una determinada pose común, como, por ejemplo, los brazos cruzados en los jugadores que están de pie o apoyados con una sola rodilla los de abajo. Este tipo de formación, esta imagen fotográfica del equipo, se ha conservado prácticamente desde los años cuarenta hasta principios del siglo XXI. Esto no quiere decir que en estos años aún se pudieran seguir viendo otros tipos de formaciones, manteniéndose la de todos de pie en angulación para la foto de toda la plantilla.
Principios del siglo XXI a actualidad: la moda del “caganer”
A partir de principios del siglo XXI comienza a extenderse una nueva modalidad de formación para la foto de equipo, en la que cambia básicamente la postura de los jugadores de delante, es decir, los que hasta ahora aparecían totalmente agachados. La forma habitual que desde entonces comienza a normalizarse para esta fila de jugadores deja de ser la de completa o casi completamente agachados (o apoyados sobre una rodilla) para ser la de semiagachados, es decir, con las piernas semiflexionadas. Una postura que queda sencillamente horrenda, ridícula y que provoda más la mofa que el respeto y la admiración, ya que al adoptar esa antinatural postura, el cuerpo adquiere forma de una especie de “c”, en la que la parte más atrasada (el culo) queda en contacto directo con los jugadores de atrás (que siguiendo con el símil de letras, adoptarían una postura parecida a la de la letra “F”), coincidiendo precisamente con la parte sexuada de éstos. De tal manera, la combinación de las letras sería algo así: “Fc”. Curiosamente las siglas de “Fútbol Club”.
Otra cosa que se viene a la cabeza nada ver a los jugadores posando de tal guisa es la del típico “caganer” propio de la tradición belenística catalana, aquel personaje que aparece en posición adeauda para “plantar un pino”, por lo que al ver a estos jugadores así sugieren que han sufrido un inmediato e inoportuno “apretón” y que para dar rienda suelta a su imperiosa necesidad no han tenido más remedio que asumir la pose “caganer”.
Una cosa absolutamente ridícula, que incluso da reparos guardar como testimonio histórico. Las fotos de equipo representan una época, un recuerdo inigualable que suele ser conservado como un tesoro en formato de postal, calendario o como póster que se exhibe orgulloso en la pared de una habitación. Pero realmente colocar en tu habitación un póster con un equipo formando a lo “caganer” resulta más que un orgullo, una vergënza, una grosería que provoca más la burla que la admiración. Se ha pasado del orgullo a la vergüenza.
Hipótesis sobre el origen de la formación tipo “caganer”
Buscar las razones de esta absurda moda de formación para la foto de equipo resulta complicado, pero me atrevería a sugerir una hipótesis. Considero que génesis podría venir por la mediación de lo que vengo en llamar “cultura de la inmediatez”, generada y potenciada fundamentalmente por el vertiginoso ritmo de vida actual, el estresante avance de las nuevas teconogías y las imposiciones subconscientes que nos crean para que todo se tenga que conseguir lo más rápidamente posible. Hay como una necesidad de hacerlo todo rápido, y eso se nota cuando los jugadores van a hacerse la foto. Se materializa en cuestión de muy pocos segundos, apenas llegan, se juntan, saltan los flashes y se acabó. Con estas prerrogativas, los jugadores apenas tienen tiempo para posicionarse, sino que llegan y hacen un mínimo gesto de agachado para no tapar al de atrás y listo para romper la formación.
Resulta todo un poco absurdo, y más teniendo en cuenta la cada vez más parafernalia mediática que rodea a los partidos de fútbol, pues no estamos hablando de echar diez minutos, sino apenas los segundos necesarios para formar correctamente, que no cuesta tanto. Parace como si fuese un grupo de abuelos jubilados a los que les cuesta agacharse del todo y que dudan de poder luego levantarse. Pero qué sentido tiene escamotear ese agachado para unos atletas que inmediatamente después van a realizar un esfuerzo físico al alcance de muy pocos. No lo entiendo.
El caso es que mi hipótesis se fundamenta en que el origen de la postura del “caganer” es debido a ese contagio de la “cultura de la inmediatez” y que luego se ha terminado imponiendo como una normalidad, de tal manera que parece haberse convertido en la forma habitual de hacerlo y se repite y se copia en todas las categorás, incluso en las secciones inferiores.
Y no importa la trascendencia de la competición o su potencial para que esa foto pase a la inmortalidad de la historia del fútbol. Ni siquiera se respeta eso. Porque se podría admitir esa pose (personalmente tampoco) si se trata de un partido más o menos insignificante, donde esa foto no tuviese demasiado valor histórico ni trascendencia, pero es que no se respeta ni en los grandes acontecimientos, en las grandes finales. Lamentables las fotos de equipo del Real Madrid y At. Madrid en la final de Champions 2014.
Esta teoría basada en la “cultura de la inmediatez”, sin embargo, choca frontalmente con el estilo de juego más apreciado en los últimos años, el que se viene a llamar “fútbol de posesión” o “tiki-taka”, donde se valora la paciencia, las jugadas largas, etc. frente al rechazo del fútbol más rápido y directo, que para muchos “entendidos” se considera antiguo, rudimentario y hasta primitivo. Sobre este tema se puede encontrar más información en el artículo “el falso mito del tiki-taka” en esta misma web.
Algunas gratas excepciones
Afortunadamente no todos los equipos han caido en este absurdo de la foto de equipo tipo “caganer”. Especial atención merece la liga italiana, donde algunos de sus principales equipos, como la Juventus, el Milan o la Roma, no sólo no han caído en esa moda, sino que han puesto un gran empeño en inmortalizar sus fotos de equipo posando con una especial dedicación.
Estas formaciones suelen hacerse la foto de equipo con los jugadores cogidos entre ellos por la cintura o por los hombros y los de la fila de delante con una rodilla (todos la misma) apoyada en tierra, creando una imagen de singular estética. Especial dedicación y tradición mantiene al respecto la Juventus, que viene practicando esta elegante pose (también es subjetivo) desde mediados de la década de los noventa, aunque algunas veces puede haber alguno que dé el “cante” rompiendo la estética de grupo.
En cuanto a las selecciones también encontramos agradables excepciones, destacando nuevamente los italianos, a cuya selección nacional se extiende la tradición de pose antes indicada para Juventus, Milan y Roma. También vienen a acogerse a esta agradable costumbre otras selecciones, como la portuguesa, que desde hace ya varios años también adquiere esta posición para la foto de equipo.
Otra excepción que se salva del ridículo es la selección de Inglaterra, que sin llegar al posado tan riguroso de Italia o Portugal, huye de la postura “caganer” y se mantiene con la pose más tradicional.
Personalmente no aspiro a tanto como italianos o portugueses, me conformo con una posición normal, como la de la selección inglesa, con los jugadores que posan en la linea de delante agachados completamente. No más. Pero nunca con esa ridícula pose de semiflexión propia del “caganer” o del que está dispuesto a recibir un “premio” por detrás.
El fútbol femenino y el fútbol sala
La formación tipo “caganer” para la foto de equipo ha surgido y se ha normalizado en el fútbol masculino, pero en los últimos años ha comenzado a verse también en las formaciones del fútbol femenino y en el fútbol sala.
Hasta hace muy poco, tanto en el fútbol femenino como en el fútbol sala se formaba con la pose más tradicional.
Y conste que no me caracterizo precisamente por ser un defensor de lo tradicional, ni siquera un sibarita de la estética, más bien todo lo contrario, simplemente me repelen algunas cosas por su imagen grotesca o ridícula.
Pues bien, tanto las mujeres como los futbolsaleros comienza también a dejarse contagiar de este lamentable virus del “caganer” y cada vez es más frecuente verlos formar con la susodicha postura.
Comparativa con otros deportes colectivos
Echando una revisión fotográfica a formaciones de equipos en otros deportes colectivos, como baloncesto, balonmano, rugby, hockey patines, hockey hierba o waterpolo, comprobamos que se sigue cuidando bastante la formación del equipo para la foto, a veces atendiendo hasta los más mínimos detalles.
Evidentemente en estos deportes todavía existe una conciencia de la trascendencia histórica que puede llegar a tener la foto de equipo, y eso que en comparativa con el fútbol, posiblemente tengan mucha menor repercusión mediática.
Conclusión
La reflexión sobre la formación de los equipos para la foto antes de los partidos, en el sentido de haber abandonado la tradicional de hacerlo con cinco o seis jugadores detrás, de pié, y otros tantos delante, completamente agachados, para pasar a la actual costumbre de hacerlo con la fila de delante posando con la postura de semiagachados (piernas semiflexionadas) a modo de “caganer”, resulta sencillamente ridícula y de vergüenza ajena.
Aunque evidentemente esto es una cuestión absolutamente subjetiva, pues habrá quien le guste. Y no se trata de una cuestión de tradición o fundamentalismo de la estética, sino simplemente de rechazo de la antiestetica, del ridículo y, si me apuran, hasta de las interpretaciones más grotescas a las que pueden dar lugar.
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